En esta primera parte buscamos demostrar cómo las tesis establecidas por Lenin, hace ahora
cien años, definen con rigurosidad al imperialismo. Y que no solo conservan
toda su vigencia, sino que resultan tan imprescindibles para comprender lo que
sucede en el mundo como lo es la ley de la gravedad para un físico.
Lo que
pretendemos demostrar es que:
En primer lugar, vivimos bajo el capitalismo
monopolista de Estado, donde el dominio de clase de un pequeño puñado de
oligarquías financieras (las propietarias de los principales bancos y
monopolios) se impone a través de su poder sobre gigantescos Estados
imperialistas, cuya misión es defender los intereses de estas burguesías
monopolistas imperialistas.
No nos
enfrentamos a “dictadura de los mercados” que derrumban Gobiernos. Tampoco a
los “monopolios sin Estado”, o a un capital transnacional sin patria por encima
de los Estados. Los principales explotadores y opresores del planeta son un
pequeño puñado de potencias imperialistas, a cuya cabeza, y por encima de todas
las demás, está la superpotencia norteamericana.
En segundo lugar, buscamos demostrar que el
imperialismo es la fase monopolista del capitalismo, en la cual, siguiendo a
Lenin, “el capitalismo se ha transformado en un sistema universal de
sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de
la población del planeta por un puñado de países imperialistas”.
Frente a quienes
solo ven el imperialismo cuando se manifiesta a través de invasiones, guerras o
golpes de Estado, que admiten la intervención imperialista en Venezuela pero la
niegan en España, y difunden la idea de que es posible “otra política” -no
imperialista, no violenta- bajo el capitalismo monopolista.
Y en tercer lugar, vamos a partir de que sin
conquistar la independencia nacional frente al dominio hegemonista e
imperialista son imposibles las transformaciones sociales que nuestro pueblo
necesita.
No nos enfrentamos
al “neoliberalismo”, que ha impulsado “las políticas de austeridad”, sino a una
única superpotencia, EEUU, convertida en el enemigo principal de todos los
países y pueblos del mundo. Y cuya intervención es, desde hace más de sesenta
años, particularmente intensa en España.
Quienes dirigen
nuestra mirada hacia “los excesos de las castas internas”, afirmando
explícitamente que “no tendremos problemas con los actores exteriores”, están
ocultando que España es un país intervenido y dominado, por el hegemonismo
norteamericano, y también por el imperialismo alemán.
Todas estas posiciones, que se
presentan como un análisis novedoso frente a un marxismo al que consideran
superado, fueron ya pulverizadas por Lenin hace exactamente un siglo. Como
entonces, lo que ahora buscan es ocultar a los verdaderos enemigos, borrar el
antagonismo de sus intereses con el del 90% de la humanidad, confundir acerca
de quiénes son los auténticos amigos a los que debemos unirnos y extraviar la
lucha de la gente más consciente y revolucionaria, para entregarla atadas de
pies y manos en brazos del hegemonismo y el imperialismo.
Nosotros, en esta
primera asignatura pretendemos demostrar que sólo partiendo de Lenin y de su
análisis certero de la transformación del capitalismo en imperialismo es
posible analizar y comprender el mundo actual y los cambios que se están
operando en él.
Y para ello vamos a seguir y estudiar paso
a paso en esta primera asignatura los cinco rasgos fundamentales del
imperialismo fijados por Lenin, la síntesis de las conclusiones de su estudio:
1)
La concentración
de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de
desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel
decisivo en la vida económica;
2)
La fusión
del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este
"capital financiero", de la oligarquía financiera;
3)
La exportación
de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere
una importancia particular;
4)
La
formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas,
las cuales se reparten el mundo, y
5)
La
terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias
capitalistas más importantes.
El imperialismo es el capitalismo en
la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los
monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer
orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los
trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del
mismo entre los países capitalistas más importantes”.
