El Marxismo;
una teoría revolucionaria para
la conquista de la democracia
“Para Marx, la
ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria” (F. Engels)
“Marx
profundizó y desarrolló totalmente el materialismo filosófico, e hizo extensivo
el conocimiento de la naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo
histórico de Marx es una enorme conquista del pensamiento científico” (V.I.
Lenin)
“Espíritu y
alma son objeto de investigación científica exactamente como lo son
cualesquiera otras cosas ajenas al hombre. El psicoanálisis aporta tanta
claridad saludable como la elucidación de ciertas leyes económicas”.
(S. Freud)
“La física es el intento de construir
conceptualmente un modelo del mundo real y de su estructura con arreglo a las
leyes que lo rigen”. (A. Einstein)
TESIS
I:
La ciencia tiene siempre un valor revolucionario, que permite dar saltos
cualitativos en la práctica. Conocer la realidad nos permite estar en
disposición de transformarla.
-
En el “Discurso
ante la tumba de Marx”, Engels sintetiza la concepción revolucionaria de la
ciencia por parte del marxismo:
“Para Marx, la ciencia era una fuerza
histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el gozo que
pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y
cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse en modo alguno, era muy otro
el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía
inmediatamente una influencia revolucionaria en la industria y en el desarrollo
histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los
descubrimientos realizados en el campo de la electricidad. Pues Marx era, ante
todo, un revolucionario”.
La lucha por la experimentación
científica forma parte de la práctica social. Proviene de la práctica y a su
vez sirve a la práctica. Marx (que desarrolló un intenso trabajo teórico) coloca
en primer plano la capacidad de la ciencia para revolucionar la práctica, para
transformar el mundo, desde la aplicación inmediata a “la industria”, a su
influencia sobre el “desarrollo histórico en general”.
Podemos comprobarlo si miramos nuestra
realidad más cercana.
Hoy aceptamos de forma natural que la
Tierra es uno más de los planetas que giran alrededor del Sol. Y el desarrollo
científico nos ha permitido conocer las galaxias más lejanas o descubrir los
secretos del origen del universo.
Sabemos que la realidad física -desde
el movimiento de astros y planetas a la de los cuerpos terrestres- se mueve por
sus propias leyes, por ejemplo la ley de la gravedad, y no por ningún impulso
divino. Y la física nos ha permitido construir aviones o enviar cohetes a la
luna.
Estamos convencidos de que el hombre es
una especie animal más, que ha evolucionado desde los primates. Y por eso
estamos en disposición de descifrar la evolución humana o de las diferentes
especies.
Estas son ahora certezas socialmente
admitidas... ahora. Pero su mera enunciación supuso una provocación, enfrentada
a unas ideas dominantes que le declararon una guerra sin cuartel. El triunfo de
estas teorías científicas supuso toda una revolución, en el pensamiento y sobre
todo en la práctica de la humanidad.
1º.- La verdad siempre es
revolucionaria. Y el objeto de la ciencia es
precisamente establecer verdades universales sobre la esencia y las leyes
internas propias a un proceso particular de desarrollo de la materia.
2º.- Su irrupción es siempre
revolucionaria. Derriba mitos y engaños,
arrincona creencias y fabulaciones, destruye falsos credos y arraigados dogmas.
Y lo hace con su simple irrupción, con la mera enunciación de sus hipótesis y
leyes.
3º.- Pero, sobre todo, la
ciencia es revolucionaria en la práctica,
porque permite multiplicar la capacidad de transformación de la realidad.
La única razón de ser de la ciencia es la transformación
material de los objetos concretos, de los diferentes procesos materiales
concretos. Conocer la realidad de forma científica permite estar en disposición
de transformarla.
Hasta el punto de que la ciencia permite adelantarse a
la práctica, conocer y prever fenómenos que nunca han sido observados. Porque
es capaz de conocer la esencia de un proceso material, de establecer sus leyes
universales, y por ello válidas para todos los fenómenos de esa realidad, para
los que hemos percibido y para los que ni siquiera sabemos que existen.
La
clasificación de los elementos químicos de Mendeleiev, la tabla periódica,
permitía predecir la existencia de elementos de los que no se tenía ninguna
constancia empírica, definiendo sus propiedades.
