El año del desgaste del modelo y del régimen
En 2013, el proyecto hegemonista de degradación política del país y aumento de su intervención y saqueo contra el 90% de la población ha dado avances sustanciales. Las tímidas resistencias que un sector del gobierno Rajoy había opuesto en 2012 a la intervención del sistema financiero, han dejado paso a un plegamiento incondicional a los dictados del FMI y Berlín.
Este plegamiento del gobierno Rajoy hay que leerlo como la expresión política del pleno acatamiento de la clase dominante española a los mandatos de Washington y Berlín. Sometimiento que implica la aceptación, de grado o por fuerza, de la oligarquía financiera del trasvase de partes cada vez más importantes de la riqueza nacional y el saqueo contra el 90% a cambio de seguir manteniendo lo principal de sus negocios y recuperar una parte de los beneficios perdidos.
La clase dominante española ha pasado a acatar plenamente los mandatos de Washington y Berlín
La pérdida de peso de España
A lo largo de 2013 podemos señalar cuatro acontecimientos que, aparentemente desconectados entre sí, sirven para ilustrar la degradación política y la pérdida de peso de España en el tablero europeo y mundial.
En enero, el eurogrupo elegía al holandés Jeroen Dijsselbloem como nuevo presidente de los ministros de Finanzas de la zona euro, cargo para el que el gobierno español había postulado la candidatura de Luis de Guindos. Tras el fracaso, España -la cuarta mayor economía de la eurozona- se queda sin ningún representante en cargos relevantes donde se decide la gestión de la economía y la política europea.
"El capital extranjero ha entrado al asalto del sector financiero"
Un mes más tarde, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores situaba a España en el grupo de países, junto con Grecia, Lituania y Rumanía, que menos peso y
liderazgo ejercen actualmente en la política exterior y de seguridad común de la UE.
En noviembre, el gobierno mejicano imponía al gobierno español una resolución al conflicto desatado por la nacionalización de YPF en Argentina, favorable a los intereses de la petrolera estatal mejicana PEMEX -propietaria de un 10% de las acciones de Repsol-, pero gravemente perjudicial para los intereses de la petrolera española, la sexta empresa del país por capitalización bursátil.
Y hace sólo unos días, las amenazas del presidente panameño obligaban a viajar en plenas vacaciones navideñas a la ministra española de Fomento para mediar en el conflicto y obligar a la constructora Sacyr a cumplir las condiciones pactadas en la obra de ampliación del Canal de Panamá.
España en venta
En 2013, lo que el gobierno califica como “renovada confianza de los inversores extranjeros en España” no es sin embargo más que la entrada masiva de capital extranjero a la compra de muchas de las principales fuentes de riqueza de la economía nacional, puestas a la venta a precio de saldo. Por primera vez en décadas, el capital extranjero ha entrado al asalto de lo que históricamente ha sido el “sancta santorum” inviolable de la oligarquía española: el sector financiero.
Dos inversores iberoamericanos -pero uno de ellos operando desde Wall Street- se han convertido en los máximos accionistas del Banco de Sabadell, el quinto mayor banco español tras la absorción de la CAM.
"Se ha acelerado el trasvase de riqueza que conduce al empobrecimiento y a un futuro de ruina nacional"
Un fondo de inversión norteamericano se hacía con el banco EVO, filial de la caja gallega Novagalicia. Caja que, siendo la segunda de España con un volumen de depósitos de 44.762 millones de euros, acaba de ser vendida a un banco venezolano por el irrisorio precio de 1.000 millones de euros.
Pero no es esto sólo. Banco Popular vendía en 2013 su servicio de recobros a la alemana KG EOS, mientras que Botín se ha deshecho de sus negocios de Seguros y Reaseguros y de Gestión de Activos, vendidos respectivamente a la holandesa Aegon y a dos firmas de capital riesgo norteamericano.
La entrada de Bill Gates, propietario de Microsoft, en el accionariado de FCC, la quinta mayor constructora del país, es sólo la imagen mediática que ilustra el auténtico desembarco del gran capital extranjero que se ha producido en la economía española en 2013.
