El salto al Imperialismo.
Iª TESIS:
España abre el siglo XX –justo cuando el capitalismo ha culminado el salto a su fase imperialista y
un pequeño puñado de grandes potencias se han repartido el mundo por completo– sometida a una drástica degradación, a una permanente intervención política y militar, condenada a un desarrollo económicolimitado, subordinado a las necesidades del capital extranjero y que nos impone un gigantesco saqueo exterior de las riquezas nacionales.
Cuando el mundo pasa a dividirse entre países imperialistas y pueblos y naciones sometidos,
España ocupará el segundo lugar.
-En 1900 el mundo ya está enteramente repartido entre un pequeño puñado de grandes potencias
imperialistas. Inglaterra clava su bota desde Egipto hasta la India. Francia construye su imperio colonial en Africa y Asia. Alemania, que a principios del XIX todavía era una confederación de pequeños estados, acomete un proceso imparable de expansión. EEUU se convertirá en los primeros años del siglo XX en líder de la producción mundial y acelera su expansión en lo que considera su “patio trasero”. Incluso Italia culmina un proceso de unificación que será al mismo tiempo un “risorgimento” nacional, fijando sus ojos en los Balcanes, el norte y el este de África.
Por el contrario, para España el paso al imperialismo supondrá un nuevo descenso en su degradación
en el concierto de naciones. Si el Imperio Británico había despiezado el mundo hispano, sometiendo a los nuevos Estados a una férrea dependencia, EEUU se apoderará de Cuba, Puerto Rico o Filipinas, convirtiéndolas en colonias de facto.
Territorio colonial conquistado por las principales potencias durante el periodo 1800-1914
País millones de
KM cuadrados habitantes
Inglaterra 33,5 393,5
Francia 10,6 22,3
Alemania 2,9 9,7
EEUU 2,7 10,2
España -22,7 -189.8
-A través de la intervención político-militar del imperialismo sobre el corazón del Estado y de la
nueva oligarquía se impone un desarrollo capitalista limitado, subordinado a los intereses de las principales potencias imperialistas y con una abrumadora presencia del capital extranjero monopolizando las principales fuentes de riqueza.
El grado de desarrollo español (o mejor dicho de subdesarrollo por debajo de las potencialidades
nacionales) limitado por la dependencia y el saqueo exterior, se aleja cada vez más de las grandes potencias que han dado el salto al capitalismo monopolista. Si en 1875 la renta española por habitante suponía el 45% de la británica y el 56% de la estadounidense, en 1914 este porcentaje ha descendido hasta el 40% y el 39%.
A pesar de que a principios del siglo XX se forman los primeros grandes bancos nacionales (Bilbao y
Vizcaya en Euskadi, Hispanoamericano o Banesto en Madrid) que se convertirán en los nódulos de la oligarquía financiera, en 1900 el sistema financiero español sigue dominado por el gran capital francés.
La base material de la nueva oligarquia española sigue siendo extremadamente débil. En 1900 la suma de los activos totales de todos los bancos españoles suponía solo el 39% del PIB español, muy lejos de la media del 104% del resto de Europa.
Y el mayor banco español, Banesto, se formará en 1902 por iniciativa del Paribas francés. Hasta 1927
será dirigido por un comité desde París, y estará obligado a entregar el 40% de sus negocios más lucrativos a la matriz francesa.
Los sectores económicos más rentables siguen bajo dominio de un capital extranjero con una
presencia abrumadora. El 70% de las vías ferreas españolas seguía controlado en 1900 por el gran capital francés (los Periere y los Rotschild).
La misma extensión de las vías férreas, uno de los principales motores del impulso del capitalismo en el siglo XIX, evidencia el grado de postración español.
Comparación kilómetros de vías férreas en 1890
País Miles de Kmts
EEUU 268
Inglaterra 107
Alemania 43
Francia 41
Rusia 32
España 10
En 1900 el 70% de la producción minera española sigue en manos del capital extranjero. La mayor
parte de la producción se destina a la exportación (por ejemplo, el 90% del hierro español se dirige a Inglaterra y Alemania), al servicio de las necesidades de la gran industria de la principales potencias.
En 1902 se forman los Altos Hornos de Vizcaya, la primera gran industria con capital español. Pero está a años luz de la gran producción desarrollada por las principales potencias. Entre 1885 y 1905 se cuadruplica en España la producción de acero, pero significa apenas el 0,02% de la producción alemana.
El desarrollo de las grandes industrias de la segunda revolución industrial a finales del XIX y principios del XX (electricidad, química, petróleo...) tendrá también una abrumadora presencia del capital extranjero, especialmente alemán y norteamericano.
Será necesario el debilitamiento de las grandes potencias imperialistas a raíz de la Iª Guerra
Mundial para que la economía española dé un salto. Y habrá que esperar hasta el régimen de Primo de Rivera donde se cuestionarán los intereses imperialistas tradicionales en España, para que se desarrolle verdaderamente el capitalismo monopolista en nuestro país a partir de 1923. Es decir, prácticamente con 50 años de retraso frente a las potencias desarrolladas.
-Ante el temor a la irrupción del proletariado revolucionario, la defenestración de la Iª Republica
supone la renuncia definitiva de la alta burguesía española a hacer su propia revolución, agudiza su entrega a las potencias imperialistas más poderosas del momento, y acelera la fusión entre los círculos más reaccionarios de la burguesía (terrateniente y bancaria) con la aristocracia terrateniente. Lo que lastrará su propio desarrollo económico.
No es ninguna “maldición bíblica” o “defecto congénito” de los españoles nuestro histórico atraso
económico, sino la existencia de una clase dominante entregada a la intervención imperialista la que desde entonces hasta hoy ha impedido el desarrollo de una economía avanzada.
-La restauración borbónica en la figura de un Alfonso XII apadrinado por Inglaterra abre un régimen que será la expresión más acabada del dominio imperialista y oligárquico.
El régimen de la Restauración, vigente hasta 1923, limitará la vida política nacional. Por arriba con una élite caduca y endogámica, directamente vinculada a la oligarquía y plataforma de intervención de las grandes potencias. Por abajo con un asfixiante dominio caciquil.
La ausencia de una revolución burguesa en España va a lastrar el desarrollo político y económico del país. Permitiendo la pervivencia de una desmesurada influencia de la aristocracia y la Iglesia. Manteniendo hasta bien entrado el siglo XX rasgos y estructuras feudales, sobre todo en el campo, que paralizaban el desarrollo capitalista.
En síntesis:
1º.- La burguesía española es débil porque es dependiente, y es dependiente porque está intervenida.
2º.- La intervención política y militar de las potencias imperialistas sobre el estado español busca sistemáticamente adueñarse de las principales fuentes de riqueza, siendo la causa principal del famoso “atraso español”.
3º.- El temor ante la irrupción del proletariado revolucionario, es el factor determinante para que la burguesía española renuncie a hacer su propia revolución. Acelerando la formación de una oligarquía financiera y terrateniente congénitamente débil y subordinada a las potencias imperialistas.
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