1ª).- Es la concentración del capital y de la producción la que conduce, al llegar a un muy elevado grado de desarrollo, al monopolio, que pasa a desempeñar un papel decisivo en la vida económica.
- El monopolio es fruto de la competencia, pero a la vez representa la sustitución de la libre competencia por los monopolios capitalistas.
- Este salto del capitalismo de libre cambio al capitalismo monopolista es consecuencia inevitable de las leyes objetivas, universales e inherentes al capitalismo.
El
imperialismo es la fase superior, la fase monopolista, del capitalismo.
“La
transformación de la libre competencia en monopolio es el fenómeno más
importante del capitalismo moderno. La concentración, fruto de la competencia,
por si misma, al llegar a un grado determinado de desarrollo, conduce al
monopolio. El capitalismo se transforma en imperialismo únicamente al llegar a
un grado muy alto de su desarrollo”. (Lenin) [A partir de aquí, utilizaremos la “cursiva” para la
reproducción textual de Lenin]
La base de la aparición de los
monopolios es la misma batalla de la competencia capitalista, que obliga a
ampliar, incrementar y concentrar constantemente el número y el volumen de los
capitales. Pero a su vez, “la aparición del capitalismo monopolista
significa, desde el punto de vista económico, la sustitución de la libre
competencia por los monopolios capitalistas”.
Los datos de algunos de los principales sectores productivos
evidencian el altísimo grado de concentración monopolista.
Diez grandes monopolios de la industria
aeroespacial y de defensa controlan el 75% de la producción mundial, y
tienen unas ventas anuales conjuntas de
cerca de 380 mil millones de dólares, una cifra superior al PIB de Dinamarca.
Un
sector relativamente nuevo, como el de los ordenadores, se ha
monopolizado aceleradamente. Los cinco mayores monopolios controlan ya el 66,8%
de las ventas mundiales. Y en internet apenas 5 monopolios (Google, Facebook,
Amazon, ebay y Twitter) controlan el 70% de todos los ingresos mundiales de
internet, imponiendo que el 90% de las comunicaciones mundiales en la red pasen
por EEUU.
El capitalismo
monopolista se caracteriza porque “unas cuantas empresas gigantescas se
ponen de acuerdo entre sí respecto a las condiciones de venta y los plazos de
pago. Se reparten los mercados y las cantidades de productos a fabricar.
Establecen los precios. Hacen un cálculo
aproximado de las fuentes de materias primas y se apoderan de ellas.
Monopolizan la mano de obra cualificada...”
En España, el 100% de la producción de automóviles está en manos de
ocho grandes monopolios, todos extranjeros: Renault y PGA (Francia), Volkswagen
y Mercedes (Alemania), General Motors y Ford (EEUU), Nissan (Japón) y Fiat
(Italia). Lo que les permite decidir sobre la producción del octavo país en la
produccíón mundial de automóviles, convirtiendo a España en una plataforma de
exportación a su servicio. Así como incrementar sus ganancias a través de una
reforma laboral que les ha permitido rebajar los salarios. O imponer
draconianas condiciones a las pequeñas, medianas y grandes empresas proveedoras
de sus factorías.
“Nos hallamos en presencia, no ya
de una lucha de competencia entre grandes y pequeñas empresas, entre establecimientos
técnicamente atrasados y establecimientos de técnica avanzada. Nos hallamos
ante la estrangulación, por los monopolistas, de todos aquellos que no se
someten al monopolio, a su yugo, a su arbitrariedad.”
Según la revista Forbes, que publica
anualmente el listado de referencia de las mayores empresas globales, los
ingresos de los 100 principales monopolios del planeta suponen el 23,9% del PIB
mundial.
Este altísimo grado de concentración
se da incluso entre los 2.000 mayores monopolios del mundo. Entre ellos los 500
primeros concentran el 65,7% de las ventas y el 74,5% de los beneficios. Las
ventas de estos 500 gigantes monopolistas equivalen al 43% del PIB mundial, y
emplean a 53 millones de trabajadores, una cifra superior a toda la población
española.
