Una oportunidad para Grecia.... y para Europa
La triple derrota del gobierno de Samaras en la votación para elegir al nuevo presidente ha abocado a Grecia a elecciones anticipadas el 25 de enero. La posible victoria de Siryza, además de suponer un vuelco interno para el pueblo griego, tendría las consecuencias de un auténtico terremoto político para toda la UE
Si a principios de 2010, el rescate de Grecia -es decir, el inicio de la aplicación del proyecto de intervención y saqueo a gran escala por el hegemonismo- actuó a modo de una ficha de dominó, cuya caída arrastró tras de sí primero a Irlanda, después a Portugal, más tarde a España y Chipre, llegando incluso a amenazar a Italia y Francia; el comienzo del 2015 puede significar nuevamente la caída de la ficha de dominó griega, sólo que esta vez en una dirección completamente distinta.
La triple derrota del gobierno de Samaras en la votación para elegir al nuevo presidente de Grecia ha abocado al país helénico a la convocatoria de elecciones anticipadas para el 25 de enero. Un resultado no previsto ni deseado por el hegemonismo y las fuerzas de la oligarquía griega, pero que ha resultado inevitable después de que Samaras fuera incapaz de ofrecer ni una sola medida de oposición a los dictados del FMI y Berlín para ganar aliados en la votación.
Nueva subida del IVA, aumento del precio de los medicamentos, restricciones a las ayudas a los desempleados, más recortes en gastos sociales,... son las medidas exigidas imperiosa e inflexiblemente a Atenas en 2015. La sumisión de Samaras a los dictados del FMI y Berlín han provocado la derrota de su candidato a presidente. Y la Constitución griega obliga en ese caso a convocar elecciones anticipadas en un plazo inferior a un mes.
"El pueblo griego inventó la democracia. Ahora se dispone a ejercerla para recuperar su soberanía perdida"
Elecciones en la que todas las encuestas vienen indicando reiteradamente desde hace más de un año la más que probable victoria de Siryza, el partido de la izquierda antihegemonista radicalmente opuesto al saqueo de la troika sobre su país.
En las elecciones de 2012, sólo la feroz campaña del miedo desatada por la oligarquía griega y Berlín impidieron, por la mínima, la victoria de Siryza. En esta ocasión van a a utilizar -están utilizando ya- esta misma táctica multiplicada por mil.
Pero en tres años, el pueblo griego ha seguido comprobando como aquellos que le amenazaban con el caos en caso de una victoria de Siryza no han hecho más que continuar con la ejecución implacable de las medidas que le han condenado a unos niveles de empobrecimiento y miseria como no se conocían desde la IIª Guerra Mundial. Por eso, al hegemonismo y la oligarquía griega no les va a resultar nada fácil repetir la misma jugada con éxito.
Ya las pasadas elecciones europeas dieron como ganador a Siryza. Y dado el mecanismo del sistema electoral griego, pensado para fortalecer el bipartidismo otorgando 50 escaños de más al partido vencedor de las elecciones, no es nada descabellado pensar que podemos encontrarnos a finales de enero con una Siryza ampliamente mayoritaria en el parlamento.
Su posible victoria, además de suponer un vuelco interno para el pueblo griego, tendría las consecuencias de un auténtico terremoto político para toda la UE. Y no sólo por las transformaciones internas. Sino porque una victoria de Siryza sería la señal evidente del profundo cambio en la correlación de fuerzas política y de clase por el que están transitando numerosos países europeos. Y con él, las relaciones entre los países periféricos del sur -los despectivamente llamados PIGS- y el centro de gravedad alemán pueden empezar a verse seriamente alterados.
Una victoria de Siryza provocaría inmediatamente sobre el tapete del tablero europeo distintos impactos de alta intensidad.
-En primer lugar, la evidencia material ante todos los pueblos europeos que sí se puede derrotar a la troika y sus lacayos en cada país. La victoria de Siryza abriría en Europa una coyuntura marcada por una fuerte tensión, agitación e inestabilidad política fruto de la creciente contradicción entre las necesidades hegemonistas de intensificar el saqueo y la respuesta cada vez más organizada políticamente de los pueblos. Tras cinco años de aplicación del proyecto de intervención y saqueo, la correlación de fuerzas política y de clase en muchos de los principales países europeos ha cambiado sensible y velozmente, lo que tiende a reflejarse en los resultados electorales y el creciente apoyo a fuerzas que -con mayor o menor intensidad y consecuencia- se oponen a puntos esenciales del proyecto hegemonista.
"La victoria de Siryza provocaría en el tablero europeo distintos impactos de alta intensidad"
-En segundo lugar, la creciente conciencia en sectores cada vez más amplios de las sociedades europeas de que para defender nuestros intereses, los pueblos tenemos que dotarnos de fuerza política organizada en torno a un programa antihegemonista como el que representa, en lo principal, Siryza. Una coalición de partidos de izquierdas opuestos a los recortes y a la pérdida de soberanía del país.
-Por último, la victoria de Siryza obligaría -a pesar de todas sus amenazas- al FMI y Berlín a tener que negociar el pago de la deuda y la aplicación de las medidas de recortes y saqueo con un país al que han insultado, despreciado, oprimido, expoliado y saqueado hasta el
tuétano en estos cinco años. Constituiría, por tanto, una victoria sin paliativos para el pueblo griego y un retroceso para el hegemonismo. Fortaleciendo así la confianza de los pueblos de los países europeos, especialmente los del sur, en sus propias fuerzas y en su capacidad de hacer retroceder a sus enemigos.
En las escasas semanas que quedan hasta el 25 de enero, las fuerzas de la oligarquía griega, amparadas y dirigidas por Washington y Berlín, van a utilizar todo tipo de maniobras -legales, ilegales y alegales, abiertas y encubiertas, pacíficas y violentas,...- para tratar de impedir a toda costa el triunfo de Siryza.
Nosotros, por nuestra parte, confiamos en el pueblo griego, en su capacidad de resistencia y de lucha, en su indoblegable voluntad de defender su derecho a decidir su propio destino. Ellos inventaron la democracia. Ahora se disponen a ejercerla para infligir una severa derrota a nuestros enemigos y recuperar su perdida soberanía
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