martes, 7 de octubre de 2014

El FMI y la "dictadura de los mercados"


¿Puede la zorra dejar de comerse a las gallinas?



En una buena parte de la izquierda se ha extendido la idea de que el FMI no es más que el “brazo armado financiero” de “los mercados”, un capital transnacional que se impone sobre los Estados ¿Es esto realmente así? ¿El FMI representa por igual los intereses de la JP Margan Chasse o del Banco de Santander?

No es verdad. Ofrecemos a nuestros lectores dos valoraciones de dos pensadores de filiación política antagónica. Por un lado Z. Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional durante la presidencia de Carter y uno de los principales estrategas del hegemonismo norteamericano. Y por otro lado James Petras, sociólogo estadounidense y una de las voces más respetadas en la izquierda revolucionaria mundial.

Ambos, desde una posición de clase antagónica -Petras para combatirlo y Brzezinski para defenderlo- coinciden en asegurar que el FMI -como el Banco Mundial, la OCDE o la OMC- no representan a ningún “gobierno mundial de los mercados” sino que son instrumentos de intervención económica del Estado norteamericano y la burguesía yanqui para imponernos su explotación global a todos los países y pueblos del mundo. El FMI y la supremacía global de EEUU “La supremacía global estadounidense está apuntalada por un elaborado sistema de alianzas y de coaliciones que atraviesan literalmente el globo.

"El imperialismo económico depende del poder político, de la capacidad del Estado imperial para intervenir" 

La Alianza Atlántica, encarnada institucionalmente en la OTAN, vincula a a los Estados más influyentes de Europa, haciendo de los EEUU un participante clave incluso en los asuntos intraeuropeos. (…)

Además, también debe incluirse como parte del sistema estadounidense la red global de organizaciones especializadas, particularmente las instituciones financieras “internacionales”. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial se consideran como representantes de los intereses “globales” y de la circunscripción global. En realidad, empero, son instituciones fuertemente dominadas por los Estados Unidos y sus orígenes se remontan a iniciativas estadounidenses, particularmente la conferencia de Bretton Woods de 1994”. (…) (Zbigniew Brzezinski)

FMI y Estados imperialistas
“Las llamadas "instituciones financieras internacionales” (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), no son realmente internacionales, puesto que son controladas por EEUU y en un menor grado por los Estados Europeos.
El poder de los votos en las "IFIs" se basa en la contribución financiera, y da a EEUU el poder de vetar o de imponer determinadas condiciones en los préstamos, lo que fuerza a quienes los reciben a privatizar, a desregular sus economías y a eliminar las barreras comerciales.
La estructura interna de las IFI se compone de una junta de directores que son delegados designados por el Tesoro de EEUU y los ministerios financieros europeos. Estos delegados designados siguen la política dictada por el Estado imperialista, que a su vez trabaja muy de cerca con Wall Street, la Bolsa de Londres, etc. En otras palabras, el carácter multilateral o internacional de estas instituciones financieras es una fachada que disimula el verdadero poder ejercido por los Estados imperiales en favor de sus multinacionales. El FMI, el BM y el BID no son poderes internacionales; son más bien extensiones financieras del Estado imperialista. (…)
El creciente poder de las corporaciones multinacionales de EEUU está ligado directamente a la influencia y dominación de Washington sobre las instituciones financieras internacionales. Ambos poderes fortalecen y expanden el imperio económico de EEUU: poder político e imperialismo económico de EEUU. Este imperialismo económico depende del poder político, de la capacidad del Estado imperial para intervenir y establecer regímenes que le sean favorables, así como códigos legales y garantías para la inversión económica de EEUU y el pago de las deudas. El Estado imperial de EEUU es el instrumento principal para conquistar y recolonizar regiones para los inversionistas, prestamistas y comerciantes”. (James Petras)

¿”Democratizar el FMI” o puede la zorra dejar de comerse a las gallinas?

