sábado, 11 de mayo de 2013

DEUDA ODIOSA



¿Sabías que España perdonó la deuda externa a Alemania en 1953? 

Irlanda, Grecia y España perdonaron la deuda alemana

El Acuerdo de Londres sobre la Deuda Alemana, es un temprano y casi desconocido ejemplo de restructuración moderna de deuda soberana.


Durante mucho tiempo, la quiebra de estados ha sido percibida como un problema lejano, propio del llamado ‘mundo en vías de desarrollo’ (el Sur Global). Hoy no es está para nada lejos, sino frente a nuestras propias puertas. Una emergencia económica, resultado del sobreendeudamiento, desafía a la pervivencia misma de la unión monetaria europea. La devastación social y política en curso amenaza los tejidos sociales de los países afectados por la crisis. Alemania, sin embargo, parece quedar a salvo como una economía relativamente exitosa y floreciente. Pero este no ha sido siempre el caso.

Poca gente sabe que Alemania se benefició de una generosa condonación de deuda al principio de su ‘milagro económico’. El Acuerdo de Londres sobre la Deuda Alemana, cuyo sexagésimo aniversario se celebra el 27 de febrero, es un temprano y casi desconocido ejemplo de restructuración moderna de deuda soberana, algo muy sorprendente si se considera su eficacia a la hora de recuperar la sostenibilidad de la deuda alemana (occidental).
 Hacia el final de las negociaciones, se canceló la mitad de todas las deudas de 30 millones de marcos y los remanentes fueron reprogramados de forma tan inteligente que Alemania nunca tuvo que volver a afrontar un problema de deuda.
Los niños y niñas alemanes no acostumbran a aprender nada del Acuerdo en sus clases de Historia y en los medios tampoco se le da mucha consideración. Sin embargo, hoy sería sabio recordar cómo se previno una quiebra estatal inminente a través de unas negociaciones oportunas, rápidas, comprensivas y justas.
El contraste entre el trato histórico dado a Alemania y el trato dado hoy a Grecia no puede ser más obvio. Alemania se benefició de una condonación de gran alcance como resultado de la cual su economía creció de forma rápida y sostenible. Grecia en cambio, está siendo forzada a ‘consolidarse’ a sí misma a lo largo de una recesión dolorosa y destructiva que sacude a la sociedad hasta sus mismos cimientos.
En 1953, uno de esos generosos (para Alemania) acreedores fue, por cierto, Grecia, que no tuvo en cuenta los crímenes de guerra que las fuerzas de ocupación alemanas habían cometido pocos años antes en suelo griego. Un paralelismo similar se podría dibujar con España, que también fue de los países que firmaron el acuerdo para la cancelación de la deuda alemana.
Pocas restructuraciones de deuda soberana han permitido de forma tan clara como la de 1953 la transición desde un estado de endeudamiento crítico hasta una situación en la que la deuda ya no es un obstáculo para el desarrollo económico y social. El acuerdo es aun hoy uno de los mejores ejemplos históricos de lo razonable y sostenible que puede llegar a ser la resolución de una deuda si hay voluntad política.
Vale la pena volver a examinar hoy el caso ‘Londres 53’ como fuente de referencia para las actuales discusiones sobre la condonación de deuda, tanto en el caso de países del Sur Global como en el contexto de la crisis de insolvencia de los estados en la Eurozona. ¡Recordemos este fragmento
histórico vital por tanto tiempo olvidado! Y comprometámonos de nuevo con la responsabilidad de tratar a los países aquejados de sobreendeudamiento de manera oportuna y justa.

1. ¿Qué es el Acuerdo de Londres sobre la Deuda?

El 27 de febrero de 1953 se firmó el ‘Acuerdo de Londres sobre la Deuda’, un pacto extraordinario por el que se cancelaron muchas de las deudas que Alemania había contraído antes de la guerra. La excepcionalidad del acuerdo proviene del hecho de que sus firmantes fueran países que habían estado en guerra tan solo pocos años antes: por un lado, la nueva y muy endeudada República Federal Alemana (sucesora de la Alemania de Hitler) y, por el otro, sus acreedores, los Aliados occidentales, encabezados por el Reino Unido, Francia y Estados Unidos.

2. ¿Qué parte de la deuda alemana fue cancelada?

Destruida por la guerra, Alemania era incapaz de pagar su deuda pública externa durante la posguerra. A pesar de algunos acuerdos previos para la reducción de su deuda de posguerra, sus deudas anteriores al conflicto seguían siendo enormes e impagables. Cerca del 50% de la deuda alemana fue cancelada, lo que suponía unos 30.000 millones de marcos o el 150% de sus exportaciones de 1950. Por lo que respecta al remanente de la deuda alemana, aun se le concedió un alivio adicional con una reducción del interés en distintas vertientes. La Conferencia de Londres adoptó una solución comprensiva para abordar las deudas restantes de Alemania, relativas a dos partes constituyentes:

 Préstamos que Alemania había tomado durante la República de Weimar para satisfacer los acuerdos de reparación del Tratado de Versalles de 1919, que ya habían sido aplazados dos veces y que posteriormente fueron en parte cancelados. Además, las deudas de otras instituciones públicas y de deudores privados alemanes sumaban 5.800 millones de marcos, de manera que se fijaron y se discutieron todas las deudas anteriores a la guerra, que suponían un monto de 13.500 millones de marcos.

 Préstamos que el gobierno federal había recibido de las potencias occidentales, especialmente de Estados Unidos, para financiar la reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial.
¿Quién estaba involucrado?
La conferencia sobre las deudas anteriores a la guerra tuvieron lugar en Londres entre el 28 de febrero y el 28 de agosto de 1952. Participaron en ella veintidós delegados de los países acreedores, el Banco de Pagos Internacionales (BPI) y representantes de acreedores privados. Tras las negociaciones estaba el impulso de los Estados Unidos. Durante el proceso, entre 1951 y 1953, se trató con los firmantes del Acuerdo la deuda pública y privada que Alemania tenía con entidades públicas y privadas de los siguientes países:
Bélgica, Ceilán (actual Sri Lanka), Dinamarca, Francia, Grecia, Irán, Italia, Yugoslavia, Canadá, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Paquistán, Suecia, Suiza, España, Suráfrica, Reino Unido y Estados Unidos. Hasta 1963, los siguientes países y territorios aceptaron el acuerdo: Adén, Egipto, Argentina, Australia, el Congo Belga (hoy República Democrática del Congo), las Islas del Canal, Chile, Finlandia, las Islas Malvinas, Gibraltar, Israel, Camboya, Camerún, Malta, Marruecos, Nueva Guinea y Nauru, Nueva Zelanda, Países Bajos, Rodesia del Norte (actual Zambia) y Nyasalandia (actual Malaui), Austria, Perú, Siria y Tailandia.

3. ¿Qué lecciones extraer para la actual crisis de Irlanda, Europa y el resto del mundo?
Los pagos negociados para la crisis de la deuda son posibles.