2ª).- Lo característico del capitalismo monopolista es la formación del capital financiero y de las oligarquías financieras y su dominio sobre el capital en general y el resto de clases burguesas.
- Los bancos se convierten de modestos intermediarios en monopolistas omnipotentes. El capital financiero es fruto de la fusión del capital bancario con el capital industrial.
- Fusión que conlleva la “unión personal” entre banqueros y grandes industriales.
- Y que a su vez se completa con la unión personal de ambos con el Estado y el gobierno, que deja de ser “el consejo de administración de los intereses de la burguesía” para estar controlado en exclusiva por las oligarquías financieras.
“En el capitalismo monopolista,
la fusión entre el capital bancario y el industrial da lugar a la aparición del
capital financiero y de las oligarquías financieras.
Los bancos –que pasan a ocupar un
papel decisivo, de simples prestamistas a determinar totalmente el desarrollo
industrial y económico– hacen todavía más aplastante este predominio de un
puñado de grandes empresas: millones de pequeños, medianos e incluso una
parte de los grandes "patronos" se hallan de hecho completamente
sometidos a unos pocos centenares de financieros millonarios.
A medida que van
desarrollándose los bancos y que va acentuándose su concentración en un número
reducido de establecimientos, de modestos intermediarios que eran antes,
se convierten en monopolistas omnipotentes que disponen de casi todo el
capital monetario de todos los capitalistas y pequeños patronos, así como de la
mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas de
uno o de varios países. Esta transformación de los numerosos y modestos
intermediarios en un puñado de monopolistas constituye uno de los procesos
fundamentales de la transformación del capitalismo en imperialismo capitalista”.
Los 28 bancos más grandes del mundo
concentran el 90% de todos los activos financieros. Mientras que estas
entidades tienen activos por valor de 50,3 billones de dólares, la deuda
pública de 200 de los 211 países del mundo asciende a 48,9 billones de dólares.
Los activos totales de la banca
española ascienden a 3,25 billones de euros, casi el triple del PIB español. El
75% de todo el negocio bancario está en manos de solo seis grandes bancos. Y
los tres primeros (Santander, BBVA y La Caixa) concentran el 46,6% de todo el
stock crediticio y poseen el 49,2% de todos los depósitos. El Santander acumula
activos por valor de 1,3 billones de euros, una cifra superior a todo el PIB
español.
“Al llevar una
cuenta corriente para varios capitalistas, el banco, al parecer, realiza una
operación puramente técnica, únicamente auxiliar. Pero cuando esta operación
crece en proporciones gigantescas, resulta que un puñado de monopolistas
subordina las operaciones comerciales e industriales de toda la sociedad
capitalista. Los grandes bancos tienen la posibilidad –por medio de sus
relaciones bancarias, de las cuentas corrientes y otras operaciones
financieras–, primero, de enterarse con exactitud del estado de los
negocios de los distintos capitalistas, y, después, de controlarlos, de
ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación o la restricción
del crédito, facilitándolo o dificultándolo y, finalmente, de determinar
enteramente su destino, de determinar su rentabilidad, de privarles de
capital o de permitirles acrecentarlo rápidamente y en proporciones inmensas,
etc.”
Por ejemplo, fue
la banca, y en particular Botín, quién decidió que Endesa, el mayor monopolio
eléctrico español entonces, cayera en manos italianas, ofreciendo financiación
y crédito ilimitado a la constructora Acciona para lanzar la OPA junto a la
italiana Enel. Gigantes monopolistas como Abengoa están siendo liquidados para
asegurar que los grandes bancos nacionales y extranjeros cobran sus deudas.
“Es en el seno de los grandes bancos (con una dependencia cada vez
mayor de la gran industria respecto de un reducido número de grupos bancarios) donde se realiza la fusión entre el capital
bancario y el gran capital industrial, que da origen al capital financiero.