La ideología y la filosofía tienen carácter de
clase, pueden ser revolucionarias o reaccionarias. Por el contrario, la ciencia
nos proporciona un conocimiento objetivo de la realidad. Siempre es
revolucionaria por sus repercusiones en la práctica, en la capacidad de
transformar la realidad. Por eso todas las clases reaccionarias se han
enfrentado al desarrollo de la ciencia, y todas las clases revolucionarias lo
han alentado.
Tesis II: La conquista de cada nuevo
continente científico ha supuesto una revolución, no sólo en el terreno del
pensamiento, sobre todo en la práctica, que se ha abierto paso en medio de una
lucha contra las ideas dominantes.
Vamos a comprobarlo a través de un repaso por
los principales saltos en el conocimiento científico. Comenzando por el
nacimiento del método científico en la Grecia clásica.
-
Galileo Galilei, uno de los fundadores de la física, nos
explica la decisiva importancia de las matemáticas para la ciencia:
“La ciencia está escrita en el más grande de
los libros, abierto permanentemente ante nuestros ojos, el Universo, pero no
puede ser comprendido a menos de aprender a entender el lenguaje y a conocer
los caracteres con que está escrito. Está escrito en lenguaje matemático y los
caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las que es
humanamente imposible entender una sola palabra; sin ellas uno vaga
desesperadamente por un oscuro laberinto”.
¿Qué nos está
diciendo Galileo? Detrás de la
infinita variedad que nos presentan las apariencias empíricas, existen leyes
universales que rigen los procesos materiales concretos. Este es el “lenguaje
matemático” en que está escrito el libro del universo, que un científico debe
descifrar.
Las matemáticas suponen una elevada capacidad de
abstracción. Consideramos que el concepto de número es algo natural a la
humanidad, que surge espontáneamente. No es verdad. Los números, como concepto,
son una abstracción, no existen en la realidad. Y su descubrimiento le costó a
la humanidad miles de años.
En una primera etapa se disponía de una cierta
capacidad para estimar tamaños y magnitudes (los animales que componían una
manada, la distancia a recorrer...), pero no se poseía la noción de número. En
una segunda etapa, los números, más allá del uno y el dos, no existían,
utilizando alguna expresión equivalente a “muchos”.
Como método científico por excelencia, las
matemáticas investigan las relaciones objetivas y lógicas que existen en la
realidad. Una fórmula matemática es por definición una ley universal.
Ramas de las matemáticas aparentemente
desligadas de la realidad han permitido explicar, décadas después de ser
enunciadas, procesos materiales que se correspondían a sus leyes. Las
matemáticas matriciales permitieron expresar el principio de incertidumbre.
Para formular la teoría de la relatividad, Einstein utilizó un desarrollo
matemático que parecía no tener aplicación alguna.
-
Las matemáticas, como método científico, se
desarrollan en la Grecia clásica. Tuvieron un enorme papel
revolucionario. Por su carácter científico, siguen constituyendo hoy la base
del estudio de las matemáticas.
Los teoremas desarrollados por Tales o
Pitágoras, los principios de Arquímedes, la geometría de Euclides, el
descubrimiento de los números irracionales, el número pi, las áreas de las
figuras geométricas...
Desde su mismo nacimiento, las matemáticas están
vinculadas a las necesidades prácticas y a la capacidad de predicción. Tales
midió la altura de las pirámides o la distancia de un barco a tierra, predijo
eclipses solares o la evolución de las cosechas.
Pero las matemáticas griegas suponen un salto
cualitativo, y no un mero desarrollo de los conocimientos anteriores. Frente al
método inductivo, basado en la síntesis empírica de la observación de series de
repeticiones, las matemáticas griegas desarrollan un método deductivo: axiomas,
teoremas, hipótesis y demostraciones teóricas. Que permite un gigantesco salto
de las matemáticas.
Su aplicación a la transformación de la realidad
permitió un salto en el comercio y la producción, multiplicado bajo el Imperio
Romano. E influyó de forma decisiva en el pensamiento, sentando las bases para
la aparición de la filosofía.
-
En 1543 un conservador monje polaco, Nicolás Copérnico, enuncia una de las
proposiciones más innovadoras y audaces, que inaugurará una de las mayores
revoluciones científicas, cuyas consecuencias afectarán al terreno de la
ciencia, del pensamiento, la política, la economía... ¿Cómo es posible'? Este
es el valor revolucionario de la ciencia.