 El Acuerdo de Londres demuestra que es posible que un conjunto multilateral de partes interesadas lleguen a acuerdos para una cancelación comprensiva de deuda, incluso en contextos políticos muy sensibles. El establecimiento de pactos durante el Acuerdo fue un proceso muy cooperativo. Pese a que se establecieron seis foros de arbitraje diferentes para tratar los conflictos que surgían durante las negociaciones del Acuerdo, estos mecanismos de disputa fueron necesarios en raras ocasiones. A Alemania también se le dio la opción de “llamar a consultas” si se encontraba con dificultades imprevistas para movilizar su servicio de deuda. Aun así, no hay registro de ningún requerimiento de consultas por parte de Alemania.

 Las “directrices para las recomendaciones” establecidas para el Acuerdo reconocían la necesidad de dispensar un trato humano al deudor. Afirmaba que el acuerdo debía:

 i) tener en cuenta la situación económica general de la república federal los efectos de las limitaciones en su jurisdicción territorial; tampoco debía dislocar la economía alemana con efectos indeseables en la situación financiera interna, ni drenar en exceso las divisas alemanas existentes o potenciales (…).

 ii) proporcionar una solución global ordenada y asegurar un trato justo y equitativo de todas las partes afectadas.

 La impresionante autoconfianza de la delegación alemana quedó demostrada al conseguir que se aplicara una significativa reducción de deuda e, incluso, al usar el acuerdo como un instrumento para evitar posibles demandas de reparación en el futuro. En 1959, el negociador alemán Hermann Josef Abs informó de lo siguiente: “Solo había un punto imposible de acordar con los acreedores para añadirlo en el informe final de la conferencia: la cuestión de las condiciones políticas previas bajo las cuales podíamos llegar al acuerdo sobre la deuda, a saber, el problema de las reparaciones. (…) Pero en la sesión final, la más importante, la delegación alemana declaró, de manera muy clara y con toda seriedad, que Alemania no estaría en posición de firmar el acuerdo sobre la deuda si todavía tenían que seguir haciéndosele demandas con el nombre de ‘reparaciones’.” Después de 1953, Alemania no efectuó pagos de reparación del tipo que acordó en 1919.

 El Acuerdo fue tan definitivo que por muchas décadas prácticamente no hubo discusión alguna, ni interna ni externa, acerca de la cuestión de la deuda nacional alemana.
El gran tamaño de las deudas y tipos de deuda considerados

 Una de las características más peculiares del Acuerdo de Londres es que no solo trató con la deuda del estado alemán y sus distintos predecesores, sino que también incluyó todas las obligaciones externas de la economía alemana, por ejemplo, las de individuos y empresas [explicar más]. En interés de un acuerdo unificado que obligara por igual a deudores y acreedores, se pactó un principio de trato equitativo para todos ellos. Todos los demandantes tuvieron que aceptar reducciones equivalentes de interés y demandas de repago. Todos los deudores privados se beneficiaron del mismo desahogo que los acreedores concedieron a la república federal con el fin de mantener su capacidad de desarrollo económico.

 Gracias a las distintas garantías del acuerdo y al generoso nivel de reducción de deuda, Alemania tuvo muy bajos indicadores de deuda pública y externa hasta la la recesión de los años setenta. Solo de los ochenta en adelante, primero debido a los costes de la reunificación y luego a la crisis financiera global de 2008, la relación deuda/PIB de Alemania se elevó hasta alrededor del 80%, donde todavía se mantiene hoy.

 El acuerdo contribuyó de manera significativa al boom alemán de los cincuenta y los sesenta, así como a la rápida reconstrucción de un país tan devastado.
La cancelación de la deuda es posible si hay voluntad política
El acuerdo y la generosidad de sus términos demuestran:

 El fuerte compromiso de los Aliados occidentales de no repetir los errores cometidos tras la Primera Guerra Mundial, es decir, desestabilizar política y socialmente a un enemigo derrotado imponiéndole la carga de una deuda impagable.

 La habilidad del entonces gobierno Adenauer a la hora de aprovechar la singularidad de Alemania como estado situado en el frente de la Guerra Fría. Sin este punto, la condonación final hubiera podido ser algo menos generosa, al no ser tenida en cuenta la contribución alemana al ‘esfuerzo’ en la Guerra Fría.

 Aunque el liderazgo de los Estados Unidos era claramente visible, muchos firmantes del acuerdo se convirtieron en miembros del ‘Movimiento de los No-alineados’ o se declararon neutrales desde un principio (como Suiza).

viernes, 10 de mayo de 2013

EEUU MUESTRA LOS COLMILLOS




Construir un país independiente, soberano, merecedor de su legado histórico, con dignidad y justicia social, demanda el más grande esfuerzo de sus hijos.




Si se quiere hacer algo honesto por la patria, en nuestros países dominados por el imperialismo norteamericano desde cuando se obtuvo la independencia política de España, la política nacional de inmediato se convierte en confrontación ganándose enemigos por todas partes.

El comandante presidente Hugo Chávez lo sabía, lo tenía presente porque no existe otro camino; la polarización social llega sola nadie la busca, aparece cuando abusivos privilegios de los sectores poderosos y parasitarios deben enfrentarse creando conciencia nacional, una lucha por las ideas y la participación popular masiva en democracia. Sin embargo, la acaudalada clase propietaria no entiende las demarcaciones democráticas representadas en la Constitución Política de la República sino de imposiciones a la fuerza destrozando la armonía pública, la paz social y la difícil construcción del bienestar general de los pueblos.