A través de la unión personal de los bancos con las más grandes empresas
industriales y comerciales, la fusión de los unos y de las otras mediante la
posesión de acciones, mediante la entrada de los directores de los bancos en
los consejos de supervisión o administración de las empresas industriales y
comerciales y viceversa. Los grandes bancos se han convertido en capitalistas
colectivos, en la alianza de un pequeño puñado de monopolistas”.
Por diferentes medios y en diferente grado de
participación, JP Morgan Chasse y City Group son las cabezas de dos gigantescos
grupos financieros y monopolistas norteamericanos:
-JP Morgan controla: United Steels (líder del acero mundial),
Exxon Mobil (petrolera, antigua Standard Oil), BP Amoco (petrolera, antigua
British Petroleum), el grupo de publicaciones Hearst (el que O. Welles plasma
en ciudadano Kane)...
-City Group controla: Chevron-Texaco (petrolera), ATT
(telecomunicaciones), Du pont (química), United Technologies, Alcoa (líder en
aluminio), Boeing (aviación), Time-Warner-Aol-CNN (medios de comunicación)...
3* Y que a su vez se completa con la unión personal de ambos con el Estado y el gobierno
“La unión personal de los bancos y la industria se completa con la unión
personal de unas y otras sociedades con el gobierno. Los puestos en el
consejo de administración son confiados voluntariamente a personalidades de
renombre, así como antiguos funcionarios del Estado, los cuales pueden
proporcionar no pocas facilidades en las relaciones con las autoridades”.
Con la aparición de capitalismo
monopolista, el Estado deja de ser “el consejo de administración de los
intereses de la burguesía” para someterse y ponerse al servicio de los
intereses de la nueva clase dominante, las oligarquías financieras.
Los expresidentes González, Aznar, Blair y
Schröder han entrado en el directorio de corporaciones como Gas Natural Fenosa,
Endesa, JP Morgan Chase y Gazprom, respectivamente. Luis de
Guindos, actual ministro de Economía, fue el responsable para el sur de
Europa de Lheman Brothers, el banco norteamericano que con su caída desató la
actual crisis ... El actual presidente del Banco Central Europeo, Mario
Draghi, fue un alto directivo del banco de inversión norteamericano Goldman
Sachs, el mismo que ayudó al gobierno griego a falsear sus cuentas para poder
entrar en el euro.
Frente a la idea de que en EEUU,
fruto de la hegemonía del neoliberalismo, el Estado interviene menos en la
economía, la realidad es exactamente la contraria. Precisamente por ser la
única superpotencia, es donde es mayor la intervención estatal al servicio de
los intereses de la gran burguesía norteamericana.
El nacimiento del complejo militar
industrial, la mayor concentración de capital del mundo, es el ejemplo más
claro. En 1944, Charles E Wilson, por entonces, presidente de la General
Electric (primera compañía mundial) propuso la formación de “una economía de
guerra permanente”, mediante vínculos institucionales entre la gran industria,
el capital financiero y el ministerio de defensa. Para ello, cada corporación
industril debería nombrar un directivo superior con rango de “coronel en la
reserva” que le habilitaría como nexo con el Pentágono. Por ejemplo, General
Electric vende más motores al Pentágono que a todo el resto de sus clientes
juntos.
El Estado pasa
a estar en manos exclusiva de las oligarquías financieras, fortaleciéndolas
poniéndose al completo servicio de sus intereses. Por un lado seguirá
siendo el árbitro de sus intereses impidiendo que un pequeño sector se
haga con todo el poder, fruto de la concentración económica, estableciendo
leyes que lo impidan y garantizando la competencia entre ellos, mecanismo
necesario para conquistar nuevos mercados. Por otro seguirá siendo el instrumento
para imponer al conjunto de clases las condiciones y medidas que le interesen,
pero sobre todo pasará a ser el instrumento para defender los intereses de
sus monopolios en el exterior, poniendo a su servicio los medios necesarios
para ejercer el control político, el chantaje económico y la amenaza militar.