 Frente al carácter cada vez más antipopular y reaccionario de la intervención del FMI en numerosos países, hay quien desde la izquierda propone como alternativa una “reforma democrática” de las “instituciones internacionales”.
"Ni Lula, ni Chávez, ni Kichner, ni Correa, ni Morales,... han pretendido nunca democratizar el FMI, sino expulsarlos de sus países"
 ¿Esta es la alternativa que nos conviene a los pueblos? ¿Confiar nuestro futuro a que el FMI se “democratice”? ¿O por el contrario lo que debemos hacer es lo que ya han hecho países como Brasil, Ecuador, Venezuela... Simplemente expulsar al FMI del país y recuperar la perdida soberanía económica?
Para Marta Harnecker, politóloga cubana que ha sido durante muchos años una de las principales referencias de la izquierda mundial, “el problema de la democracia actual es que la mayoría de las decisiones importantes no se toman en la sede de los parlamentos o de los gobiernos, sino en las del FMI, el BM, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, ... , cuyos miembros obedecen las directrices de las grandes corporaciones”
¿Es cierto que los Estados no intervienen en el FMI, que ha quedado a merced de la “dictadura del mercado”?
El FMI nació como una iniciativa del Estado norteamericano, y sus bases y fundamentos fueron redactados por el Departamento del Tesoro desde Washington. Desde entonces la política del FMI se ha dirigido desde Washington.
Son el resto de Estados, los que soportan la intervención norteamericana y los países del Tercer Mundo, los que nos tienen ni voz ni voto en el FMI... porque es la superpotencia norteamericana la que lo monopoliza todo.
En su último informe político, Izquierda Unida plantaba que la alternativa a la dictadura de los mercados es “ la democratización de las instituciones internacionales, el desarme de las grandes potencias e ir a un nuevo proceso constituyente que construya una Europa social y de derechos. Y someter al FMI y el BCE, que carecen de legitimidad democrática, al control político de los gobiernos”.
Proponen como alternativa la “democratización” de los instrumentos de intervención del hegemonismo (FMI, BCE,...), como si esto fuera posible. Incluso se plantean que es posible conquistar “un gobierno democrático del mundo”, reformando la ONU. O imponer a EEUU el desarme y la disolución de la OTAN. ¿Puede existir un dominio hegemonismo “democrático” y “pacífico”? ¿Puede reformarse la naturaleza de las zorras para que dejen de comerse a las gallinas?
Ni Lula, ni Chávez, ni Kichner, ni Correa, ni Morales,... han pretendido nunca democratizar el FMI, sino expulsarlos de sus países. Porque esta es la única alternativa posible para poder aplicar otras políticas. En los años 80 y 90, el FMI hacía y deshacía en el mundo hispano, imponiendo draconianos planes de ajuste que empobrecieron a la población mientras ofrecían gigantescos beneficios al gran capital norteamericano o europeo.
Si se aceptaban los dictados del FMI la economía se hundía, y si la economía se hundía era necesaria una nueva intervención del FMI que imponía medidas todavía más draconianas.

La solución a este callejón sin salida fue simplemente cortar el nudo gordiano. Los gobiernos antihegemonistas que ganaron en Brasil, Ecuador, Venezuela, Argentina... siempre comenzaron de la misma forma: comunicando al FMI que saldaban sus deudas y exigiéndoles que abandonaran el país. A partir de ese momento pudieron impulsar, de forma soberana, la política económica que se correspondía a los intereses nacionales y populares. Por eso, en plena crisis del mundo occidental, Iberoamérica sigue creciendo a buenos ritmos.

Así han actuado también los BRICS. En la última cumbre Fortaleza han decidido crear una “alternativa al FMI”, a través de un Banco de Inversiones propio, dotado con 100.000 millones de dólares de capital y otros 100.000 millones más de fondo de reserva. Dirigido a impulsar los proyectos de desarrollo de los países del tercer mundo y a blindar las divisas de las potencias emergentes frente a nuevas turbulencias financieras como las desatadas por EEUU tras la crisis de 2007. Esta decisión de los BRICS es el desafío más serio lanzado nunca contra la hegemonía del dólar desde la creación del actual sistema monetario mundial, con el dólar como núcleo, en 1944 en Bretton Woods.
Para continuar su expansión económica independiente, los BRICS necesitan imperiosamente romper con el dominio norteamericano, expresado a través del FMI

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