Allí la oposición al cambio adquiere connotaciones fascistas recurriendo al odio de clases. La agitación de los sectores minoritarios enriquecidos históricamente a través de la corrupción, la inmoralidad, la impunidad y la dependencia de la metrópoli, siembra el desconcierto propagandístico y el alboroto social usando el poder económico que posee.
 Henrique Capriles en Venezuela perdió las elecciones el 14 de abril, los resultados fueron garantizados por más de 1,700 acompañantes electorales de todo el continente y otros países del mundo, incluidas las Misiones de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), el Instituto del presidente Jimmy Carter, America’s Watch, OEA, etc., y fueron reconocidos por la totalidad de los gobiernos latinoamericanos y caribeños y gobiernos de otros continentes.
 No obstante la incuestionable derrota electoral sufrida en un proceso ordenado y limpio de principio a fin, con una votación computarizada y auditada, el candidato perdedor Henrique Capriles recibió la orden de desconocer los resultados y de crear el desorden total llamando a la asonada golpista, el motín, los asaltos a la propiedad privada y pública, a los saqueos y al crimen. Acompañado del aplauso delincuencial de la “libertad de expresión” de los grandes medios privados de comunicación, Capriles con su llamado público al odio, el vandalismo y la violencia en las ciudades, se convirtió en el responsable directo de nueve asesinatos, de la destrucción de locales partidarios del PSUV, de los asaltos a los centros de salud donde había presencia de médicos y médicas cubanas, de los incendios provocados en edificaciones públicas y de casas de los pobladores sindicados como “chavistas,” además de otros actos vandálicos irracionales como la quema de automóviles y camionetas del estado, ataques a los locales del Consejo Nacional Electoral, contra las redes de distribución de alimentos del Estado MERCAL, amedrentamiento a los pobladores disparando armas de fuego, quema de departamentos del programa Gran Misión Vivienda Venezuela en la ciudad de Upata, estado de Bolívar. Como responsable directo de estos y otros actos de destrucción y muerte Henrique Capriles y sus cómplices deberían ya estar acusados por la Fiscalía General de la República y enjuiciados como traidores a la patria por sus llamados a la intervención extranjera. ¿Por qué tanto odio, por qué tanto miedo, a la herencia del presidente Hugo Chávez? Los intentos de desestabilización de la revolución bolivariana no son una casualidad, pertenecen a un plan del imperialismo norteamericano y la ultraderecha internacional; plan diseñado con la finalidad de imponer nuevamente el “orden” capitalista de la represión, el desenfreno y el castigo a las clases populares. “Orden” subordinado a Washington, la Casa Blanca y el Departamento de Estado, aquel de la explotación inmisericorde de los pobres, el hambre, la miseria, la insalubridad, el analfabetismo; y sobre todo el robo de los recursos naturales y el petróleo.
Y no sólo en Venezuela, país considerado un “mal ejemplo” como Cuba, sino en la América Latina y el Caribe, cuyos pueblos despiertan de manera innovadora buscando el camino de la liberación nacional económica y política.
El sueño de Simón Bolívar de plena soberanía a través de la integración regional puesto en marcha por el presidente Hugo Chávez fue un certero golpe al neoliberalismo y a los planes de dominación de Estados Unidos queriendo imponer las privatizaciones, el “libre comercio” las recetas del Fondo Monetario Internacional y la globalización.
Así el ALBA surgió de la resistencia contra la hegemonía con el objetivo lograr el intercambio comercial sobre la base de la solidaridad no sólo de las ganancias del capitalismo mundial. Además, Chávez lideró la representación unitaria regional del continente a través de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) y CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) que unificó a todos los estados de “Nuestra América” en alianza solidaria, excluyendo a los gobiernos imperialistas de Estados Unidos y Canadá.
 Por todo lo mencionado, la reciente posición asumida por el presidente Barack Obama, el pasado 3 de mayo, en la ciudad de México, nos lleva a pensar que el gobierno de los Estados Unidos estuvo a la expectativa del fallecimiento del comandante Hugo Chávez Frías. Se esperó con paciencia un desenlace fatal planificado a fin de desarticular la revolución bolivariana, debilitando sus instituciones mediante el ataque artero, la calumnia, la difamación y los métodos violentos del fanatismo fascista, tal como hemos revelado en la intervención de Henrique Capriles y sus cómplices.
 Las elecciones en Venezuela en cumplimiento estricto de la Constitución del Estado se han realizado en los plazos legales, habiendo prevalecido el orden y la transparencia durante unos comicios, como nunca, súper vigilados por más de 1700 veedores internacionales y organizaciones democráticas, por consiguiente, la arremetida de Barack Obama contra el presidente constitucional de la república bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, enfrenta al pueblo venezolano y a las naciones libres y soberanas de Nuestra América con la Casa Blanca y el libreto del Departamento de Estado y el Pentágono que le ordenaron decir lo que dijo a su presidente. Fue inconcebible escuchar una mentira tan colosal como extravagante en boca del jefe de estado de la superpotencia hegemónica: “el pueblo venezolano merece determinar su propio destino libre de la clase de prácticas que ya se han desterrado en gran parte de América Latina.” No exageramos, pero la insolencia de Obama coincide de manera exacta con la estupidez majadera de John Kerry, Secretario de Estado norteamericano que sin pelos en la lengua, ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, calificó a América Latina como el “patio trasero de Estados Unidos,” reviviendo la vieja Doctrina Monroe que desde 1823 sirvió de guía para las relaciones del imperio con el continente latinoamericano. Se refirió así a la visión única de imponer la voluntad e influencia política y económica norteamericana a los vecinos del sur eliminando cualquier indicio de resistencia. Kerry subrayó la importancia de entablar un “mayor acercamiento con América Latina, porque se trata del “patio trasero” de su país” desconociendo categóricamente que al sur de los Estados Unidos existe una región soberana e independiente en la que se reúnen numerosas naciones con diferentes ideas, costumbres, tendencias políticas, económicas, culturales; y sobre todo con intereses desiguales. En esa misma reunión John Kerry adelantó que él iría a Colombia y Brasil y Barack Obama a México y Costa Rica, ahora vemos que con el sable desenvainado, pues “América Latina es nuestro patio trasero, tenemos que acercarnos de manera vigorosa” remarcó el jefe de la diplomacia estadounidense, exhortando a la administración Obama a hacer un esfuerzo especial con los países latinos. “Trataremos de hacer lo posible para tratar de cambiar la actitud de un número de naciones, donde obviamente hemos tenido una especie de ruptura en los últimos años.” Los primeros resultados de esta nueva política renacida desde lo más profundo de las ideas colonialistas están a la vista.
El presidente Obama desconoce el Gobierno Constitucional del Presidente Nicolás Maduro, desconoce la ratificación popular a la revolución bolivariana, desconoce los ideales del fallecido Comandante Presidente Hugo Chávez y el Plan de la Patria para el período 2013 – 2019, aprobado en vida por líder bolivariano. Obama, de otra parte, aprueba el vandalismo de Capriles, lo encumbra indirectamente sin importarle los asesinatos ni los daños ocasionados, mientras los medios masivos de comunicación, parametrados por los millonarios dueños de la información, de afuera y de adentro, celebran jubilosos la “libertad de expresión” que les permite calumniar y aprobar la injerencia de potencias extranjeras en los asuntos internos de Venezuela, país soberano, pacífico, digno y patriótico.
 Esta política norteamericana de agresión abierta, de intervención irrespetuosa, de instigación golpista, de provocación diplomática, debe ser rechazada por todos los hombres libres del continen
Por Carlos Angulo Rivas

La bestia asesina legalmente.
 Convierte a los jóvenes en carne de cañón y los devuelve a sus casas envueltos en una bandera. 
Fabrica ataúdes en serie y después se prepara para la guerra. 
La bestia tiene esta moral negra. 
Esconde su podredumbre, no la enseña. 
No muestra jamás su pobreza, ni la mortalidad infantil de este país de primera, ni el descontento, ni el horror de ser ciudadano extranjero en aquella tierra. 
Baja el pulgar y no se conmueve. 
Pasea la libertad con cadenas. 
Esta es su moral, la moral que quieren imponer a la fuerza. 
La del plomo y las calaveras. 
La del expolio y la miseria. La del silencio y la obediencia.
 Allí sacan brillo a leyes letales. 
Allí buscan verdugos y los encuentran por unas cuantas monedas. 
Allí, en aquel país que sueña con ser el dueño de la vida entera, matan dentro y fuera de sus fronteras.

jueves, 9 de mayo de 2013

No queremos perder nuestra educación para pagar su deuda


9 de mayo: 
Huelga general en la enseñanza
 ¡Todos a la huelga!
 ¡Nos jugamos nuestro futuro! 