¿En qué consiste la revolución científica que abrirá paso a la
irrupción de la física como ciencia
Copérnico
publica en 1543 “Sobre la revolución de las esferas celestes”. La teoría
heliocéntrica propone un cambio revolucionario. La Tierra deja de ser el centro
fijo de un universo inmóvil. Por el contrario, es el Sol quien pasa a ocupar el
lugar de privilegio, y la Tierra es uno más de los planetas que giran a su
alrededor.
¿Por qué es un cambio revolucionario? Por dos motivos:
1.-La concepción ideológica dominante, defendida por la
Iglesia, se fundamentaba en la astrología ptolemaica, donde la tierra era el
centro fijo del universo. Sobre ella se construyó una compleja explicación
teórica, con los planetas alojados en sucesivas esferas celestes, y Dios
actuando como motor -la causa última teorizada por Santo Tomás- de todo el
proceso.
La concepción de que los hombres
vivían en un planeta que circulaba ciegamente a través de un ilimitado
universo era antagónica a la idea teológica de la tierra como centro único y
focal de la creación divina.
2.-Si, a diferencia de lo que se creía desde
Aristóteles, los planetas no estaban “encerrados” en esferas de cristal, si las
estrellas no estaban fijas en la esfera más exterior, si la Tierra no ocupaba
un lugar inmóvil en el Universo, entonces había que pasar a explicarse su
movimiento en el espacio, intentar entender qué fuerzas les hacían moverse.
Galileo edificará las bases de la física, no solo ni principalmente por sus
descubrimientos empíricos sobre los cuerpos celestes (a través del
perfeccionamiento del telescopio) sino por su trabajo teórico sobre el
movimiento, que culminará en Newton.
Galileo
establecerá que el movimiento del
Universo -y en consecuencia la naturaleza- tenía que estar regido por leyes.
Y, por tanto, las cosas, pero también los hombres, debían estar sujetos y
determinados por esas leyes. Las puertas al desarrollo científico estaban
despejadas y menos de un siglo más tarde Newton las abriría de par en par.
Newton presenta ya un paradigma científico tan completo
que sus leyes universales (las tres leyes del movimiento y la ley de la
gravitación universal) permiten explicar tanto el movimiento de las cosas en la
Tierra como el de los cuerpos celestes más gigantescos y remotos.
-
La irrupción de la física como ciencia también es
producto de un desarrollo de la práctica social.
Isaac Newton afirmó que “si he visto más lejos es porque estoy
sentado sobre hombros de gigantes”. Estaba expresando una concepción del
desarrollo de la ciencia como un proceso colectivo. Sin Copérnico, Galileo o
Keppler, no hubiera existido Newton, a pesar de toda su genialidad individual.
Pero sin la acumulación previa de conocimientos por
parte del conjunto de la humanidad tampoco podría haberse abierto una
revolución científica en los siglos XVI y XVII.
El islam medieval recoge y desarrolla la tradición
de la Grecia clásica, con aportaciones en matemáticas (la numeración arábiga es
adoptada por la Europa cristiana), astronomía, física, química, medicina,
geografía...
La creación de las primeras universidades, y el
desarrollo del primer empirismo -entonces materialista frente al idealismo
feudal- permiten un desarrollo de la experimentación y los avances técnicos.
El desarrollo de la física está espoleado por el
descubrimiento de América (la astrología ptolemaica, que había sido útil para
la navegación costera por el Mediterráneo, era insuficiente para las travesías
oceánicas), la entrada en la época moderna y el ascenso de la burguesía
(abierta con el Renacimiento, un período en que estaban teniendo lugar
convulsos cambios de orden económico, social, político, intelectual, ideológico
y cultural que desembocarían finalmente en la moderna sociedad burguesa). No es
casual que esta revolución científica culmine con Newton en Inglaterra, el país
donde ya se había hecho la revolución burguesa.
-
Pero la física, como ciencia, solo pudo
desarrollarse dando, desde el materialismo, un combate al idealismo feudal.
Adoptando una posición materialista ante la
naturaleza frente la doctrina escolástica que durante siglos había
establecido que no había nada en el universo, ni siquiera la caída de una hoja,
que no estuviera movido por la voluntad divina.
Por el
contrario, los fundadores de la física establecen que el mundo natural (desde los
astros a los cuerpos terrestres) es una realidad objetiva que se rige por sus
propias leyes, y para comprenderla debemos prescindir de la idea de un creador
a cuya voluntad está sometida.
