"España está de moda".
"El miedo se ha esfumado".
"Hay ganas de invertir en España".
Estas son algunas de las frases que se han repetido en las tertulias económicas y en los despachos financieros desde el pasado verano.
Fue entonces cuando los inversores internacionales que llevaban años dando la espalda al país como si se tratara de la peste, cambiaron de perspectiva. La convicción de que el euro no se rompía fue la clave para ver que España ya no era un apestado sino un enfermo agonizante sin demasiadas fuerzas para negociar. Gracias a esa debilidad financiera y a un pequeño/gran impulso legislativo pergeñado por el Ministerio de Economía, los llamados fondos buitre consiguieron cerrar en el último trimestre de 2013 operaciones sobre las que llevaban años planeando.
Las entidades financieras tiraron la toalla y aceptaron vender desde carteras de créditos fallidos a divisiones inmobiliarias a precios que unos meses antes apenas aceptaban ni escuchar.
Al albur de estas operaciones, otros inversores internacionales pusieron su foco en España y las empresas de capital riesgo también protagonizaron algunas sonoras compras. La recuperación económica en la que algunos expertos apuntan que ha entrado España no va cambiar demasiado esta situación.
"2014 va a ser un año excelente", aseguran fuentes del sector. En otras palabras, eso significa que España seguirá siendo un país de gangas para las inversores internacionales.
Y el principal motivo de esos chollos es la falta de competencia o, lo que es lo mismo, la escasez de crédito bancario. La imposibilidad de obtener préstamos o líneas de liquidez a través de bancos españoles está dejando a las empresas en manos del capital extranjero.
Las más fuertes se pueden permitir buscar crédito fuera del país. Una actividad que, según los últimos datos del Banco de España, está en máximos históricos, ya que los créditos solicitados en el extranjero suponen más del 33% del total en 2013, frente al 23,8% que representaban antes de la crisis. Pero son pocas las empresas con capacidad para pedir un crédito en el extranjero.
Así que la única forma de obtener capital es negociar con los fondos internacionales interesados en España. La negociación está muy lejos ser igualitaria. Quienes mejor lo saben son las empresas del sector inmobiliario y aquellas que están en concurso de acreedores, los dos campos donde los fondos buitre esperan darse un buen banquete en 2014.
Las primeras han pasado de ser un sector apestado del que nadie quería ni oír hablar a recibir continuas llamadas de estos inversores oportunistas.
"Sus ofertas valoran los activos inmobiliarios a precios de derribo, pero es eso o nada y ellos lo saben. Así que muchas aceptaremos negociar en los próximos meses. No hay alternativa", apuntan desde una promotora.
Aun así se considera afortunada ya que puede vender aquello que interesa: locales comerciales, oficinas, centros comerciales y hoteles.
"Lo que es exclusivamente residencial todavía no interesa ni a los fondos más arriesgados"
asegura Eduard Saura, director de la compañía de capital riesgo Accuracy Spain. El margen de negociación también es mínimo para las empresas super endeudadas. Hay casos muy sonados como Pescanova, en concurso de acreedores desde abril de 2013. Los compradores interesados, como los fondos buitre KKR y Ergon Capital asociados a la cervecera Damm, están presionando para conseguir descuentos de hasta el 95%, según ha publicado la prensa gallega.
En los últimos cinco años más de 40.000 empresas presentaron concurso de acreedores. Si atendemos a la evidencia estadística, la mayoría acabará cerrando, porque no interesan por ser demasiado pequeñas o estar en sectores poco atractivos.
Otras de nombres tan conocidos como Fagor, Flex, Pikolín, Scalextric, Blanco, Caramelo, Alfa, Cacaolat, o yogures Clesa, entre otros muchos, es probable que estén sometidas a lo largo de 2014 a la presión negociadora de los fondos buitre, sin posibilidad de obtener capital por ningún otro lado y expuestas a las duras políticas de gestión financiera y de personal que imponen estas empresas, en línea con lo que le está sucediendo en estos momentos a Panrico desde que KKR entró en su accionariado. En este campo queda mucho negocio.
"La crisis no ha terminado. El crédito seguirá sin fluir y el número de empresas que tendrá que solicitar concurso de acreedores seguirá siendo muy alto en 2014"
asegura Eduard Saura. El negocio para un fondo internacional en ese momento es redondo ya que en muchos casos los problemas de las empresas son exclusivamente de gestión financiera, no del negocio. Comprar activos sin deudas es casi un regalo, que no les habría llegado si la banca nacional fuera más condescendiente en su gestión de crédito. Para todo lo demás... capital riesgo
En cualquier caso, esos extremos serán cada vez menos posibles. El negocio de los fondos buitre se ha visto parcialmente truncado con la llegada de las empresas internacionales de capital riesgo. Aunque este tipo de compañías no compite con los fondos buitre en las operaciones más extremas como las inmobiliarias, su presencia y su competencia sí están trastocando la presión que los buitre pueden hacer sobre los precios. Así, fondos que se niegan a considerarse buitres como HIG Capital han conseguido cerrar operaciones con la Sareb, con menos descuentos que los que exigían otros más agresivos como Cerberus o Apollo, por ejemplo.
La presencia del capital riesgo internacional, por supuesto, no es nueva en España. Pero sí lo es su necesidad de invertir. Esas compañías tienen un plazo de cinco años para invertir el capital que consiguen de sus socios, y aquellas que lo hicieron cuando la crisis estaba despuntando ya están terminando los plazos. En el sector calculan que al menos habrá alrededor de 30.000 millones de euros dispuestos a comprar ya.
"Los tiempos imponen cierta presión compradora. Aunque todo el mundo sabe que con presión se cometen errores, por eso se están analizando una a una las posibles empresas"
comenta Julio Babecki, director de L CapitalEspaña. El perfil que buscan es: empresa industrial con problemas financieros, sin acceso al crédito bancario y con alto potencial exportador. Por sectores, los más atractivos son el hotelero, la distribución y el transporte logístico.
"España es muy potente en agroalimentación. Hay operadores internacionales, sobre todo franceses y rusos, con mucho interés por tomar posiciones tanto en empresas que apuestan por los productos delicatessen como también por las bodegas"
explica Enrique Quemada, consejero delegado de ONEtoONE.
También se atisban operaciones potentes en el mundo hostelero, de la distribución alimentaria, el transporte logístico y otros como el denominado lujo asequible, la informática o el audiovisual muy tocados por la crisis que puede volver a resultar interesante para las empresas internacionales de cara a posicionarse ante posibles crecimientos en los próximos años.
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