La unidad entre todos –desde alumnos a profesores y padres, desde la educación pública a la concertada, desde infantil a la universidad- es clave para enfrentarnos a los recortes que nos imponen Merkel y el FMI.

 Quieren cargarse nuestro futuro, el de nuestros hijos o nietos. Sobran los motivos para una huelga general en la enseñanza.

 Pero debemos tener claro a quién nos enfrentamos. No asistimos a “una nueva ofensiva de la derecha” para imponer “una enseñanza religiosa y sexista”.
 Lo que sufrimos es la intervención y el saqueo de Washington y Berlín. Ellos son los que han impuesto recortes en la educación antes impensables. Quieren degradarnos a la categoría de un país “de tercera o cuarta división”. Y por eso nos dicen que “ya no podemos permitirnos una educación de primera”. El dinero que antes se dedicaba a formar a los jóvenes españoles… ahora lo reclaman los bancos alemanes, franceses o norteamericanos.

Hoy, la Plataforma Estatal por la Escuela Pública ha convocado una huelga general en la enseñanza.
 Los convocantes incluyen sindicatos de profesores, como CC OO, STES, FETE-UGT, USO y CGT, organizaciones de padres como la CEAPA, y asociaciones de alumnos como el Sindicato de Estudiantes, además de los Movimientos de Renovación Pedagógicas. Es un llamamiento dirigido a alumnos, profesores y padres.

Que los alumnos no acudan a clase. 
Que los profesores no acudan a su puesto de trabajo. 
Que los padres no lleven ese día a sus hijos al colegio. 

¡Ese es el camino! ¡El de la unidad! ¿Por qué hay que fragmentar la respuesta de los estudiantes, de los profesores y de los padres? ¿Qué justifica la división entre las movilizaciones de la educación infantil, la primara y la secundaria o la universitaria? Todos sufrimos los mismos recortes. Y la solución solo vendrá de la unidad. Por eso todos debemos apoyar y participar en esta huelga general de la enseñanza. Pero debemos tener claro a quién nos enfrentamos. Los convocantes de la huelga tachan de “inconstitucional” la “Ley Wert”. Y esgrimen como razones principales que “apuesta de forma velada por la segregación por sexos en la enseñanza concertada; prima la religión católica frente a la enseñanza laica, impone un modelo neoliberal que incide en el reparto de riqueza, y en las comunidades con lengua cooficial merma su implantación”. Esto es un “totum revolutum” que confunde, y sobre todo genera división. Estableciendo un enfrentamiento entre la educación pública y la concertada, entre la enseñanza religiosa y laica… Contradicciones que existen, pero que al colocarlos en primer plano no hacen sino esconder a los principales responsables de los recortes que todos sufrimos. Los recortes en la educación española vienen determinados por el avance de un proyecto hegemonista cuyo objetivo es la degradación política del país para imponer un drástico trasvase de la riqueza nacional hacia el exterior, y que se traduce en un ataque masivo contra el 90% de la población.

Que el tijeretazo en la enseñanza viene determinado por los dictados de Washington y Berlín quedó evidenciado en abril del año pasado, cuando una semana después de aprobar los presupuestos generales -que ya reducían la inversión educativa en un 21,9%-, el gobierno de Rajoy se vio obligado -ante las presiones de Bruselas y el FMI- a anunciar, de madrugada y sin previo aviso, un “recorte extra” de 10.000 millones... 3.000 de ellos en la enseñanza. Si sumamos los tijeretazos del gobierno central y las autonomías, estamos hablando de 6.400 millones menos invertidos en educación entre el 2.010 y el 2.013. España no puede permitirse una “educación de primera”, porque debe pagar como “un país de tercera”. Mientras se recortan 6.400 millones para la educación... se pagan 10.000 millones anuales más por la deuda externa. Estas imposiciones hegemonistas se han traducido en un ataque masivo contra el 90% de los sectores educativos. Nadie -ni padres, ni alumnos, ni profesores, ni la educación concertada...- se han salvado del hachazo.
En primer lugar, contra los propios alumnos. Los recortes han impuesto una preocupante degradación de la enseñanza. Se han eliminado 13.000 profesores -para una población escolar de 800.000 alumnos más-, suprimido buena parte de los programas de refuerzo para alumnos con dificultades, cancelado la construcción de nuevos colegios, y reducido a su mínima expresión los medios a disposición de los ya existentes... Hasta el punto de que algunos han tenido dificultades para pagar los gastos ordinarios -luz, gas, agua, calefacción...-.
En segundo lugar, contra las propias familias, para las que la educación de sus hijos empieza a ser una carga insoportable. Se han reducido a la mitad las becas, eliminado buena parte de las ayudas de comedor o transporte, limitado drásticamente el acceso a las subvenciones a la compra de libros de texto... además de soportar un incremento del IVA en los artículos escolares desde el 4% hasta el 21%. Si vamos a la educación universitaria, el incremento de las tasas -que pueden alcanzar el 66%-obliga a un desembolso anual de alrededor de 1.000 euros. Junto a los prohibitivos precios de los masters -obligatorios para completar la formación tras la reforma impuesta por Bolonia-, que superan los 3.000 euros. ¿Qué familia trabajadora podrá permitirse, en la actual situación de recortes, paro y empobrecimiento, enviar a su hijo a la universidad? Los efectos de los recortes educativos se dejan sentir especialmente en la educación pública, y particularmente en los barrios más populares. Pero afecta también a la educación concertada, de la que depende la educación de aproximadamente un tercio de los alumnos, entre los que se encuentran muchos hijos de familias del pueblo trabajador. Las subvenciones públicas a la educación concertada se han reducido en los últimos tres años un 20%... Llegando incluso, como en el caso del gobierno catalán, a no pagar durante varios meses las transferencias comprometidas. Continuamos por el profesorado, al que se le ha impuesto una reducción salarial cercana al 25%. Despidiendo a miles de interinos -que durante años habían sido sometidos a una interinidad ilegal, a pesar de trabajar como un profesor titular-, y obligando a los que quedan a trabajar más horas por menos dinero, y a encargarse de la educación de más alumnos con menos medios. Oponerse al hachazo a las condiciones laborales del profesorado no es una “reivindicación corporativa”. Afecta a la calidad de la enseñanza. Y, por lo tanto, nos concierne tanto a los profesores como a los alumnos y padres.
 Frente a la degradación de la educación que pretenden imponernos Merkel y el FMI, desde Unificación Comunista de España proponemos un programa concreto, que pueda convertirse en “un programa de mínimos” que aglutine tanto a padres, profesores y alumnos, como a la enseñanza pública y concertada.
I.- Derogación de todos los recortes que afecten a la Educación. Equiparación inmediata de la inversión educativa a los niveles de 2007. Un plan para que, en el plazo de cinco años, nos igualemos con la media de la UE de inversión en educación.
* Un gran acuerdo nacional -como un Pacto de Toledo de la educación- donde se establezca que la educación “no se toca”. El cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit, o de devolución de la deuda, no debe afectar a la inversión en educación.
* Restablecimiento de todas las ayudas y programas sociales relacionados con la educación: becas comedor y transporte, ayuda a la compra de libros de texto...
* Restablecimiento de todos los programas educativos de apoyo a los alumnos con dificultades.
* Restablecimiento de las becas, y un programa para duplicarlas en el plazo de cinco años * Congelación de las tasas universitarias durante cinco años
* Un Plan Nacional de Educación, que establezca las necesidades educativas, especialmente en los barrios más populares, en las zonas rurales, y respecto a los alumnos con dificultades, planificando los medios necesarios -nuevos colegios, más profesores, mejora de equipamentos...
 * Estableciendo las “condiciones mínimas” que debe cumplir cualquier colegio, instituto o universidad.
 II.- Frente a la sucesión de leyes educativas que se superponen y contradicen, pero que siempre suponen una degradación de la educación, un gran acuerdo nacional, en el que participen alumnos, padres, profesores, gobierno central y autonómicos, y organizaciones sociales, que establezca el “programa mínimo”, unos raíles que no puedan ser cuestionados, para una educación nacional, democrática, científica y al servicio del pueblo.
* Derogacion de la reforma Wert, especialmente en los puntos que establece la segregación prematura del alumnado en diferentes itinerarios educativos.
* Apertura de un proceso democrático, para establecer los planes de estudio de acuerdo a las necesidades nacionales y populares.
* Aprobación de un programa que garantice la convivencia del castellano con las lenguas propias de cada nacionalidad, y al mismo tiempo impulse el conocimiento de las lenguas de las nacionalidades en toda España.
 III.- Fortalecer la unidad entre todos los sectores de la educación -alumnos, profesores y padres-, impulsando organismos comunes y un programa minimo común.
* Apoyar las reivindicaciones de los profesores, que no son coorporativistas, sino que afectan a la calidad de la educación. Exigimos la reposición de los interinos despedidos, y su transformación en puestos fijos, estableciendo el número de profesores que necesitamos para una educación de calidad.
* Restablecimiento del poder adquisitivo perdido de los profesores, imponiendo una escala salarial que limite por arriba.
* Reconocimiento del papel social que cumple la educación concertada, contabilizando ese dinero al mismo nivel que la inversión en educación pública, y prohibiendo cualquier recorte de las subvenciones a los centros concertados.
 IV.- Ampliación de la democracia y de la capacidad de decisión de la comunidad educativa.
* Fortalecimiento del papel decisorio de los Consejos Escolares
* Eliminación del director elegido a dedo y de todas las restricciones a la actividad de los profesores
* Expulsión de los órganos de gestión de las universidades de bancos y monopolios