3º).- Es peculiar de la fase monopolista la importancia que adquiere la exportación de capital, frente a la exportación de mercancías.
- Sobre esta nueva base económica se levanta el poder del pequeño puñado de oligarquías más poderosas del mundo.
- Gracias a la exportación de capital construyen unos lazos de dependencia mucho más fuertes entre “acreedor-deudor” de los que existían anteriormente entre “comprador-vendedor”.
Fruto de la concentración de
capitales que provoca el capitalismo monopolista, en los países capitalistas
más avanzados se da una acumulación de capital que alcanza proporciones
gigantescas, surge una enorme "superabundancia
de capital".
Las mismas leyes del capitalismo,
guiadas por la búsqueda del máximo beneficio, obligan a que el capital sobrante
sea utilizado, no para aumentar el nivel de vida de las masas –ya que esto en
lugar de la revalorización del capital daría lugar una declinación de las
ganancias de los capitalistas–, sino para aumentar las ganancias a través de la
exportación de capital hacia los países atrasados donde las ganancias son
relativamente altas.
Lenin, basándose en el beneficio
obtenido por la exportación de capital en Gran Bretaña dice:
“¡El beneficio
de los rentistas es cinco veces
mayor que el beneficio del comercio exterior del país más "comercial"
del mundo! ¡He aquí la esencia del imperialismo y del parasitismo imperialista!
Por este motivo, la noción de
"Estado-rentista" (Rentnerstaat
) o Estado-usurero ha pasado a ser de uso general en la literatura
económica sobre el imperialismo. El mundo ha quedado dividido en un puñado de
Estados-usureros y una mayoría gigantesca de Estados deudores”.
Las relaciones
acreedor-deudor establecen
unos lazos de dependencia económica mucho más fuertes. El deudor está más
sólidamente ligado con el acreedor que el vendedor con el comprador. El
colonialismo precisaba de la existencia de un destacamento de hombres armados
en las colonias que impusieran el monopolio comercial con la metrópoli. También
en el Imperialismo la fuerza política y militar de las potencias imperialistas
será el factor disuasorio de una posible rebelión de los deudores, pero la
economía del país dominado ha quedado prisionera del capital extranjero.
El desarrollo del imperialismo conduce
inevitablemente a la concentración cada vez mayor del capital financiero a
escala mundial en un pequeño puñado de grandes oligarquías financieras y
Estados imperialistas.
Solo
cinco grandes potencias imperialistas (EEUU, Reino Unido Japón, Alemania y
Francia) concentran el 63% de todos los activos financieros mundiales. Y tan
solo EEUU acumula el 34%.
EEUU
y la UE, donde solo vive el 13% de la población mundial, concentra el 74,9% de
la propiedad de la deuda mundial. Son los principales acreedores mundiales, y
sus grandes bancos reciben el pago de los países deudores, la mayor parte de la
humanidad.
La exportación de capital trae
consigo diversos mecanismos de intervención y expolio –empréstitos, intereses…-
que convierten al país dominado en deudor de la potencia imperialista.
El
volumen total de la deuda pública mundial asciende a 80 billones de euros,
el 104% del PIB mundial. Si le añadimos la deuda privada de grandes bancos y
monopolios la cifra se eleva a los 200 billones de dólares. El 286% del PIB
mundial. Constituyendo uno de los principales mercados para el gran capital
financiero mundial.
El pago
por los servicios de la deuda a nivel mundial es de 2 billones de dólares, una
cifra que multiplica por 15 los beneficios totales obtenidos por los diez
mayores bancos del mundo.
Como ya
estableció Lenin “el capitalismo, que inició su desarrollo con el pequeño
capital usurario, llega al final de este desarrollo con un capital usurario
gigantesco”.
La exportación de capital permite numerosas
“facilidades comerciales”. La concesión de préstamos o la compra de nuevas
emisiones de deuda suele estar condicionada a la adquisición de mercancías del
país acreedor, o a la adquisición de sectores estratégicos de la economía
nacional. Asimismo, la exportación de capital viene acompañada del
establecimiento de mecanismos de control político y dominio militar, como forma
de garantizar y acrecentar el capital.