Esta ruptura
no tiene nada que ver con la posición ideológica individual. Copérnico era un
conservador monje católico polaco y Newton un ferviente cristiano. Pero al
abordar el estudio de la naturaleza, para desarrollar la física, tuvieron que
adoptar una posición materialista.
-
El desarrollo
de la física tendrá hondas consecuencias prácticas
Permitirá un gigantesco salto en el
conocimiento, a partir del cual se desarrollarán otras ramas de la ciencia,
como la química. Hará posibles sueños de la humanidad antes imposibles, como
volar -la construcción de aviones- o enviar un cohete a la luna.
Pero también revolucionará el pensamiento, fundamentando las
filosofías humanistas burguesas, desde Descartes tras Galileo a la ya
plenamente revolucionaria Ilustración después de Newton. Su aplicación abrirá
paso a la Revolución Industrial. Y contribuirá de forma decisiva a la
liquidación del viejo orden feudal, y a empujar el nacimiento del nuevo orden
burgués.
-
Marx celebra la
teoría de Darwin como un triunfo del materialismo,
del pensamiento científico, con consecuencias prácticas como dar un golpe de
gracia al idealismo religioso.
Marx envió a Darwin un ejemplar del
primer tomo de El Capital, con una dedicatoria: “A Mr. Charles Darwin, de parte
de su sincero admirador, Karl Marx”.
Darwin, un sacerdote que no ignoraba
que Marx era un agitador revolucionario y el autor de El Manifiesto Comunista,
no dejó de agradecerle el detalle, con una sorprendente respuesta: “Le doy
gracias por el honor que me hace al enviarme su gran obra sobre El Capital
(...) Aunque nuestros estudios sean tan distintos, creo que ambos deseamos
ardientemente la difusión del saber y que a la larga eso servirá, con toda
seguridad, para aumentar la felicidad del género humano”.
Tal y
como establece Engels, en el “Discurso ante la tumba de Marx”: “Así como Darwin
descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la
ley del desarrollo de la historia humana”.
En "El Origen del
Hombre", publicado en 1871, Darwin defendió la teoría de que la evolución
del hombre parte de un animal similar al mono. Las autoridades religiosas lo calificaron de ateo y
blasfemo.
La idea de que el mundo no había sido creado a
imagen y semejanza de Dios, de que el hombre venía del mono fue una revolución
que trastocaba toda la ideología dominante. Donde la hegemonía de la Iglesia
jugaba un papel importante también, y cabría decir sobre todo, en la Inglaterra
burguesa. Como hoy en EEUU.
Darwin extiende el materialismo al
estudio de los seres vivos, no estáticos sino en movimiento, es decir a la
evolución de las especies. Desentrañando sus leyes internas. Un terreno cuyo
conocimiento estaba vedado por el idealismo teocrático.
En el darwinismo no hay lugar para
cosmogonías de seres divinos o de “diseños inteligentes” de un “supremo
creador”, ni tampoco para el ser humano como “el rey de la creación divina”. El
hombre es un animal más, y evidentemente emparentado con los grandes simios.
Estas ideas, hoy ampliamente aceptadas (aunque en EEUU persisten creacionistas
que niegan el darwinismo, como el candidato a vicepresidente propuesto por
Trump) eran escandalosamente subversivas para la Inglaterra victoriana.
Durante todo el s.XVIII, los
naturalistas -con Linneo como figura principal- se habían volcado en catalogar
y estudiar las especies vivas de los cinco continentes, generando una enorme
cantidad de conocimientos. Pero no eran capaces de dar una explicación, que
solo se alcanzó cuando Darwin formuló su teoría.
La idea central del evolucionismo
darwinista es el concepto de selección natural, considerada la causa de la
evolución.
En segundo lugar postula que las
especies se diversifican según se adaptan a ambientes o modos de vida
diferentes.
En tercer lugar, y este es el corazón
de su teoría, afirma que el cambio evolutivo está motivado por la adaptación al
ambiente, que -según el darwinismo- tiene como mecanismo la selección natural.
La contribución de Darwin supone toda
una revolución, en la ciencia y en el pensamiento. Permitiendo desarrollar un
sin fin de ramas científicas; desmantelando los fundamentos de la hegemonía
ideológica de la Iglesia; haciendo posible concebir la evolución del hombre, no
como un ente aislado de la naturaleza (creado por Dios o como un nuevo Dios
diferenciado del resto de animales para el humanismo burgués).
