jueves, 18 de diciembre de 2014
Agonía de un rescate
Atrapado entre las exigencias de más ajustes de la troika y un país agotado por la reiteración de una receta fallida, el Gobierno griego tira de optimismo.
Los democratacristianos y sus aliados socialistas aprobaron ayer un presupuesto que irrita tanto a la izquierda helena como a los grandes acreedores internacionales, por razones opuestas. Ambos tildan de poco realista la previsión de crecimiento del 2,9% en la que se basa la propuesta del Gobierno de Andonis Samarás. El presupuesto aprobado prevé sustanciales reducciones de impuestos: ni la recuperación de prestaciones sociales reclamada por la oposición, ni su reducción, junto a un aumento de impuestos, exigida por los acreedores. Samarás siente en la nuca el aliento de una pujante Syriza, e intenta alejar el escenario de unas elecciones anticipadas con Grecia todavía sujeta al dictado de la troika.
Desde 2010 el espectro del impago de la deuda y expulsión traumática del euro fue conjurado a un precio altísimo. La recesión, que se llevó un cuarto de la riqueza del país, apenas tocó fondo en 2014, y la recuperación tardará lustros.
Por imperativo de la troika, Grecia es el país de la OCDE donde el gasto social más rápido cayó en los últimos dos años: las consecuencias se hacen notar en todos los ámbitos de la vida, especialmente para los más vulnerables. Pese a todo el esfuerzo, y en buena parte a causa de él, la deuda ha seguido subiendo.
En octubre, Samarás ganó, con 155 votos de 300, una moción de confianza en el Parlamento con la promesa de sacar a Grecia del rescate antes de 2015; un rescate extendido medio año más, como pedían Alemania y la Comisión, dificultaría en extremo sumarles otros 25 diputados, imprescindibles para elegir a un nuevo presidente, en una votación prevista inicialmente para febrero que ha sido anticipada a diciembre. En este caso, habría que ir a elecciones inmediatamente. Syriza, que aventaja en 7 puntos al partido del Gobierno y partiría como favorita, sería la gran beneficiada de votar todavía bajo el rescate.
Los miembros del Eurogrupo, conocedores de esta ecuación, aprobaron este lunes una extensión de sólo dos meses para el rescate: Berlín y Bruselas cedieron ante la perspectiva de tener que negociar su conclusión con un Gobierno de Syriza. El Eurogrupo prefirió renunciar a extraer más sacrificios del Gobierno griego y priorizó la voluntad de cortarle el paso a la izquierda griega. Para lo último, tal vez sea tarde. Se acerca el final del rescate a Grecia, el peor producto de un nefasto sistema de negociaciones bajo cuerda, que tanto daño le ha hecho a Europa. Con su decisión, el Eurogrupo puede haber retrasado una estocada mortal a esta opaca diplomacia de la deuda por parte de su principal víctima, la ciudadanía griega, en las urnas. Incluso sin elecciones en marzo, sin embargo, con este final agónico e improvisado será todavía más difícil convencer a los griegos de que el segundo rescate, que tantos sacrificios les costó, haya sido un éxito.
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