jueves, 11 de febrero de 2016

Hacia el III Congreso de Unificación Comunista de España






Un debate necesario para todos los revolucionarios








¿De verdad no puede existir una ciencia social en un mundo cuya complejidad no admite ser reducida a leyes inexorables? ¿Cuánto hay de cierto en la afirmación de que hablar de socialismo científico es profundamente arrogante y torpe? ¿El marxismo ha dejado de ser una guía para la revolución? Nuestro Partido, Unificación Comunista de España, ha iniciado el proceso de preparación del tercer Congreso que tendrá lugar, en fecha aún sin determinar, a finales de este año o comienzos del que viene. Un Congreso que queremos que sea abierto a todos los revolucionarios que en la actualidad se preguntan si sigue siendo posible hoy, y cómo, avanzar en “cambiar el mundo de base”. Y cuya preparación empezamos desde ya mismo con la realización de distintas Escuelas de Marxismo que ayuden y den herramientas de conocimiento para responder a esas preguntas. Tanto la preparación del Congreso como la realización de las Escuelas queremos que estén abiertas a todos los revolucionarios que se preguntan qué respuesta debemos dar para avanzar en la transformación social y política en un mundo que ha sufrido tantos y tan enormes cambios en las últimas décadas.

"Entre la gente y los movimientos que luchan por la transformación social existen hoy importantes divergencias de principios"

Nos hemos inspirado para ello en el preámbulo de un documento histórico en la historia del movimiento obrero y revolucionario internacional. La carta que el Comité Central del Partido Comunista Chino dirigía al C.C. del Partido Comunista de la URSS en junio de 1963, conocido como “los 25 puntos de Pekín”. En él, el PCCh afirma: “En el momento presente, existe toda una serie de importantes divergencias de principio en el movimiento comunista internacional. Sin embargo, por muy serias que sean estas divergencias, debemos buscar, con suma paciencia, el camino de su allanamiento, a fin de unir nuestras fuerzas y fortalecer la lucha contra nuestro enemigo común”.
Partiendo de ese mismo espíritu, podríamos decir que también hoy entre la gente y los movimientos que luchan por la transformación social existen importantes divergencias de principios.

¿El comunismo, como sostienen algunos, pertenece a un pasado político que ha muerto tras la desaparición de la URSS? ¿El marxismo sigue siendo hoy la más poderosa herramienta para la liberación de los explotados y oprimidos o el tiempo ha puesto de manifiesto que es una teoría presa de arraigados dogmas que le han llevado a fracasar? ¿El proletariado sigue siendo, como afirmaba Marx “la única clase verdaderamente revolucionaria” en el capitalismo, o en nuestros días han aparecido sectores sociales cuyos intereses y demandas ya no pueden ser representados por el proletariado?
En torno a estas y otras muchas cuestiones existen importantes y serias divergencias entre la gente revolucionaria y de izquierdas. Nuestro propósito es buscar, mediante la discusión franca y abierta, la lucha ideológica y el debate colectivo la forma de resolver esas diferencias con el objetivo de avanzar en la necesaria unidad ideológica, política y organizativa para fortalecer la lucha contra nuestros enemigos.
Y hacerlo de una forma rigurosa y exhaustiva. Con una sucesión de, al menos, 10 Escuelas de Marxismo, tanto locales en cada ciudad de España como centrales, que nos permitan ahondar en ese debate y en las que pueda participar cualquier persona interesada en la transformación de nuestro país.

Tres etapas en la preparación del Congreso

A lo largo de todo 2016, y al margen incluso de las batallas políticas que puedan venir como la posible repetición de las elecciones generales, vamos a celebrar, al menos, ocho Escuelas de estudio y debate sobre los distintos temas que debe abordar y resolver el Congreso. Para ello nos hemos propuesto tres etapas.

Una primera, de aquí a Semana Santa que estará centrada en la declaración de principios, es decir, en los objetivos revolucionarios por los que debemos uchar y la guía teórica e ideológica de la que debemos dotarnos para conseguir esos objetivos. En esta primera etapa habrá dos Escuelas locales donde estudiaremos las tres grandes rupturas históricas que ha habido en la historia del Movimiento Comunista Internacional. Y una Escuela Central donde nos plantearemos cuestiones como si el marxismo sigue siendo la guía teórica o ha quedado superado por el desarrollo histórico o cómo debemos abordar, en el siglo XXI, la cuestión de Stalin. 