La mecánica cuántica establece una segunda revolución en la física,
partiendo de explicar los paradójicos fenómenos que suceden en el mundo
subatómico. Pero tuvo que abrirse paso pulverizando las concepciones
dominantes.
-
A principios del siglo XX la doctrina oficial
negaba la existencia real de los átomos.
Bajo la influencia de los
“empirocriticistas”, se aceptaba la teoría atómica como una mera “hipótesis de
trabajo”, pero estableciendo tajantemente que, puesto que no existía ninguna
evidencia empírica sobre la existencia de los átomos, afirmar su “existencia
real” era un “delirio dogmático”.
Hasta el punto de que uno
de los físicos que más ayudó con sus investigaciones a impulsar la teoría
atómica, el austríaco Ludwig Boltzmann, acabó
suicidándose incapaz de enfrentar el alud de críticas que recibía.
Einstein partió de la descripción
matemática que el biólogo escocés Robert Brwon estableció a mediados del siglo
XIX para definir el movimiento aparentemente aleatorio que se observa en
algunas partículas microscópicas que se hallan en un medio fluido (por ejemplo,
polen en una gota de agua).
Einstein demostró teóricamente
-utilizando las ecuaciones descritas por Boltzman- como ese “movimiento browniano”
se correspondía al “bombardeo” que esa partícula microscópica recibía desde las
moléculas que formaban el fluido
A partir de ese momento, la existencia
real de los átomos quedó establecida más allá de cualquier duda.
-
Pero Einstein
realiza otra aportación radical, que contradice todo el pensamiento anterior, y
sin la que no existiría la mecánica cuántica.
Newton había defendido la
teoría “corpuscular”, donde la luz era concebida como materia, compuesta de
pequeñas partículas, los “corpúsculos”.
Pero en el siglo XIX Maxwell demostró que la luz era una
vibración electromagnética que se propagaba como una onda.
Las dos eran teorías
corroboradas, pero se contradecían entre sí. ¿Cuál debía prevalecer? ¿Qué era
en realidad la luz, partícula u onda?
Einstein rompió el nudo gordiano con una concepción
revolucionaria. Para comprender la naturaleza de la luz era necesario
concebirla al mismo tiempo como partícula y como onda. La luz está compuesta
por “fotones” -quantos de luz-, “paquetes de ondas” que en determinadas
condiciones se comportan como partículas.
Esta concepción
radicalmente nueva permitió que se abriera paso una nueva visión sobre la
realidad física. Poco después un físico francés, Louis de Broglie, demostró que
también todas las partículas se comportan en determinadas condiciones como
ondas.
Esta ruptura, establecida
por Einstein, permitió el desarrollo posterior de la mecánica cuántica. Todos
los avances técnicos posteriores están basados en una aplicación técnica del
gigantesco salto teórico que supuso la mecánica cuántica.
-
La
figura de Einstein está vinculada a la Teoría de la Relatividad, que nos
plantea una concepción revolucionaria.
La Teoria de la Relatividad
nos dice que no existe el espacio ni el tiempo. ¿Cómo es posible?
Pensamos que el espacio y
el tiempo son independientes entre sí y que siempre han existido. Incluso
antes, y como condición previa, de nuestro universo. La Teoría de la
Relatividad nos dice que estábamos tan equivocados como los hombres de la Edad
Media que pensaban que el sol era el que giraba en torno a la tierra.
Por un lado el espacio y el
tiempo no existen uno al margen del otro. Lo que existe es un continuo
espacio-tiempo. Nuestra realidad no tiene tres dimensiones, como normalmente
percibimos -anchura, longitud y volumen- sino que tiene cuatro dimensiones. Y
la “cuarta dimensión” es el tiempo.
Es decir, espacio y tiempo
nos son dimensiones absolutas, sino que forman parte de un sistema general (el
espacio-tiempo), y son por tanto relativas, móviles.
Y además, el espacio-tiempo
no existe al margen o antes que la materia y la energía. No puede concebirse el
espacio-tiempo al margen de la materia y la energía. Y tampoco lo contrario.
