miércoles, 23 de noviembre de 2016
Consecuencias del Humanismo en el seno del Marxismo
Lucha de clases en la filosofía... con decisivas consecuencias en la política
Es decir, todo el combate filosófico que hemos desarrollado en esta escuela contra las tesis de John lewis o el “posmarxismo” de Laclau es una batalla política, con decisivas consecuencias para la práctica revolucionaria.
¿Cuáles son? Althusser nos las presenta así:
“Efectos científicos”
Cuando, en 1972, se sostiene la Tesis idealista “el hombre hace la historia”, ¿qué efectos se producen, se inducen en la ciencia de la historia? Más precisamente, ¿podemos esperar de ella algo para hacer descubrimientos científicos?
Es por cierto lamentable, pero se ve con claridad, que no podemos sacar nada positivo. El propio John Lewis no obtiene nada que nos aclare acerca de los mecanismos de la lucha de clases
Pero entonces se dirá: he aquí justamente un ejemplo que prueba lo contrario de su Tesis sobre los efectos de la filosofía, puesto que usted reconoce que esta filosofía “humanista” no ha tenido ningún efecto sobre el conocimiento científico. ¡Perdón! Sostengo que Tesis como las de John Lewis y de Jean–Paul Sartre tienen por cierto un efecto, un efecto negativo: “traban”, como lo decía Lenin de las filosofías idealistas de su época, el desarrollo del conocimiento científico existente. Tales Tesis obstaculizan el desarrollo del conocimiento. En vez de hacerlo avanzar, más bien lo hacen retroceder; más precisamente, lo hacen retroceder más acá de los descubrimientos y las adquisiciones científicas de Marx y Lenin. Nos devuelven a una “filosofía de la historia” precientífica.
Se ve qué está en juego. (…) Es preciso decir que esta Tesis produce o puede producir efectos nefastos sobre el conocimiento científico, efectos retrógrados, porque en lugar de permitirnos comprender en 1972 que poseemos un prodigioso depósito científico, los conocimientos que Marx nos ha dado, y de desarrollarlos, filosóficamente vuelve a partir de cero y nos devuelve a los buenos tiempos de Descartes, Kant o Fichte, de Hegel y Feuerbach, antes del descubrimiento de Marx, antes del “corte epistemológico”.
Esta Tesis idealista revuelve las cartas y extravía a los filósofos, los científicos y los militantes revolucionarios.
Los desarma al privarlos del arma irremplazable que constituye el conocimiento objetivo de las condiciones, los mecanismos y las formas de la lucha de clases.
- Como dijimos en escuelas anteriores, el posmarxismo de Laclau es en realidad un premarxismo, una teoría precientífica, como dice Althusser.
Nos devuelve a la oscuridad anterior a Marx y su teoría y nos impide conocer la realidad de la lucha de clases para transformarla.
Efectos políticos
¿Cómo conducir bien la lucha de clase proletaria inspirándose en la Tesis filosófica “el hombre hace la historia”? (…)
Se dirá que esta Tesis sirve a todo el mundo, indiferentemente, a los capitalistas, los pequeños burgueses y los proletarios, puesto que todos ellos son “hombres”. Esto no es verdad. La Tesis sirve a aquellos que tienen interés en que se hable de “el hombre” y no de las masas, de “el hombre” y no de las clases y de la lucha de clases. Sirve ante todo a los burgueses y accesoriamente a los pequeñoburgueses.
Cuando se dice a los proletarios “los hombres hacen la historia”, no es necesario ser un gran conocedor para comprender que hay más o menos una gran probabilidad de contribuir a desorientarlos y a desarmarlos.
Se les hace creer que son omnipotentes como “hombres” mientras se los desarma como proletarios frente a la verdadera omnipotencia, la de la burguesía que detenta las condiciones materiales (los medios de producción) y políticas (el estado) que dominan la historia. Cuando se les canta la canción humanista, se les desvía de la lucha de clases, se les impide darse y ejercer la única potencia de la que disponen, la de la organización en clase y de la organización de clase, los sindicatos y el partido, para conducir su lucha de clase ellos mismos.
Por una parte, una Tesis filosófica que, directa o indirectamente, sirve los intereses políticos de la burguesía, incluso en el seno del movimiento obrero (esto se llama el reformismo) y en el seno de la concepción de la teoría marxista (esto se llama el revisionismo), con todos los efectos políticos consiguientes.
Por otra. Tesis que ayudan directamente a los proletarios a tomar conciencia de su papel, de sus condiciones de existencia, de explotación y de lucha; que ayudan a crear las organizaciones de lucha de clase, que tomarán la cabeza del combate de todos los explotados para arrancar el poder de estado a la burguesía.
¿Es necesario más comentario?
Son muy claras las palabras que acabamos de leer: “Se les hace creer que son omnipotentes como “hombres” mientras se los desarma como proletarios frente a la verdadera omnipotencia, la de la burguesía que detenta las condiciones materiales (los medios de producción) y políticas (el estado) que dominan la historia”.
Teorías burguesas que ocultan las condiciones materiales de la dominación, la explotación y que ocultan a los enemigos, los explotadores, y su aparato de dominación, el estado.
Y sobre todo, que no haya una organización de clase: “se les desvía de la lucha de clases, se les impide darse y ejercer la única potencia de la que disponen, la de la organización en clase y de la organización de clase, los sindicatos y el partido, para conducir su lucha de clase ellos mismos”.
Efectivamente, no son necesarios más comentarios para comprender la naturaleza burguesa de estas posiciones.
¿Y qué nos dice el posmarxismo de Laclau? Afirma querer “liberarse del esencialismo de clase propio del marxismo”, que el objetivo ya no es el socialismo y el comunismo, ni hay que destruir el estado burgués, ni tomar el poder. Según los posmarxistas, nuestro norte ha de ser “la radicalización de la democracia” y debemos utilizar el estado burgués, superándolo.
Bajo la bandera de “deconstruir el marxismo”, acusándolo de dogmático, buscan el objetivo de barrer el conocimiento científico que pueden empuñar las clases explotadas para transformar el mundo.
Desde el “posmarxismo” se magnifica la potencia de “los hombres”, es decir de los diferentes movimientos (feministas, ecologistas, sindicales...) que luchan contra las manifestaciones de la opresión. Encauzando hacia este callejón sin salida reformista la rebelión de las masas que nadie puede impedir que exista.
Y con ello, el “posmarxismo” cumple el papel de dificultar e impedir la organización consciente de las clases explotadas contra el dominio de la burguesía y del imperialismo.
La disyuntiva que Althusser nos planteó en 1972 en su respuesta a John Lewis es muy actual. Él nos llama a tomar una posición de clase activa: por las tesis del revisionismo y el reformismo, o por las tesis del marxismo-leninismo. Las primeras sirven a consolidar y perpetuar la explotación burguesa; las segundas sirven a los proletarios, y a todos los explotados y oprimidos, a tomar conciencia y crear la organización de clase -el partido comunista- que permita arrebatar el poder del estado a la burguesía.
Hemos empezado esta escuela afirmando que la filosofía son tomas de posición, en la teoría, pero que siempre comportan efectos prácticos al servicio de una u otra clase. Ahora tenemos muchos más elementos para comprender lo que esto supone, y para que todos los asistentes a la escuela podamos tomar una posición revolucionaria en consecuencia.
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