viernes, 23 de enero de 2015

En el año electoral que empezamos...



Washington marca las reglas del juego








El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, viaja a EEUU tratando de buscar el plácet de Washington a su programa y su nuevo liderazgo; Pablo Iglesias declara que el euro es “ineludible” y apuesta por “un sistema de defensa europeo que no sea tan dependiente del Pentágono”; Albert Ribera propone que España tome como modelo a seguir el dinamismo económico y político de EEUU; la demolición controlada de IU -desde el interior y el exterior- se acelera a un ritmo implacable; el avasallador clima de opinión lanzado contra el supuesto liderazgo “caudillista” de Rosa Díez hunde a UPyD en el último lugar de los partidos de ámbito nacional en las encuestas,..

Una sucesión de acontecimientos, concentrados en apenas tres semanas, que implican un auténtico realineamiento de las distintas fuerzas políticas que aparentemente obedece a la lógica electoral del año que hemos comenzado.

Pero que en realidad está determinado por una razón de orden muy superior: Washington y Berlín han marcado a fuego las “reglas del juego” que cualquier partido debe aceptar si quiere formar parte del nuevo modelo político y el proceso de cambios y reformas en las que se adentra el país tras el intenso ciclo electoral de 2015. La permanencia de España en la OTAN, con su plena disposición para los planes militares norteamericanos, y la pertenencia estructural a la Europa del virrey alemán son los dos pilares incuestionables, “ineludibles”, de estas reglas del juego.

 "Quien se pliegue podrá participar en el juego que se va a abrir tras el derrumbe del bipartidismo" 

Quien se pliegue a ellos podrá participar en el juego político que se va a abrir tras el previsible derrumbe del modelo bipartidista. En él estará permitido cuestionarlo todo: se podrá jugar a revisar la Constitución, a modificar el modelo político, a cambiar el sistema de partidos, a reformar la fiscalidad, a convertirse en el azote de la corrupción, hasta cuestionar la forma de Estado,... Con todo se puede jugar, todo es cuestionable menos la “ley de bronce” de la OTAN, las bases y el euro que aseguran de forma estructural la dependencia de nuestro país a Washington y Berlín y el sometimiento de nuestro pueblo a sus planes e intereses.

Conviene ahora recordar el “Informe confidencial al embajador [norteamericano en Madrid] Salomon”, publicado hace dos años, en febrero de 2013, donde se anunciaba una nueva reconducción del sistema político controlada por “las potencias aliadas” y se advertía sobre la ausencia, en aquel entonces, “de nuevos dirigentes no contaminados con el régimen hoy fallido”.

Pero que acababa asegurando que “llegado el momento, los nuevos protagonistas de la reforma aparecerán”. Por lo que estamos viendo estas semanas, el momento de la reforma ha llegado y los nuevos protagonistas ya han aparecido.

¡Firmes, Ar! De estos dos pilares sagrados e intocables, el primero y más relevante es el militar. A medida que el declive de la hegemonía norteamericana se acentúa y sus respuestas cada vez más agresivas exigen poner todavía más en tensión a los países situados bajo su órbita, nuestro país no sólo no escapa a estas exigencias, sino que están situándonos de una forma tan creciente como peligrosa en el centro de sus planes de agresión y guerra.

Basta un mero repaso a algunos de los acontecimientos ocurridos en estos dos últimos años para situar en su justa dimensión el asunto.

Abril de 2013. A petición de Washington, Rajoy acepta la presencia de 500 marines y 8 aviones de EEUU en la base de Morón de la Frontera.

Enero de 2014. Se prorroga por un año más su presencia en Morón y se amplia la cuota hasta los 850 marines con su dotación aérea.

Febrero de 2014.- Llega a la base de Rota el primer destructor de los cuatro que componen la división naval del escudo antimisiles, autorizada a instalarse en España por Zapatero en octubre de 2011.

Septiembre de 2014. El gobierno Rajoy ordena el despliegue de una batería de misiles Patriot tierra-aire con su correspondiente dotación de tropas a la frontera turco-siria.

Octubre de 2014. El voto PP-PSOE en el Congreso autoriza el envío de 300 militares españoles a Irak. El ministro de Exteriores no descarta su futura participación en combates sobre el terreno dependiendo de “cómo se desarrollen los acontecimientos”.

Diciembre de 2014. Una escuadrilla de aviones Eurofigther del ejército español se despliega en el Báltico para hacer labores de policía militar frente a Rusia.

Enero de 2015. El gobierno estudia la petición del secretario de Defensa norteamericano de elevar la presencia de marines en Morón hasta 3.000 efectivos y hacerla permanente.

"De los dos pilares sagrados e intocables, el primero y más relevante es el militar"

 Como tal medida no está contemplada en los Tratados, Washington ha exigido ya a España adelantar un año la renovación del convenio bilateral vigente, o añadirle una nueva enmienda, con el objetivo de elevar el nivel estratégico de las dos bases militares instaladas en nuestro país.

Los nuevos planes del Pentágono pasan por colocar a España como “aliado preferente” para sus operaciones militares desde el sur de Europa. La situación geoestratégica y las capacidades de las bases de Rota y Morón -que permiten operar combinadamente a la fuerza aérea y la U.S. Navy- es la principal razón del interés de Estados Unidos. Interés que, como hemos conocido recientemente, ha quedado plasmado en un informe elaborado por el Pentágono en la primavera de 2014, denominado 'Estrategia de Rutas Globales'.

En él se revisa el papel de todas las bases estadounidenses en el mundo, elevando o rebajando su categoría de acuerdo al nivel de importancia que deben pasar a jugar en el futuro inmediato.