miércoles, 8 de mayo de 2013

Desde el Rey hasta el PSOE lo piden Pacto nacional


 ¿De quién y para qué? Pero, ¿de qué pacto están hablando? 




Es más, ¿hablan todos del mismo pacto? Como ha señalado acertadamente estos días un sagaz columnista, “Pacto, pacto, pacto. La música suena bien, pero no todos los violinistas interpretan la misma partitura”. Y sobre todo, le faltó añadir, hay que saber primero que piensa del asunto el director de orquesta, en este caso los directores, es decir, Washington y Berlín.

Pacto, acuerdo, consenso. El pistoletazo de salida lo dio el presidente del PSOE y jefe del gobierno andaluz, José Antonio Griñán, al reclamar la pasada semana un “pacto al Gobierno de Mariano Rajoy para buscar con urgencia una salida de la crisis por medio de un gran acuerdo de partidos y agentes sociales y económicos”. Como un talismán mágico, la idea de pacto ha sido repetida desde entonces hasta la saciedad. Buscar consensos entre PP y PSOE para luchar contra el desempleo ha pedido el Rey. Los sindicatos, el 1º de Mayo, dijeron estar dispuestos a dar un paso al frente para firmar un pacto social por el crecimiento económico y la creación de empleo. Grandes empresarios exigían un día después a Rajoy acuerdos políticos para llevar adelante las reformas estructurales sobre reducción de salarios y administraciones públicas. Duran i Lleida habla de un gran pacto político entre “las fuerzas centrales” parlamentarias (PP, PSOE, CiU y PNV) para dar al país la estabilidad que necesita. E incluso el coordinador de IU, Cayo Lara, ha recordado su propuesta de “pacto anticrisis” basado en “medidas alternativas para crear empleo”. 

Los pactos y el director de orquesta Pero, ¿de qué pacto están hablando? Es más, ¿hablan todos del mismo
pacto? Como ha señalado acertadamente estos días un sagaz columnista, “Pacto, pacto, pacto. La música suena bien, pero no todos los violinistas interpretan la misma partitura”. Y sobre todo, le faltó añadir, hay que saber primero que piensa del asunto el director de orquesta, en este caso los directores, es decir, Washington y Berlín.

"La misma clase política que dio origen al modelo bipartidista es incapaz de controlar la indignación y el rechazo"

Ahora que se traen tanto a la memoria los Pactos de la Moncloa, es necesario recordar que si fue posible que a mediados de los años 70 se articularan una serie de pactos y consensos básicos entre las distintas fuerzas del arco parlamentario es porque hubo un director en la sombra, EEUU, dirigiendo una única partitura: el proyecto de transformar el franquismo en un régimen democrático tutelado desde Washington para reforzar la estabilidad de su dominio en el llamado “vientre blando de Europa” y meternos en la OTAN. 

Y aunque los protagonistas de primer plano de todos aquellos pactos fuera la naciente clase política que, con las necesarias variaciones, ha llegado hasta nuestros días (el Rey, Carrillo, Felipe González, Fraga,....), la realidad es que todos ellos estaban sujetos al estricto guión escrito desde Washington.

 Los pactos eran posibles sólo en la medida en que se sujetaran a ese guión. Y quien se atrevió a salirse de él, o siquiera a no seguirlo fielmente (caso de Suárez y su resistencia a someternos ciegamente al imperialismo, su maquinaria militar y sus planes de guerra) fue abrupta y virulentamente desalojado de la escena política para siempre. 

¿Son hoy esas las condiciones que existen en España? Dos importantes mensajes enviados esta pasada semana desde el centro del Imperio nos pondrán rápidamente sobre la pista.