Desde monopolios hasta grandes empresas, pasando por empresas de tamaño medio, el capital extranjero está penetrando sin resistencia en todos los sectores de la economía española: banca, industria, construcción, energía, telecomunicaciones, servicios, infraestructuras, turismo, sector inmobiliario,... Entrada masiva del capital extranjero
Mientras la crisis se ha llevado por delante a más de 234.000 PYMES, las filiales de las multinacionales instaladas en España concentran ya el 40% del volumen de negocio de la industria española.
En 2013 hemos visto cómo desaparecían o entraban en quiebra empresas tan representativas de la economía española durante décadas como Fagor, Panrico o Pescanova. España es el tercer país de la UE, después de Grecia y Chipre, donde más ha caído la industria desde la implantación del euro en el año 2000. El peso del sector industrial en el PIB español era en 1970 del 34%. En 2011 se ha reducido en más de la mitad y es ya sólo del 16,9%.
Y sin embargo, a pesar de esta acelerada desindustrialización que nos condena a ser la “Florida europea”, un país de turismo y servicios, la presencia del capital extranjero en la industria española ha ido creciendo de forma sostenida y el número de filiales de multinacionales instaladas en nuestro país ha aumentado un 30% desde que estalló la crisis.
"El desgaste político del PP se traduce en la hemorragia de votos que pronostican las encuestas"
Aunque el número de empresas industriales extranjeras sólo representa el 1,75% del total, sin embargo su volumen de negocio alcanza casi el 40% de la industria española. Lo que quiere decir que, en paralelo a la penetración del capital extranjero, se está produciendo un acelerado proceso de concentración monopolista en sus manos.
Uno de cada cinco trabajadores empleados en la industria lo hace ya para una multinacional. Que mayoritariamente se concentran en sectores de alta extracción de plusvalía como el automóvil, los equipos eléctricos y electrónicos, la fabricación de bienes de equipo, la industria química o la farmacéutica.
El gobierno Rajoy presume de haber reducido durante este año la prima de riesgo por debajo de los 200 puntos. Sin embargo oculta que el brutal incremento de la deuda pública, que alcanza ya el 100% del PIB, nos obliga a pagar cada año, sólo en intereses de la deuda, más de 36.000 millones de euros. Una deuda pública que está ya mayoritariamente, un 40%, en manos del capital extranjero.
En 2013, los españoles hemos pagado, sólo en intereses de la deuda pública, más de 36.000 millones de euros. 2,4 veces más de lo que pagábamos en 2007, antes del estallido de la crisis. Y aunque en el año 2012 se produjo una retirada del capital extranjero ante la posibilidad de rescate de la economía española, en 2013 ha vuelto a convertirse en el mayor propietario, con diferencia, de deuda pública española. Un 40% frente al 33% que actualmente posee la banca nacional.
Del otro lado, saqueo
Por el lado contrario, este plegamiento incondicional a los dictados del FMI y Merkel se ha traducido en 2013 en una intensificación del saqueo contra el 90% de la población. Aceleración de la rebaja salarial, nuevos recortes en sanidad, educación, dependencia, implantación de nuevos copagos, subidas de impuestos y precios en los servicios básicos,...
Un saqueo que hemos cuantificado, desde 2010 hasta hoy, en al menos 172.000 millones de euros que se han trasvasado desde los salarios e ingresos del 90% de la población a los beneficios de bancos y monopolios, nacionales y, sobre todo, extranjeros.
En 2013 se ha acelerado el triple trasvase de riqueza que conduce directamente al empobrecimiento general de la población y a un futuro de auténtica ruina nacional:
Trasvase de las rentas salariales hacia las rentas de capital, rebajando los salarios de los trabajadoresy alargando la jornada de trabajo para aumentar la tasa de ganancia.
Trasvase desde las rentas del 90% de la población hacia la oligarquía financiera, sus bancos y monopolios, a través de un sinfín de recortes y subidas de impuestos.
Y, sobre todo, trasvase desde la economía nacional hacia el gran capital extranjero que se apodera a través de distintos mecanismos de una parte creciente de la riqueza de España.------ Un triple trasvase que provoca una creciente concentración de la riqueza en un lado, y el empobrecimiento de la población en el otro. Un auténtico abismo social que se agranda sin parar.
Mientras el número de millonarios españoles con un patrimonio personal superior a los 22 millones de euros ha aumentado en 105 personas entre 2012 y 2013, medio millón de personas están cayendo cada año en España en la pobreza extrema, condenados a vivir con menos de 307 euros al mes.