Así es como funciona la
realidad. Pulveriza nuestro sentido común, pero es que la realidad no se mueve
de acuerdo al sentido común, que Einstein definía como “el conjunto de
prejuicios que se adquieren antes de cumplir los dieciocho años”.
Porque es ciencia, la
Teoría de la Relatividad nos permite comprender el origen del universo y predecir
fenómenos de los que no existía evidencia empírica alguna.
Las investigaciones que
dieron origen a la teoría del “Big Bang” han confirmado punto por punto lo que
la Teoría de la Relatividad planteaba. Tanto el espacio, como el tiempo, la
materia y la energía se generaron simultáneamente. Y antes no existían. Porque
antes no existía nuestro universo.
¿Cómo podemos concebir un
momento anterior al tiempo? Esta es una de las paradojas que la ciencia nos
plantea.
De la misma manera, la
Teoría de la Relatividad predecía con exactitud, como una necesidad que emanaba
de su cuerpo teórico, fenómenos como las ondas gravitacionales o los agujeros
negros, que la ciencia experimental tardó décadas o incluso un siglo en
detectar.
-
Podemos
comprobar el enorme valor revolucionario del psicoanálisis como ciencia
siguiendo a Freud:
“Recibí
la más profunda de las impresiones ante la posibilidad de que pudieran existir
procesos mentales poderosos que permanecían, sin embargo, ocultos a la
conciencia del hombre”.
“Cuando, a través del superyo, el hombre se impone a sí mismo y a
los demás las restricciones de esa sociedad, se vuelve incapaz de criticarla y
su función es sostenerla”.
“Yo puedo estar errado en muchas cosas, pero estoy seguro de que
no erré al enfatizar la importancia del instinto sexual. Por ser tan fuerte,
choca siempre con las convenciones y salvaguardas de la civilización”.
-
Durante
milenios el conocimiento de la psique humana había quedado vedado por las
concepciones idealistas dominantes.
El idealismo religioso
consideraba que las enfermedades mentales eran posesiones demoníacas. El
idealismo burgués coloca la Razón y la Libertad del Hombre como motor de la
historia.
Freud adopta una posición
radicalmente materialista para conocer de forma científica la psique humana. Y
al hacerlo puso al mundo patas arriba. Abriendo paso, por su insobornable
honradez científica, a pesar de ser políticamente conservador, a toda una
revolución.
El conocimiento científico
que proporciona el psicoanálisis va a chocar contra los pilares de la sociedad
y la ideología burguesa. Por eso fue atacado desde su mismo nacimiento, y ha
sido marginado de todos los estudios psíquicos.
-
El
psicoanálisis nace en un periodo de avance del conocimiento científico, fruto
del propio desarrollo alcanzado en el seno de la sociedad burguesa.
En unas pocas décadas
surgirá el materialismo histórico, el darwinismo, el psicoanálisis, o por
último la mecánica cuántica. Pero para nacer y desarrollarse, el psicoanálisis
debe cuestionar los valores y principios -no solo científicos, también
ideológicos- en la sociedad burguesa.
Con el concepto de “inconsciente” el
mito burgués de la “Razón” es triturado. En la psique humana la “Razón”, la
conciencia, no es sino la punta del iceberg, sometida a pulsiones y conflictos
inconscientes que la determinan.
El nuevo Dios, el “Hombre”,
cuya libertad es presentada por la sociedad burguesa como una potencia
ilimitada, está en realidad determinado, incluso en su propia conciencia, por
leyes objetivas que no dependen de su voluntad.
Freud
presenta una psique humana escindida en tres grandes instancias.
El
Ello o id
es la expresión pura del principio de placer. Exige su plena e inmediata
satisfacción. Es totalmente inconsciente. El recién nacido sólo posee id, los otros agentes se
desarrollarán después.
El
Yo o ego
está regulado por el principio de realidad. Aprende a que la realización del
deseo debe posponerse o incluso renunciar a él, sometiéndolo a las exigencias
de la realidad.
Y, por último, el Superyo representa la interiorización de las normas sociales,
personificadas en la figura paterna, la “autoridad” social más cercana. Estas
prescripciones acaban haciéndose inconscientes y devienen una instancia que
vigila y controla el yo, pero que está
dentro, y no fuera, de nosotros mismos.
De
ahí la consigna revolucionaria de mayo del 68: “mata al policía que llevas
dentro”.
Cuando Freud presentó su teoría sobre
sexualidad infantil, toda la conservadora sociedad burguesa le señaló como un
perturbado.