 Mensajes desde el centro del Imperio 

El primero de ellos lo lanzaba el New York Times en su portada del domingo y en un lugar muy destacado. Un amplio reportaje sobre España venía a describir como los casos de corrupción recorren todas las instituciones, desde las mas altas con la monarquía y el caso Urdangarín a la cabeza, hasta ayuntamientos de pequeños municipios y personajes como Carlos Fabra y el “aeropuerto peatonal” de Castellón.

En el interior del reportaje una advertencia en toda regla: en los asuntos de corrupción, “mucho más está por venir”. Es decir, no se crean que esto se ha acabado con los Bárcenas y Corinnas. Y, a continuación, una amenaza implícita: en unos momentos en que países como España “están imponiendo planes de austeridad para reducir el déficit a unos ciudadanos en apuros”, la corrupción “está avivando un amargo resentimiento, desestabilizando gobiernos y minando la credibilidad de la clase política en su conjunto”. Al inicio de la Transición el hegemonismo norteamericano pudo apoyarse en una clase política –que ellos mismos habían ayudado a gestar en gran parte– para encuadrar y controlar a la sociedad española en la ejecución de su proyecto. Y eso incluía la posibilidad de pactos desde quienes pensaban, como Fraga, que “todo estaba atado y bien atado”, hasta quienes, como Carrillo, hablaban de la necesidad de “cambiar el régimen para salvar al Estado”.
 Casi 40 años después, esa misma clase política que dio origen al modelo bipartidista –consumida en el lodazal de la corrupción y el desprestigio– es cada vez más incapaz de controlar la indignación y el rechazo de una amplia mayoría de españoles. En las últimas encuestas, la suma de PP y PSOE difícilmente llegan al 47% en intención de voto, el PP pierde feudos históricos de los que parecía inamovible, como Madrid y Valencia, mientras el PSOE sigue desangrándose electoralmente bajo la dirección de Rubalcaba, y CiU volvería a perder otros 10 diputados si se celebraran hoy elecciones en Cataluña.
 ¿Puede confiar el hegemonismo en que un pacto entre estas fuerzas del modelo bipartidista sacará adelante sus planes, sin poner al país en un grado de inestabilidad y tensión que provoque importantes fisuras en su mismo sistema de dominio, como ya ha ocurrido en Grecia y empieza a pasar en Portugal? La hipótesis de otra reconducción que, tutelada nuevamente por Washington, readecue el régimen político español a sus necesidades sigue estando en el aire. Mucho más cuando desde otro de los flancos del imperio, esta vez el Wall Street Journal, se publica un editorial cuyo párrafo final es lo más parecido a una sentencia sobre el actual gobierno de Rajoy, un gobierno que, según la Biblia de la oligarquía financiera yanqui, “prometía más”, pero cuyos resultados “son deprimentes” para sus intereses.
 Con Washington y Berlín pidiendo más saqueo contra el 90% de la población, un gobierno de Rajoy que, consciente de su coste político y electoral, se resiste a aplicar las medias más radicales que le exigen, un Rubalcaba que viene a pedir un segundo rescate de España para crear empleo –lo que no es otra cosa que una nueva soga con la que asfixiarnos– y unos sindicatos cuyo ofrecimiento de pacto – básicamente un aumento de la inversión pública y los gastos sociales– van completamente a contracorriente de los dictados de Washington y Berlín, la posibilidad de un gran pacto social o nacional está, a día de hoy, prácticamente descartada. 

 Ellos se dividen 

¿Quiere decir esto que no hay alternativa al mensaje de miedo y desmoralización que lanzó el gobierno tras el último Consejo de Ministros? De ninguna manera. Como nuestro partido viene repitiendo insistentemente desde 2009, claro que sí se puede, claro que sí hay alternativa. En España, contra lo que quieren hacernos creer al decirnos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, hay mucha riqueza. Más que suficiente para salir de la crisis en beneficio de la mayoría. Sólo hay que pasar a aplicar otra política.

"Otra política no va a venir de ningún pacto con las fuerzas del modelo bipartidista"

Una política de redistribución de la riqueza, un punto en el que coincidimos desde los sindicatos al 15-M, pasando por la mayoría de votantes del PSOE, IU o nuestro partido. Una política que, a su vez, exige ampliar la democracia para dar mayor capacidad de decisión al pueblo y, sobre todo, una defensa intransigente de la soberanía nacional para poner coto a la intervención y la injerencia del FMI y Berlín en nuestros asuntos y poder decidir de acuerdo con nuestras necesidades e intereses. La cuestión es, ¿quién le pone el cascabel al gato? Es decir, qué necesitamos para poder imponer esta otra política, que desde luego no va a venir de ningún pacto con las fuerzas del modelo bipartidista. 

Y ellos mismos nos están mostrando el camino. 

La principal fisura que hoy divide al gobierno –y a una parte de éste con las perentorias exigencias de Merkel y el FMI– es la reforma de las pensiones. Mientras el sector capitaneado por de Guindos está dispuesto a aplicar sin miramientos la reforma radical que nos exigen desde fuera, otra parte (cuya cabeza visible es ahora mismo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro) se opone a ella porque intuye el alto coste político y electoral que una reforma así tendría entre su propio electorado, cada vez más opuesto a sus medidas y su política.
En torno a la reforma de las pensiones se están dividiendo. Tanto dentro del propio gobierno, como entre éste y el hegemonismo. Ese es ahora mismo su punto más débil. Ellos mismos empiezan a ser conscientes de que ahí está su principal debilidad. De que aplicar ciegamente los dictados exteriores los aísla y los enfrenta a la inmensa mayoría de la población. No sólo con la izquierda. No sólo con los sindicatos. No sólo con los movimientos sociales. También con sus propios votantes. Ahora es el momento de redoblar la lucha y unir todas las fuerzas para golpearles en ese punto. En España no será posible otra salida a la crisis mientras no cambiemos la correlación de fuerzas, mientras no les hagamos retroceder en un punto, les arrebatemos la iniciativa política y, en ese movimiento, pongamos sólidos cimientos para levantar un Frente Amplio de Unidad capaz de movilizar y representar los intereses del 90% de la población. La batalla por el referéndum sobre las pensiones que ha lanzado la Mesa Estatal creada el pasado 12 de abril es hoy la clave de bóveda que puede permitir que todas nuestras luchas avancen. Derrotarles en la batalla del referéndum sobre las pensiones –y por primera vez desde que estalló la crisis tenemos posibilidades de hacerlo– supone dar un paso de gigante para poder empezar a cambiar las cosas y crear las condiciones que hagan posible la confianza que hoy gritan miles de gargantas en todas las calles de España de que ¡SÍ SE PUEDE!



martes, 7 de mayo de 2013

Las exigencias de Berlín y Washington provocan una nueva guerra en el gobierno


La batalla de las pensiones entra en su fase decisiva Imagínense lo que pretenden hacer Berlín y Washington con nuestras pensiones… que incluso un sector del gobierno del PP se resiste a aplicar los draconianos recortes que exigen.