La llegada
a España de los fondos de cohesión de la UE no fue un “regalo solidario”
de Bruselas que financió nuestro crecimiento, sino una muy rentable inversión
para Berlín y París. Llegaron a cambio de permitir una penetración sin
precedentes del gran capital franco-alemán en la economía española. Por cada
euro que entró en España de “fondos de cohesión” de la UE, el gran capital
franco-alemán se llevó 4 en forma de incremento de los beneficios de sus bancos
y monopolios.
La
transformación de esa deuda privada en deuda pública –a través de los rescates
bancarios o el déficit de tarifa con las eléctricas– se ha convertido en un
eficaz mecanismo de estrangulamiento financiero de Alemania para así imponer su
política de saqueo sobre nosotros. Fue la imposición directa Alemania la que
obligó a reformar en apenas 15 días la Constitución, para otorgar prioridad
absoluta al pago de la deuda frente a la financiación de pensiones o sanidad.
4º).- Las asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas se reparten no sólo el mercado doméstico, sino el mercado mundial entero.
- Los capitalistas no se reparten el mundo por su particular perversidad sino porque el grado de concentración a que se ha llegado les obliga a seguir este camino para obtener beneficios
- La lucha que se desarrolla entre los grupos capitalistas, independientemente de las formas que adopte, es una lucha antagónica de clases. Frente a la idea de un capital internacional unido.
“Las asociaciones monopolistas de
los capitalistas se reparten entre sí, en primer lugar,el mercado interior,
apoderándose de un modo más o menos completo de la producción del país. Pero en
el capitalismo, el mercado interior está inevitablemente enlazado con el
exterior. Hace ya mucho que que el capitalismo ha creado un mercado mundial. Y
a medida que ha ido aumentando la exportación de capitales y se han ido
ampliando en todas las formas las relaciones con el extranjero y con las
colonias y las “esferas de influencia” de las más grandes asociaciones
monopolistas, la marcha “natural” de las cosas ha llevado al acuerdo universal
entre las mismas, a la constitución de cárteles internacionales”.
Con el imperialismo se produce el reparto concreto del mundo entre las asociaciones de capitalistas.
Las distintas asociaciones pactan acuerdos para distribuirse los mercados. Al
mismo tiempo que luchan entre ellas por ocupar mayores porciones del mercado
mundial, llegan a acuerdos para repartirse el mercado.
El FMI o el Banco Mundial son asociaciones internacionales de
monopolistas, que imponen un determinado reparto del mundo. Con un sistema de
cuotas que privilegia a EEUU e infravalora el peso de países emergentes como
China.
Tratados como el del TTIP fijan en realidad el marco de un nuevo
reparto comercial entre la superpotencia norteamericana y las burguesías
europeas, y entre sus respectivos bancos y monopolios.
“Los capitalistas no se reparten el mundo llevados de una
particular perversidad sino porque el grado de concentración a que se ha
llegado les obliga a seguir este camino para obtener beneficios; y se lo
reparten “según el capital”, “según la fuerza”; otro procedimiento de reparto
es imposible en el sistema de la producción mercantil y del capitalismo (…)
Sustituir el contenido de la lucha y de las transacciones entre las alianzas de
los capitalistas con la forma de esta lucha y de estas transacciones (hoy
pacífica, mañana no pacífica, pasado mañana otra vez no pacífica) significa
rebajarse hasta el papel de sofista”.
La lucha que se desarrolla entre los
grupos monopolistas, y entre las burguesías monopolistas, independientemente de
las formas que adopte, es una lucha antagónica de clases.
Los grandes monopolios del automóvil han llegado a un acuerdo que
impide a los coches chinos o indios, mucho más baratos, entrar en el mercado
norteamericano o europeo. Pero al mismo tiempo Ford o la General Motors
compiten ferozmente con Volkswagen o Toyota por el control del mercado mundial.