Freud evidencia la
represión sobre la sexualidad, que tiene su base en una razón material: el
cuerpo alberga la mercancía más valiosa, la fuerza de trabajo, por eso no puede
ser libre y debe ser encerrado bajo la cárcel del pecado, impidiendo la
realización de sus deseos.
-
El
psicoanálisis, como ciencia, tiene poderosos efectos revolucionarios.
El psicoanálisis ha removido la misma
conciencia que la humanidad tenía sobre sí misma. Permitiendo que la humanidad
pueda tener conciencia de sus conflictos psíquicos, para así poder liberarse
actuando de forma consciente sobre ellos.
La influencia del
psicoanálisis no se reduce al ámbito científico, se traslada al arte, con el
surrealismo como expresión más acabada, a la filosofía...
Por su carácter
revolucionario, el psicoanálisis está hoy, tal y como sucede con el marxismo,
enterrado y aislado, expulsado de las universidades y centros de estudio, y
cubierto bajo un férreo manto de silencio.
1º.- El marxismo extiende el materialismo al estudio de las sociedades humanas. Fundando con ello una nueva ciencia, el materialismo histórico.
Tal y como establece Lenin
en “Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo”:
“Pero Marx no se detuvo en el
materialismo del siglo XVIII (…) Marx profundizó y desarrolló totalmente el
materialismo filosófico, e hizo extensivo el conocimiento de la naturaleza al
conocimiento de la sociedad humana. El
materialismo histórico de Marx es una enorme conquista del pensamiento científico.
Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los puntos de vista
sobre historia y política, sucedió una teoría científica asombrosamente
completa y armónica, que muestra cómo, en virtud del desarrollo de las fuerzas
productivas, de un sistema de vida social surge otro más elevado; cómo del
feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo.
Así como el conocimiento del hombre
refleja la naturaleza (es decir, la materia en desarrollo), que existe
independientemente de él, así el conocimiento social del hombre (es decir, las
diversas concepciones y doctrinas filosóficas, religiosas, políticas, etc.),
refleja el régimen económico de la sociedad. Las instituciones políticas son la
superestructura que se alza sobre la base económica. Así vemos, por ejemplo,
que las diversas formas políticas de los Estados europeos modernos sirven para
reforzar la dominación de la burguesía sobre el proletariado.
La
filosofía de Marx es un materialismo filosófico acabado, que ha proporcionado a
la humanidad, y sobre todo a la clase obrera, la poderosa arma del saber”.
La burguesía había extendido el
materialismo al estudio de las ciencias naturales, permitiendo un gigantesco
salto en la capacidad de transformación de la humanidad. Pero, como clase
explotadora, solo podía adoptar una posición idealista ante la historia. El
mundo no debe “cambiar de base”, y por eso la historia no puede ser objeto de
un conocimiento científico. Sólo el marxismo, al tomar posición por el interés
de clase de los explotados, está en disposición de fundar la ciencia de la
historia.
Siguiendo una vez más a Lenin: “La sociología y la historiografía anteriores a Marx
proporcionaban, en el mejor de los casos, un cúmulo de datos crudos,
recopilados fragmentariamente, y la descripción de aspectos aislados del
proceso histórico (...) Marx trazó el camino para estudiar científicamente la
historia como un proceso único, regido por leyes, en toda su inmensa diversidad
y con su carácter contradictorio”.
2º.- La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx.
Los grandes economistas clásicos de la burguesía
inglesa, Adam Smith y David Ricardo, habían establecido que el valor de las
mercancías está determinado por la cantidad de trabajo humano que encierran.
Pero para explicar el funcionamiento del capitalismo tuvieron que recurrir a la
fantástica idea de “la mano invisible” que regula el mercado.
Marx pulveriza esta visión idealista, estableciendo
las leyes que rigen el modo de producción capitalista. Y como su piedra angular,
la viga maestra que sostiene todo el edificio, es la explotación de la fuerza
de trabajo.
Así nos lo explica Lenin:
“Allí donde los economistas burgueses veían
relaciones entre objetos (cambio de una mercancía por otra), Marx descubrió
relaciones entre personas.(…)El capital significa un desarrollo ulterior de
este vínculo: la fuerza de trabajo del hombre se trasforma en mercancía. El
obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de
las fábricas, de los instrumentos de trabajo. El obrero emplea una parte de la
jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y el de su familia
(salario); durante la otra parte de la jornada trabaja gratis, creando para el
capitalista la plusvalía, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la
clase capitalista”.