El guion vuelve a repetirse.

 Luis De Guindos actuando, una vez más, como ariete del hegemonismo para vencer las resistencias en el seno del gobierno del PP a ejecutar a pies juntillas los mandatos del FMI o Merkel.



Ahora, la batalla gira en torno a la “reforma de las pensiones”. Washington y Berlín quieren “merendarse” el sistema público de pensiones. Y el primer paso es hundirlo a través de un salvaje tijeretazo. Cuando el 26 de abril, en la rueda de prensa posterior al Consejo de ministros, el gobierno asumió ante todos los españoles que el paro seguiría aumentando hasta 2.016, un dirigente del PP valoraba que “empieza una nueva legislatura, hemos admitido preventivamente nuestro fracaso.

Un suicidio así solo se explica porque nos obliga Bruselas, pero en cualquier otro país europeo implicaría cambios profundos”. "Merkel y el FMI exigen a Rajoy un salvaje recorte de las pensiones futuras y presentes"

“Nos obliga Bruselas”. Y ellos acatan los mandatos del patrón. Aunque eso suponga un suicidio político. No cabe mayor confesión del carácter vendepatrias de nuestras élites. Dijeron ante todos los españoles que “no se tocarán las pensiones”. Pero en el “Plan Nacional de Reformas” enviado a la U.E. Rajoy reconoce que las medidas presentadas bajo el lema de “garantizar la sostenibilidad del sistema”, en realidad buscan un “ahorro” que rondará los 4.850 millones de euros anuales. Dinero que dejarán de cobrar nuestros jubilados.

Ahora empezamos a conocer los pormenores de este nuevo “golpe de mano”. Según El País “tanto Bruselas como un sector del Ejecutivo encabezado por Luis De Guindos presionan para hacer una reforma muy a fondo, que implicaría reducir el coste pero a la vez podría provocar un estallido social y un desgaste definitivo del Ejecutivo”. Rajoy, que ha acatado punto por punto las exigencias de Washington o Berlín, se resistía a “meter mano en las pensiones”, consciente del elevadísimo coste político que tendría que pagar por una medida tan impopular.
La maquinaria de intervención se puso en marcha. Y Rajoy ha vuelto a intentar convencernos de que no decía “digo” sino “Diego”. Ante el “comité de expertos” al que se ha encargado la evaluación del “factor de sostenibilidad” de las pensiones, el Ministerio de Empleo presentó un demoledor informe. Donde se apostaba por retrasar la edad de jubilación más allá de los 67 años.
Se planteaba incrementar todavía más los años cotizados necesarios para cobrar la pensión máxima. Y se instaba a desvincular de forma permanente la actualización de las pensiones del incremento del IPC. Una andanada que supone un drástico tijeretazo de las pensiones futuras y presentes. Impuesto “con calzador” por el hegemonismo.

 La U.E. exigió a España que presentara por escrito todos los recortes que van a aplicarse hasta 2.016. Detallados en el “Plan Nacional de Reformas” remitido por Rajoy a Bruselas. Y Luis De Guindos volvió de Washington, donde participó en la Asamblea anual del FMI, con una “lista de recortes” que incluía una nueva subida del IVA, una reducción del seguro de desempleo… y un “nuevo impulso” a la “reforma de las pensiones”. Provocando una furibunda reacción del sector del gobierno nucleado en torno a Cristóbal Montoro. Este sector está estrechamente vinculado a la oligarquía española. Es prohegemonista, y está dispuesto a aplicar los recortes que exigen Washington y Berlín. Pero no es, como De Guindos, una mera “correa de transmisión” del hegemonismo. Y forma parte del “aparato del PP”. Su futuro político depende de cómo le vaya al PP en las próximas elecciones. Por ello intentan “modular” la aplicación de los recortes en función del coste político que acarrean las medidas más impopulares. Estas son las bases materiales, y las razones de fondo, de la división en el gobierno del PP. La nueva ofensiva protagonizada por De Guindos, y las resistencias de Montoro, evidencian el calado de los recortes que Washington y Berlín quieren imponer sobre nuestras pensiones. Cada día está más claro que la batalla de las pensiones es el centro donde va a decidirse si España se “desahucia” para “rescatar” a Merkel y al FMI… O si podemos avanzar por otro camino.




lunes, 6 de mayo de 2013

Rajoy anuncia a Bruselas más recortes en pensiones, salarios, educación y sanidad



Además de vendepatrias, mentirosos 



El gobierno de Rajoy, como antes el de Zapatero, nunca nos cuenta la verdad a los españoles.
 Para saber que harán, debemos esperar a que se dirijan a Berlín o Washington, ante los que “dan cuenta” de los nuevos atracos que nos impondrán a todos nosotros.

“Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo”, dice el refranero… Y mucho antes a un gobierno obligado a mentirnos para ocultar el grado de saqueo a que se ha comprometido ante la UE o el FMI.
Sólo han pasado unos días, y ya sabemos que todo lo que dijo Rajoy tras el último Consejo de Ministros era mentira.
No sólo tendremos más recortes, sino que estos serán salvajes y se prolongarán hasta 2.016. Lo ha reconocido el gobierno en un documento llamado “Plan Nacional de Reformas”, remitido a la U.E.
Nos dijeron a los españoles que “no se tocarán las pensiones”. Pues bien, ante Bruselas, es decir ante Berlín, reconocen que las medidas que hasta ahora se habían presentado como “tendentes a garantizar la sostenibilidad del sistema”, en realidad buscan un “ahorro” que rondará los 4.850 millones de euros anuales. Y que dejarán de cobrar nuestros jubilados.

"Tienen que mentirnos porque no nos pueden contar la verdad. No pueden reconocer que están acatando hasta los más salvajes dictados de Washington y Berlín" 

A nosotros nos repitieron que “no se subirán los impuestos”.
Mientras que a Merkel le anuncian que las subidas de impuestos irán a más. Reconociendo que “el tipo efectivo del IVA que era del 12,66% en 2011 se ha incrementado en un 16,5% en el último trimestre del año”. Y anticipando que los nuevos impuestos al tabaco, los biocarburantes o la luz –que las eléctricas cargarán sobre los contribuyentes- supondrán un “sablazo” de 3.762 millones.

Se inventaron una “palabreja” –“desindexación”-, para que los españoles no entendamos nada. Pero cuando hablan con Alemania dicen las cosas mucho más claras. Subrayando “la importancia de las reformas estructurales que propicien el necesario ajuste de precios relativos frente al resto de países de la eurozona, esto es, la devaluación interna de la economía”.

 “Devaluación interna” quiere decir rebajas de salarios y pensiones. 

