viernes, 27 de mayo de 2016

Solo hay dos destinos para España:


O Redistribución de la Riqueza

O un mayor empobrecimiento

Actualmente solo hay dos caminos posibles para España O avanzamos por un camino de Redistribución de la Riqueza. O, de no hacerlo, solo podemos esperar hundirnos en un empobrecimiento cada vez mayor para la inmensa mayoría de la población y para el conjunto del país.

Y no existe un “camino intermedio” entre estos dos. No es posible “suavizar” los recorte o“flexibilizar” el saqueo. No es cierto, como nos plantean algunos, que sea posible mejorar las condiciones de vida de la población sin redistribuir la riqueza.


O Redistribución de la Riqueza o un mayor empobrecimiento para la población. Son dos destinos antagónicos, dos modelos estratégicos de país totalmente excluyentes. Y avanzar en uno u otro va a decidir como vamos a vivir en los próximos 10 ó 20 años. Pero también va a determinar el futuro inmediato de nuestros salarios, de la sanidad o la educación públicas, de la democracia y las libertades...
Lo que en las elecciones del 26-J nos ofrecen algunas de las candidaturas que se presentan como la alternativa para “acabar con la austeridad impuesta por los gobiernos del PP” es un “plan de rescate ciudadano” que limite el aumento de la pobreza y la exclusión social a la que se condena a un sector de las familias españolas, un incremento de los gastos sociales de entre 60.000 y 92.000 millones sobre la base de aumentar el endeudamiento público, y una reforma fiscal dirigida a cargar con más impuestos a profesionales o pequeños y medianos empresarios.

Esto no tiene nada que ver con  Redistribuir la Riqueza. Es exactamente lo contrario.

Redistribuir la riqueza es poner los enormes recursos de los que dispone la economía española al servicio de los intereses del país y de las necesidades de las clases populares y el 90% de la población. Frente a que en la actualidad esos recursos sean utilizados y disfrutados por una minoría de bancos y monopolios, nacionales y extranjeros, para enriquecerse ellos a costa de saquear al pueblo y esquilmar al país.

O empezamos a avanzar en un camino de Redistribución de la Riqueza, transfiriendo una parte de los recursos que se han apropiado bancos, monopolios, grandes fortunas y capital extranjero hacia la satisfacción de las demandas fundamentales de la población y a impulsar un desarrollo independiente de la economía nacional. O nuestro único destino es el de sufrir un empobrecimiento todavía mayor.

El origen de todos los males, y que los discursos dominantes ocultan, es dónde está la enorme riqueza que existe en España. De ella participamos cada vez menos las clases populares, a pesar de somos los que la generamos. Y se apropian de ella, en una proporción creciente, los grandes bancos y monopolios españoles, las grandes fortunas oligárquicas, y sobre todo el gran capital extranjero.

Hay que poner fin a esta situación. No solo frenando o revirtiendo el saqueo que hemos sufrido en los últimos seis años, sino sobre todo Redistribuyendo la Riqueza, colocando esos enormes recursos de los que se ha apropiado una ínfima minoría al servicio de las necesidades del desarrollo del país y de la población.
De no hacerlo así, de no empezar a emprender ya el camino de una auténtica Redistribución de la Riqueza, el destino inevitable que nos espera es el de un mayor empobrecimiento para el 90% de la población, incrementando el abismo social.

Esto es lo que está en juego en estas elecciones. Lo realmente “decisivo”.

Partiendo de los datos y hechos de lo que ha sucedido en España desde el inicio de la crisis. Aclarándonos sobre cuáles son las razones y el origen de los recortes y el saqueo que sufrimos la inmensa mayoría. Para desde ahí poder plantear una alternativa que de verdad defienda nuestros intereses.

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