En las negociaciones del TTIP la fuerza político-militar de la
superpotencia norteamericana es el factor clave que impone las condiciones a
los monopolios y burguesías europeas.
5º).- El rasgo característico del imperialismo es la terminación del reparto territorial del mundo entre un pequeño puñado de potencias imperialistas.
- Los países imperialistas se reparten el mundo según su capital, según su fuerza.
- Y todos los países del mundo entran a formar parte del conjunto de redes de dependencia políticas, militares y financieras pasando a ser eslabones de la cadena imperialista.
- Una cadena que está jerarquizada según el capital y la fuerza política y militar de cada país.
- Con la formación de la cadena imperialista, es imposible entender nada de lo que pasa en cualquier país sin partir de cómo la situación internacional determina la situación nacional.
- Y el imperialismo deja de ser un “factor externo”, que actúa desde fuera, para convertirse en un enemigo interno.
Con la llegada del imperialismo, el mundo
se encuentra ya enteramente repartido y sólo se pueden efectuar nuevos
repartos. Produciéndose la “división concreta” del mundo en las distintas esferas de influencia de cada
potencia imperialista.
Pese a la pérdida relativa de peso
económico de EEUU en el mundo (que ha descendido desde el 50% tras la IIª
Guerra Mundial al 19,2% actual) sin embargo las economías de los países que
están bajo su órbita de dominio directo, emasculadas política y militarmente y
férreamente sujetas por tanto a lo que podríamos denominar el “bloque” de
hegemonía exclusiva yanqui (lo que Ansón denomina los “virreinatos” del imperio
norteamericano) representan más del 66% del PIB mundial, el 73,61% de los
gastos militares mundiales y el 76% de los activos financieros totales del
planeta.
Para compensar la porción de la
riqueza mundial que deja de controlar directamente (por el ascenso de países
procedentes del Tercer Mundo) EEUU no tiene otro camino que el de intensificar
el saqueo económico, el dominio político y el encuadramiento militar sobre los
países dependientes.
El reparto del mundo entre un
pequeño puñado de potencias imperialistas conlleva distintas formas de
dominación política.
Como dice Lenin: “puesto que hablamos de la política colonial
de la época del imperialismo capitalista, es necesario hacer notar que el
capital financiero y la política internacional correspondiente, la cual se
reduce a la lucha de las grandes potencias por el reparto económico y político
del mundo, crean toda una serie de formas de transición de dependencia estatal. Para
esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países: los que
poseen colonias y los países coloniales, sino también las formas variadas de
países dependientes políticamente independientes, desde un punto de vista
formal, pero, en realidad, envueltos por las redes de la dependencia
financiera y diplomática”..
“El
ejemplo de Portugal nos muestra una
forma un poco distinta de dependencia financiera y diplomática bajo la
independencia política. Portugal es un Estado independiente, soberano, pero en
realidad, durante más de doscientos años, desde la época de la guerra de
sucesión de España (1701-1714), se halla bajo el protectorado de Inglaterra.
Este género de relaciones entre algunos grandes y pequeños Estados ha existido
siempre, pero en la época del imperialismo capitalista se convierte en sistema general, entran a formar parte del
conjunto de relaciones que rigen el "reparto del mundo", pasan a ser
eslabones en la cadena de las operaciones del capital financiero mundial.”
En la época del imperialismo todos
los países del mundo, sin excepción, se han convertido en eslabones de la cadena de operaciones del capital financiero a escala
mundial, pasando a formar parte de una misma cadena imperialista constituida
por el conjunto de relaciones de alianza
y dependencia que unen entre sí a los Estados capitalistas. No solo las
colonias, sino también los países formal y jurídicamente independientes estén
en realidad envueltos en las redes de dependencia económica, política y/o
militar de las grandes potencias. Una cadena imperialista que está ordenada y jerarquizada según el capital y
según la fuerza política y militar de cada uno.