Podrá cambiar la fisonomía del capitalismo, dar el
salto del libre cambio al monopolio, o extender innovaciones tecnológicas. Pero
siempre, necesariamente, toda la ganancia capitalista tiene su origen en la
plusvalía, en la explotación de la fuerza de trabajo. Esto es lo que el
marxismo desentraña, y lo que la burguesía está empeñada en ocultar.
“Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una
historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba,
maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente
siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras
franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación
revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases
beligerantes”. (Marx y Engels. Manifiesto Comunista)
Hasta Marx, la historia había sido vista como resultado del desarrollo
de nuevas y grandes ideas fruto de la inspiración divina o de la razón humana
con las que los hombres movían el avance de la sociedad. El marxismo pulveriza
este terreno de juego idealista al afirmar que el motor de la historia es la
lucha de clases.
La infraestructura económica es lo determinante en última instancia en
el desarrollo histórico, está en su base; pero la lucha de clases es el factor
dirigente, el motor de este desarrollo.
Si se trastoca esta relación el marxismo se convierte en su contrario,
en burdo economicismo. De la misma forma que si alteras el orden y jerarquía de
las tesis de la física solo obtendrás disparates idealistas.
La tesis de que la lucha de clases es el motor de la historia es la que
permite conocer de forma científica las sociedades humanas, en su cambio y
evolución y en cada momento concreto. Y estar en disposición de transformarla,
de cambiar el mundo.
El marxismo es una gran conquista del pensamiento científico, que
permite conocer, por primera vez, libre de todo idealismo y de forma científica
las sociedades humanas y su cambio y evolución. Constituyendo una herramienta
imprescindible para conocer y transformar la sociedad, como la física hace con
la naturaleza, que deben empuñar las clases explotadas.
TESIS III.- La ciencia tiene siempre
consecuencias revolucionarias en la práctica. Y debe abrirse camino frente al
freno y las resistencias de las ideas dominantes.
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Para
desarrollar el conocimiento de la humanidad, los más grandes científicos han
debido sufrir los rigores del poder de las clases dominantes, que han frenado
el avance del conocimiento científico.
Pitágoras
murió en el exilio, y en circunstancias todavía hoy desconocidas. Copérnico no
divulgó su teoría heliocéntrica más que en el lecho de muerte, y su editor se
cuidó de calificarla como una simple hipótesis. Galileo fue obligado a
retractarse y a permanecer enclaustrado los últimos años de su vida. Darwin
tardó muchos años en publicar sus descubrimientos, ante el temor a la furibunda
reacción que, como así sucedió, sufriría. Uno de los impulsores de la teoría
atómica L. Boltzman se suicidó ante las furibundas críticas que recibía por
parte de los empirocriticistas. Cuando Freud presentó un caso de histeria en un
hombre –fruto de la escisión de su psique, que no había conseguido resolver sus
conflictos internos- todos los académicos le atacaron, porque “sólo las mujeres
podían ser histéricas”. Marx tuvo que exiliarse sucesivamente de cuatro países
“democráticos”, y acabó recluido en Inglaterra, donde se le permitió residir
pero se le cortaron todas las vías de subsistencia.
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Esta es una
batalla feroz, entre el avance del conocimiento y el poder de las clases
dominantes. Que no solo está en el nacimiento de cada ciencia, sino que se
reproduce en cada momento.
En
el estudio de la psique humana puede volverse a un estado precientífico, pre
freudiano, estigmatizando y marginando al psicoanálisis en beneficio de la
psicología conductista más empírica e idealista.
En
física, se puede dar una auténtica regresión, instaurando como doctrina oficial
de la ciencia un empirismo groseramente pragmático que ha impedido, desde los
años treinta del siglo XX, cualquier nuevo salto en el conocimiento científico,
y convierte a los físicos en técnicos avanzados de la ejecución de las fórmulas
de la “cocina cuántica” que permiten optimizar los resultados.
Y en el estudio de las sociedades humanas se pretende
retrotraernos a un periodo pre-científico, pre marxista, sustituyendo la
ciencia del materialismo histórico por las explicaciones ideológicas del
humanismo burgués.
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