El desgaste de Rajoy
En enero de 2013 analizamos cómo el gobierno de Rajoy, a pesar de la enorme contestación social que levantaron sus primeras medidas, se había consolidado y fortalecido políticamente. Un año después, sin embargo, la situación, en gran medida, se ha dado la vuelta.
A pesar de la mayoría parlamentaria absoluta de la que disfruta, su plegamiento a los mandatos hegemonistas y la aplicación implacable de todas las medidas exigidas, sumado a la ofensiva protagonizada en la segunda mitad del 2013 por los sectores más derechistas y reaccionarios del PP, han producido un desgaste político que se traduce en la hemorragia de votos que pronostican todas las encuestas.
Una erosión de Rajoy que, aún sin alcanzar todavía el desprestigio alcanzado por Zapatero, empieza a parecérsele cada vez de forma más acusada.
A lo largo de 2012 el gobierno de Rajoy, además del rechazo de la mayoría de la clase obrera y el pueblo trabajador, se enajenó con sus medidas el apoyo de sectores de cuadros del país como los médicos; en 2013, la presentación de la ley de Seguridad Ciudadana le ha granjeado la oposición activa de buena parte de la judicatura. Y la nueva ley del aborto, además de provocar el rechazo de una parte mayoritaria del electorado femenino, ha abierto una considerable fractura en sus filas.
El ciclo electoral que se inicia el próximo 25 de mayo con las europeas y que concluirá en noviembre de 2015 con las elecciones generales, va a reflejar la nueva correlación de fuerzas que se está gestando en el país tras el triunfo por mayoría absoluta del PP hace dos años.
"En 2013 hemos asistido a una acelerada erosión del mismo régimen político surgido de la Transición"
Mayoría que, a día de hoy, no parece que tenga ninguna posibilidad de repetirse, abriendo paso a una nueva correlación de fuerzas y una nueva coyuntura marcada por la fragmentación parlamentaria, la apertura de una grieta importante en el modelo bipartidista y, en consecuencia, la formación de un gobierno mucho más débil políticamente que el actual.
Una perspectiva que, previsiblemente, se va a ir reflejando en un ciclo electoral -marcado por importantes batallas políticas como la celebración o no del referéndum soberanista en noviembre de este año y las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015- que se prolongará durante año y medio.
En el conjunto de este ciclo electoral de largo alcance lo más importante que hay en juego es la posibilidad de que el modelo político bipartidista a través del cual el hegemonismo y la oligarquía han venido gobernando el país desde 1982, quede
estructuralmente debilitado.
Con un PP y un PSOE quedando muy por debajo del 60% de los votos (cuando justo antes del estallido de la crisis, en 2008, se repartían el 84% de los votos válidos), creándose así una situación política nueva, en la que sólo un hipotético (pero improbable) “gobierno de concentración prohegemonista” PP-PSOE tendría la mayoría suficiente para gobernar con estabilidad parlamentaria.
Y la erosión del modelo bipartidista
Este desgaste, sin embargo, va mucho más allá del PP. En 2013 ha seguido golpeando implacablemente a la pata izquierda del modelo bipartidista, el PSOE. Y se ha extendido de manera notable hacia algunas de las instituciones clave del régimen político oligárquico-imperialista y de la clase reinante.
La otra pata del modelo bipartidista, el PSOE, sigue sumido, bajo la férrea dirección de Rubalcaba y con tensiones y divisiones internas agudizándose, en una imparable hemorragia política y electoral, que ninguna de las iniciativas tomadas hasta ahora (Congreso, Conferencia política, relevo de Griñán,...) son capaces de detener.
Y más allá del propio modelo bipartidista, en 2013 hemos asistido a una acelerada erosión del mismo régimen político surgido de la Transición, en el que instituciones claves como la Monarquía pierden prestigio y capacidad de liderazgo a marchas forzadas.
La imputación de la infanta Cristina o los claros síntomas de deterioro y senilidad mostrados por el rey recientemente añaden un factor de inestabilidad a la situación política al afectar directamente a la situación de la jefatura del Estado en unos momentos de máxima tensión política por el desafío soberanista de Artur Mas.
El debilitamiento del modelo bipartidista y la erosión del régimen político son factores que, objetivamente, tienden a permitir el desarrollo de las fuerzas políticas y sociales que, en mayor o menor medida, nos oponemos al proyecto hegemonista.
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