martes, 29 de mayo de 2012

¿Peligro inminente?


Washington y Berlín ya están afilando los cuchillos para incrementar el saqueo sobre España. Pero, como ha ocurrido en Grecia, incluso en las peores condiciones puede desafiarse el destino que las grandes potencias nos preparan.


La prima de riesgo se dispara a máximos históricos. El Nobel norteamericano Paul Krugman pronostica que España puede caminar hacia un “corralito” bancario. Y la posibilidad de que seamos “rescatados” –eufemismo para referirse a la intervención total del país- por Bruselas es moneda de cambio en todos los medios. ¿Qué está pasando? ¿Vivimos realmente una situación de emergencia? ¿Se agudizarán todavía más los recortes y el saqueo del país y de nuestros bolsillos?


""Rescate" es la palabra que utilizan para no tener que decir "atraco", con más recortes, si cabe, que los actuales"


Cuando todo el mundo brindaba por el triunfo de Hollande en Francia, en realidad el epicentro del terremoto que estaba sacudiendo Europa se situaba en Atenas.

Las elecciones griegas han puesto en cuestión el modelo político a través del cual Washington y Berlín imponían los recortes y el saqueo del país.

El bipartidismo oficial se ha hundido. Washington y Berlín intentan frenéticamente encontrar alguna fórmula para formar un gobierno que culmine los recortes. Pero todas las maniobras han fracasado, y todo apunta hacia una nueva convocatoria electoral, donde el favorito es Syriza, una coalición de izquierdas antiimperialista que escapa al control de las grandes potencias.

No es el peso de la deuda griega lo que pone en cuestión la estabilidad europea. La economía helena apenas representa un ínfimo porcentaje del conjunto de la UE.

Es el terremoto político que supondría, aunque fuera en un país periférico, el desafío al marco impuesto desde Washington y Berlín.

Ante esta perspectiva, que puede desembocar en la paralización del plan de ajuste en Grecia o incluso en la salida de Atenas del euro, Berlín y Washington han afilado los cuchillos.

El lunes, la prima de riesgo española se disparaba hasta bordear los 500 puntos, cerrando la sesión en 478. Al comienzo del año estábamos en 330. Se ha incrementado, en menos de cinco meses, un 50%.

Paralelamente, el Nobel norteamericano Paul Krugman arrojaba un cubo de ácido sulfúrico sobre España. Krugman no es cualquiera. Fue quien, hace dos años, dio el pistoletazo de salida a los recortes, anunciando que “los españoles deberán reducir sus salarios al menos en un 25%”. Pocos días después, la llamada de Obama a Zapatero ordenaba la puesta en marcha del atraco.

Hoy, ese mismo personaje, Paul Krugman, vaticina la salida inminente del euro de Grecia. Seguida de retiradas masivas de fondos de Italia y España. Y culminando, en España, con la imposición de “controles para impedir las transferencias de dinero o para limitar las retiradas de dinero en efectivo”. Es decir, un “corralito en toda regla”.

Pocas horas después de que Krugman lanzara la amenaza, los ministros de Economía de la UE se reunían. A la salida de la reunión, el ministro español, Luis de Guindos, anunciaba que “España ha tomado todas las medidas que estaban en su mano”, reconociendo que “necesitamos la cooperación de toda la zona euros”.

El periódico español de mayor tirada “traducía” estas enigmáticas palabras del ministro: “La duda está clara: si el Ejecutivo tiene, o no, el dinero suficiente para inyectar ese dinero en la banca (…) Si no lo tiene, deberá acudir a Europa, con todas las consecuencias (…) La posibilidad de que España acuda al fondo de rescate europeo es una medida que está sobre la mesa desde hace unas semanas”.

Es decir, un “rescate” –la palabra que han elegido para no tener que decir “atraco”- sobre España en toda regla.
Es decir, un mayor saqueo, todavía si cabe, sobre las riquezas nacionales.

Es decir, todavía más recortes en sanidad, educación, pensiones, salarios…

Habrá que estar muy pendientes de cómo se desarrollan los acontecimientos. Pero sí, el peligro es inminente. Washington y Berlín ya están afilando los cuchillos. Y nosotros debemos estar prevenidos.

El pueblo griego nos ha enseñado que, incluso en las peores condiciones, sí se puede desafiar el destino que el imperio prepara para nosotros. Las grandes potencias proponen, y el pueblo –si estamos unidos y organizados- dispone.

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