Ya no es posible concebir la
situación política, económica,... de las distintas clases en un país como el
resultado exclusivo de su desarrollo interior, sin atender a la influencia
decisiva, determinante, que sobre él tiene el desarrollo de las contradicciones
imperialistas, la correlación de fuerzas y los proyectos de las principales
potencias. Con la aparición de la cadena
imperialista, la situación de la lucha de clases a escala internacional
determina el desarrollo de la lucha de clases interna de cada país.
6º.- Las ideas mayoritarias en la izquierda (tanto la clásica, como la “nueva”) afirman que vivimos bajo el dominio del “neoliberalismo”, de “los mercados”, de “capitales sin patria ni Estado” o de un “gobierno mundial de los monopolios”, … En múltiples y variadas formas, todas estas versiones coinciden en ocultar a los principales explotadores y opresores que no son otros que las principales oligarquías financieras y potencias imperialistas, y hacen desaparecer el antagonismo de su dominio sobre la mayoría de países y pueblos del mundo.
Hemos demostrado (con
hechos y datos proporcionados por las estadísticas de las mismas instituciones
burguesas) la veracidad de las tesis leninistas sobre el imperialismo. Cómo el
desarrollo del mundo actual se corresponde con las leyes establecidas por Lenin
hace exactamente un siglo.
Sin
embargo, las ideas hoy dominantes en muchos sectores de la izquierda,
difundidas por el revisionismo, y que en España están representadas por la
dirección de Podemos o por la IU de Alberto Garzón, afirman exactamente lo
contrario. Se trata de una “ensalada surtida” en la que hay de todo, post
marxismo, populismo, socialdemocracia, eurocomunismo, … de todo, menos marxismo
leninismo.
Sus
posiciones podrían sintetizarse en las siguientes tesis:
1º.- El
poder económico ha colonizado por completo la política. El dominio de un pequeño grupo de transnacionales,
formando un capital mundial sin patria, es tan grande que se impone sobre los
Estados más poderosos.
2º.- Vivimos
bajo la dictadura de unos mercados sin rostro, expresión de un capital exacerbadamente especulativo
3º.- El
principal obstáculo para el cambio social proviene de las resistencias de
nuestras oligarquías corruptas,
defraudadoras e improductivas, y no de la intervención de los actores
exteriores.
4º.- Debemos
poner freno al avance del capitalismo salvaje y sus políticas de austeridad, recuperando la idea de una Europa social, e
imponiendo a las grandes empresas responsabilidad social.
Estas
posiciones conducen a mucha gente revolucionaria a luchar contra un difuso
“neoliberalismo”, mientras se oculta el dominio real de las principales
oligarquías y potencias imperialistas, en primer lugar la superpotencia
norteamericana.
*¿Monopolios
sin patria? ¿Dictadura de Mercados sin rostro?
La radiografía de la propiedad de los principales monopolios, bancos y
fondos de inversión, reflejan el dominio de las principales oligarquías
financieras y países imperialistas.
De
los 28 bancos más grandes del mundo, 8 son norteamericanos, y 20 pertenecen a
las cinco principales potencias imperialistas (EEUU, Francia, Reino Unido,
Japón y Alemania). El 54% de las 100 mayores multinacionales son propiedad del
gran capital norteamericano. Y 174 de los 200 principales monopolios del mundo
pertenecen a solo seis grandes potencias imperialistas.
*¿El neoliberalismo se
ha impuesto sobre el papel de los Estados?
Asistimos a una masiva intervención estatal en
defensa de los intereses de explotación de las principales oligarquías
financieras. No es el presidente del
Bank of America ni de uno de los fondos de inversión norteamericanos, sino
Barack Obama, quien visita España para garantizar la formación de un gobierno
favorable a sus intereses.
*¿Gobierno mundial de
los monopolios?
Lo que sufrimos hoy es la intensificación
del saqueo económico de la superpotencia norteamericana sobre los países y
pueblos bajo su dominio.
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