martes, 14 de enero de 2014

Recibido por Obama




Rajoy en la Casa Blanca











Después de más dos años de espera, Rajoy ha sido recibido por el jefe supremo del Imperio. ¿Qué espera sacar Rajoy de esta ansiada visita al Despacho Oval la Casa Blanca? O, por decirlo más exactamente, en los términos precisos que corresponde a la relación entre un jefe y su subordinado: ¿qué es lo que le ha pedido Obama y qué es lo que Rajoy le va a dar?

Porque, como ha dicho estos días un avezado columnista, todo el mundo sabe que “al despacho oval no se llevan demandas, sino ofrendas”. Descifrar, debajo de toda la parafernalia mediática y el edulcorado lenguaje diplomático, el contenido real de la visita no es tarea fácil. Sin embargo, basta con establecer algunos hechos previos comprobados y comprobables para establecer un supuesto creible.

El proceso de degradación y la pérdida de peso político de España en el tablero europeo y mundial ha sido imparable desde la llamada telefónica nocturna de Obama a Zapatero en mayo de 2010.

Tres años y medio después de aquello, que un gobierno tan irrelevante como el panameño se permita amenazar al español y obligue a salir corriendo a la ministra española de Fomento a remediar los desaguisados de Sacyr en las obras de ampliación del Canal de Panamá, es sólo el síntoma revelador de esta degradación política.

"¿Qué es lo que le ha pedido Obama y qué es lo que Rajoy le va a dar?" 

Como presidente de gobierno de un país relegado a una tercera o cuarta división mundial, como fiel alumno en la aplicación de las recetas del FMI y como convencido socio atlantista, Rajoy acude a la Casa Blanca a escuchar que es lo que quiere la superpotencia de su gobierno.

En materia militar y de seguridad, consolidar la ampliación de la base de Rota (convertida en la mayor base USA en Europa), obtener puntos de apoyo para la intervención del Pentágono en el norte de África y, posiblemente utilizar el territorio español para almacenar el armamento químico desmantelado en Siria.

En materia política asegurar el respaldo de Rajoy a la apertura del mercado europeo al gran capital norteamericano a través del Tratado de Libre Comercio y exigir un aumento del apoyo español a la estrategia yanqui de desestabilización e injerencia en Iberoamérica, especialmente en puntos como Cuba o Venezuela donde la capacidad de intervención norteamericana es limitada.

Y en materia económica, dar una nueva vuelta de tuerca a las reformas económicas que permitan una mayor penetración -es decir, más beneficios- para que bancos, multinacionales, fondos de inversión y fondos buitres norteamericanos continúen dándose el gran festín a costa de la riqueza de España. Para lo cual, Rajoy rendirá también pleitesía a la directora del FMI en su sede de Washington.

Y todo eso a cambio de una foto, una sonrisa y una palmadita en la espalda.

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