Y anuncian que el tijeretazo a nuestras rentas se prolongará hasta 2.016.
Nos plantearon que no había que temer nuevos recortes en los gastos sociales. Y ya sabemos que en esto, como en todo lo demás, también mentían.
 En el “Plan Nacional de Reformas” remitido a la UE, el gobierno de Rajoy se “felicita” de que el tijeretazo en educación y sanidad alcance los 6.000 millones. Anuncian que las ayudas a la dependencia se han recortado ya en 599 millones en 2012… y en 2013 y 2014 el recorte será todavía mayor: 1.108 millones este año y 571 millones menos el año que viene. Incluso las “políticas activas de empleo” (las encaminadas a ayudar a los parados en la búsqueda de empleo) se recortarán todavía más. Ya se redujeron un 57% en 2.012. Este año se recortarán un 15%... y el año que viene un 40%. Y el tijeretazo todavía puede ser peor. Luis De Guindos volvió de Washington, donde acudió a la Asamblea del FMI, con instrucciones claras.

Un draconiano paquete de recortes que incluía una salvaje reducción del subsidio de desempleo.
 La oposición de los sectores del gobierno y del PP nucleados en torno a Montoro –aterrados ante el coste político de una medida tan impopular, justo cuando se han superado los seis millones de parados- ha pospuesto la ejecución hasta septiembre.
Pero De Guindos vuelve a actuar como “ariete” del hegemonismo en el mismo seno del gobierno del PP.




Tienen que mentirnos porque no nos pueden contar la verdad. No pueden reconocer que están acatando hasta los más salvajes dictados de Washington y Berlín. Y deben ocultar que están dispuestos a hundir a España para “rescatar” a Merkel y al FMI.




viernes, 3 de mayo de 2013

10 años después... entrevista con Javier Cuso




“La relación de EEUU con España es como la de una metrópoli con su colonia”







“Hay un concurso entre representantes del Estado, del Poder Judicial, de la Fiscalía... que han conspirado, se han puesto a las órdenes y han dado asesoramiento a una potencia extranjera, en este caso EEUU, para frenar el proceso judicial legítimo, que debería ser independiente”
Si alguien ha demostrado ser un ejemplo de determinación, independencia y claridad en sus objetivos ha sido la familia Couso. En esto no nos jugamos solo la justicia con un periodista asesinado, un hijo, un hermano, un marido y un padre. Está en juego la libertad y la soberanía.
Has hablado varias veces de “afrenta a la soberanía nacional”, especialmente ante la información que se hizo pública sobre el caso de tu hermano en los papeles de WikiLeaks…
Hay un concurso entre representantes del Estado, del Poder Judicial, de la Fiscalía... que han conspirado, se han puesto a las órdenes y han dado asesoramiento a una potencia extranjera, en este caso EEUU, para frenar el proceso judicial legítimo, que debería ser independiente, que lleva a cabo la justicia española contra tres militares de la misma nacionalidad que la embajada con la que se estaba conspirando. Nos parece un ataque frontal al Estado de Derecho y, por supuesto, a la soberanía nacional. Es increíble que un gobierno conspire con una parte de la justicia contra los magistrados del Tribunal Supremo y de la Audiencia Nacional. ¿Cómo no nos va a preocupar?

"Nuestro país es un subalterno de EEUU" 

Respecto a la información en los papeles de WikiLeaks… el embajador norteamericano dijo que los altos cargos del Ejército eran “fans de EEUU”, cuando los militares deberían ser fans de su propio país, no de uno extranjero por muy aliado que sea. 

¿No hablamos, en definitiva, del grado de dependencia y sumisión de nuestro Estado respecto a EEUU?

Eso es lo que da miedo. Me pareció escandaloso que el ex ministro de asuntos
exteriores israelí se adelantara, antes que mi propio gobierno, a la modificación de una ley. 
Esto me lo deberían contar mis representantes, no los representantes de un país extranjero. 
Mi preocupación es que las presiones o intentos de ellas por parte de otras naciones, en este caso EEUU, tengan resultado, que nuestro país sea un subalterno.
Es como la relación entre una metrópolis y su colonia. 
Uno es la potencia más importante del planeta y el otro una potencia media, que es un aliado y que debe pelear por sus intereses o al menos por sus ciudadanos.
Aquí está la base militar más grande de EEUU fuera de sus fronteras y no debería ser esa la relación, de amo y vasallo, sino de igual a igual. Puede haber coincidencia de intereses, pero las conversaciones que nos transmiten no son las de un Estado soberano. 

¿Conoces “El Gran Tablero Mundial” de Brzezinski? 

¿Brzezinski?, el que fue asesor de Carter 

Sí, exactamente. 

Es el principal ideólogo de la política exterior de EEUU. 

Pues en el libro habla de que una de las principales estrategias de EEUU es la cooptación de cuadros y élites extranjeras... de esto estamos hablando. 
Totalmente de acuerdo con vuestro análisis. 
Yo llevo siguiendo a Brzezinski hace tiempo y para conocer los intereses geoestratégicos de EEUU es importantísimo leerse “El Gran Tablero Mundial”, más si queremos ser una nación soberana. Además, hay muchos otros libros y analistas que lo vienen describiendo desde hace tiempo.
 Hay que saber lo que dice Brzezinski y que los papeles de WikiLeaks son solo la punta del iceberg. 

¿Cuál ha sido la relación con el Gobierno? 

Nosotros hemos denunciado que una parte de los políticos funcionan con “ahora eres de los buenos, y ahora de los malos... depende de si nos apoyáis o no”. Habrá una parte de la opinión pública que piense que antes éramos de los buenos porque estábamos contra quien gobernaba, y ahora de los malos. Simplemente hay que denunciar este hecho. El Partido Popular está callado porque si salieran los papeles saldrían igual de retratados que lo fue el PSOE. Pero lo que es verdad es que no nos hicieron albergar ningún tipo de esperanza. Sin embargo el PSOE nos hizo todo tipo de promesas, hablando con familiares, diciendo que iban a hacer todo lo posible, que iba a ser absolutamente diferentes al PP. Y cuando llegaron, que yo ya lo sabía, hemos comprobado que era una doble moral.
Si es execrable no defender a un ciudadano de tu nación, peor es decir que se va a hacer y no hacerlo. 

Pero nadie dice esto en el Parlamento. Parece que no se pueda mentar a la bicha. 

Claro. Es que esto debería preocupar mucho a la clase política y abrirse un proceso de investigación. Pero no, todos deben tener los mismos peajes que pagar. Los grandes partidos y los que tienen grandes representaciones mantienen un silencio vergonzante. 

¿No nos debería preocupar especialmente con una amenaza inminente de rescate y secuestro de nuestra soberanía por parte de Berlín, desde Bruselas, y Washington desde el FMI? 

Totalmente de acuerdo y lo suscribo. 
Es evidente que están atacando a los Estados- Nación, y esto es una gran amenaza sobre nuestras vidas. No solo hay dejadez, sino negligencia pensada de nuestros gobernantes.