 "¿De verdad no puede existir una ciencia social en un mundo cuya complejidad no admite ser reducida a leyes inexorables?"

 La segunda etapa, que durará hasta el mes de agosto, consta de cuatro escuelas locales dedicadas al estudio del marxismo, la historia de nuestro país o el análisis de los cambios ocurridos en la situación internacional. Y que culminarán en la Escuela Central de agosto en la que pretendemos resolver las claves de la nueva línea estratégica y táctica. La tercera etapa, de agosto a diciembre, estará centrada en el establecimiento de los nuevos Estatutos, la línea organizativa, el estilo de trabajo de los comités y las organizaciones de base del partido,... Una etapa que debe combinar este trabajo con la elaboración de las distintas ponencias que deberán ser presentadas, debatidas y, en su caso, aprobadas por el Congreso. A todas y cada una de estas actividades, desde las Escuelas locales hasta la elaboración de ponencias estáis invitados todos aquellos interesados en estas cuestiones y que pensáis que tenéis ideas que aportar y debatir. Para hacerlo, basta con que os pongáis en contacto con los teléfonos de vuestra ciudad que vienen en Nos Encontrarás... Las fuentes de la teoría revolucionaria ¿Ha fracasado el marxismo? Dice Lenin en Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo que “lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el pensamiento más avanzado de la humanidad había planteado ya. Su doctrina surgió como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo”.
En nuestros días, sin embargo, hay numerosas corrientes de pensamiento en la izquierda que cuestionan el marxismo, al que critican de haber pretendido convertir al socialismo en una ciencia. Un error, encabezado según ellos por el propio Marx, basado en un pensamiento “profundamente arrogante y a menudo torpe”.
En las dos primeras Escuelas -que concluirán en una una Escuela Central en Semana Santa- vamos a entrar y profundizar en los fustes de este pensamiento, cuyo máximo representante es Ernesto Laclau, teórico político del llamado “postmarxismo” en Argentina y el conjunto del mundo hispano.
Unas tesis que, curiosamente, tienen numerosos puntos de conexión y coincidencia con las que sirvieron para liquidar importantes movimientos marxistas-leninistas y revolucionarios en Europa en los años ochenta y noventa. Las tesis del postmarxismo de Laclau -teórico a su vez del “populismo de izquierdas”- parten de dos supuestos fundamentales. De un lado, que tras la implosión de la URSS, el fracaso del socialismo real y la hegemonía del neoliberalismo y la globalización, se ha hecho necesario “repensar” un marxismo tradicional que ya no es capaz de dar respuesta a los retos de un mundo que ha cambiado y se ha complejizado.
Del otro, que las transformaciones materiales y sociales que ha traído el neoliberalismo han afectando al sujeto revolucionario y a la propia teoría revolucionaria. Frente al sujeto revolucionario que establece el marxismo, el proletariado, para este pensamiento han irrumpido múltiples sujetos (ecologistas, feministas, pacifistas, antinucleares, homosexuales...) plasmados en los diferentes movimientos de liberación que son excluidos del sistema. Por eso mismo, además, frente a la aspiración a una teoría revolucionaria única del pasado, en nuestros días han aparecido múltiples discursos liberadores que exigen una nueva síntesis superadora del marxismo; que no sólo ha quedado anticuado, sin respuesta ante estos nuevos fenómenos, sino que ha demostrado dar respuestas erróneas, esquemáticas, dogmáticas, por su pretensión de ser una ciencia social, capaz de establecer leyes objetivas e inexorables que rigen un proceso tan complejo como es el desarrollo de las sociedades humanas.
¿De verdad no puede existir una ciencia social en un mundo cuya complejidad no admite ser reducida a leyes inexorables?
 ¿Cuánto hay de cierto en la afirmación de que hablar de socialismo científico es profundamente arrogante y torpe?
¿El marxismo ha dejado de ser una guía para la revolución?
Sobre estas y otras cuestiones vamos a debatir colectivamente en esta primera etapa de preparación del Congreso, que concluirá con la celebración de una Escuela Central de Marxismo en Semana Santa.

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