Así, para la base de Rota marca el objetivo de situarla entre las tres bases norteamericanas claves en el planeta fuera de EEUU, pasando a ocupar la posición de Tier l (desde su actual nivel de Tier 2) junto con las bases de Ramstein, situada en el sur de Alemania donde se encuentra el cuartel general de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses en Europa (USAFE) y de Pearl Harbor en Hawai, sede de la Flota del Pacífico.

En el informe se detallan una serie de características que hacen de Rota una base “única en el mundo” para “operaciones de gran envergadura”. Al mismo tiempo, describe también la base de Morón de la Frontera como de un “alto valor estratégico” dadas las previsiones por parte del Pentágono del necesario aumento de sus intervenciones militares en el Magreb, el Sahel y el África subsahariana.

Washington se ha lanzado a exprimir a España como su gran plataforma de intervención militar en Oriente Medio y África. Y ya sabemos a donde nos conduce la dependencia militar respecto a Washington. A participar como carne de cañón en sus guerras recibiendo a cambio degradación política y recortes salariales y sociales sin fin para satisfacer la creciente factura que nos vemos obligados a pagar para sostener el monstruoso aparato militar que mantiene su declinante hegemonía.

Pleitesías y ambigüedades Ante una situación que supone un creciente peligro al situarnos en el blanco de la diana, incrementar nuestro grado de dependencia hacia Washington y forzarnos a ser cómplices de sus agresiones a los pueblos y países del mundo bajo la mentira de que combatimos por “la defensa de los valores de Occidente”, ¿cuál es la actitud que han tomado las distintas fuerzas políticas?

Para el gobierno Rajoy no cabe ninguna duda: la menor sugerencia de Washington en este terreno es para él una orden de inmediato cumplimiento.

"Son precisamente esas reglas las que aseguran el dominio imperialista sobre nuestro país" 

Por su parte, el PSOE de Pedro Sánchez ha mostrado hasta ahora ser incluso más beligerante, disputándose con el PP quién es más complaciente con los mandatos del Pentágono, enarbolando incluso la crítica al gobierno Rajoy por no participar desde el primer momento y en primera línea en la agresión contra Siria.

Nada nuevo bajo el sol. Cuando EEUU toca el pito -y más en asuntos tan sensibles como el militar-, PP y PSOE corren veloces a recomponer un bipartidismo aparentemente tan enfrentado en casi todo lo demás.

La sorpresa, en todo caso, ha llegado del otro extremo del mapa político. De las declaraciones del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, quien acaba de afirmar que, con respecto a la política de defensa y seguridad nacional, él es partidario de “una estructura de defensa europea” para reforzar la integración de las instituciones comunitarias y conseguir un “sistema integral que no fuera tan dependiente del Pentágono”. Ni la más mínima mención, no ya a la salida de la OTAN o al cierre de las bases norteamericanas en España que aparecían en su programa electoral de las europeas, sino tan siquiera a los nuevos planes del Pentágono para nuestro país.

En su reciente mitin en Sevilla, Pablo Iglesias dijo que no quiere ver convertida a Andalucía en una colonia de Alemania. ¿Pero que pasa con las bases militares norteamericanas instaladas en suelo andaluz, apenas a una hora de distancia de donde estaba hablando? ¿No son la mayor constatación de la situación semi-colonial de nuestro país respecto a Washington?

Por otra parte, la idea de fortalecer la “defensa europea” -por cierto, ¿bajo la dirección de quién, de Merkel, de Cameron o de Hollande?- no es ni mucho menos ninguna novedad. Fue uno de los principales argumentos utilizados por Felipe González para meternos en la OTAN y mantener las bases. Según él, España no podía quedar aislada unilateralmente de la defensa occidental. Y por tanto la única alternativa posible para ser menos dependientes en el futuro de EEUU pasaba por apostar por un sistema de defensa europeo.

Más de 30 años después de aquello, el sistema de defensa europeo ni está ni se le espera. Mientras lo que ha ocurrido en este tiempo ha sido todo lo contrario: un incremento constante de la dependencia española hacia los planes de guerra de EEUU. En este terreno no caben medias tintas. Si de verdad queremos un cambio político en España hay que optar por uno u otro camino: o se avanza en la defensa de la soberanía y la conquista de la independencia nacional o se participa del aumento de la dependencia y la sumisión a Washington.

Con sus declaraciones, Pablo Iglesias parece insinuar que su partido no descarta formar parte del arco de fuerzas políticas dispuestas a jugar en el nuevo modelo que se está diseñando. Los compañeros de Podemos deben reflexionar si el camino que exige como condición previa la aceptación de las reglas del juego impuestas y exigidas por Washington
y Berlín es el que quieren y están dispuestos a recorrer.

Porque son precisamente esas reglas las que aseguran el dominio imperialista sobre nuestro país y hacen imposible cualquier cambio que satisfaga las demandas fundamentales de nuestro pueblo, las mismas que los miembros y votantes de Podemos también reclaman y por las que luchan.

Cualquier programa político que no coja como clave la defensa de la soberanía nacional -económica, política y militar, porque todas ellas son una sola, la soberanía no se puede trocear- será incapaz de avanzar tampoco en la conquista de mayores libertades para el pueblo, progreso económico para el país y bienestar para los ciudadanos. La lucha por la independencia va unida a la lucha por la libertad y el pan. A mayor soberanía , más capacidad de decidir por nosotros mismos y de acuerdo con nuestras necesidades e intereses.

Ya va siendo hora de decir, como defiende nuestro partido y ha hecho suyo Recortes Cero en su programa de gobierno, que lo “ineludible” es avanzar en la conquista de nuestra perdida independencia nacional, recuperando la capacidad soberana de decidir por nosotros mismos nuestro propio camino como país y como pueblo. Sin esto, ningún cambio favorable a los intereses populares será posible

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