domingo, 29 de enero de 2017

HISTORIA DEL CAPITALISMO A TRAVÉS DE SUS CRISIS (0)

 “nociones” de 
materialismo histórico.


Antes de entrar en la materia que nos ocupa, vamos a partir de algunas nociones de la teoría marxista, que consideramos imprescindibles para comprender el fondo del problema que vamos a estudiar.




Marx abrió un nuevo continente científico, el Materialismo Histórico, una teoría científica que estudia los cimientos de la sociedad. Y en particular, cuáles son las leyes que rigen el desarrollo del modo de producción capitalista.

El capitalismo no es el único modo de explotación del hombre por el hombre, el esclavismo o el feudalismo, anteriores a él, también lo fueron. Sin embargo, es cualitativamente distinta la forma en que esta explotación se ha realizado.

Repasemos brevemente lo que dice Marx sobre las relaciones capitalistas de producción, la explotación particular del capitalismo:

El primer capítulo de “El Capital” comienza diciendo: “La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como un "enorme cúmulo de mercancías", y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza”.

Estamos más que familiarizados con esa forma celular básica que es “la mercancía”; prácticamente todo lo que nos rodea son mercancías que se compran y se venden; que se intercambian.


La mercancía es un producto del trabajo social, de la división social del trabajo. Todas las mercancías tienen un valor de cambio. Y podemos comprobar que este valor equivale a la cantidad de trabajo socialmente necesario (TSN) que hay encerrado en ellas, es decir, a la cantidad de trabajo necesario bajo determinadas condiciones sociales medias de producción. ¿Y cómo se mide la cantidad de trabajo? Por su tiempo de duración.

  • A menor cantidad de trabajo socialmente necesario, baja el valor de la mercancía, y a la inversa, a mayor trabajo socialmente necesario, mayor valor.
Esto lo comprobamos día a día; por ejemplo, cuando Ford introdujo el trabajo en cadena que revolucionó la producción, abarató enormemente el valor de sus automóviles ya que éstos necesitaban menos horas de trabajo social para ser fabricados. De hecho, para competir en el mercado, los capitalistas se ven obligados a revolucionar incesantemente las fuerzas productivas, aplicar más maquinaria, más especialización, etc… de forma que baje el valor de sus mercancías y esto le permita desplazar a otros competidores del mercado.

·        ¿Y de dónde obtiene la ganancia el capitalista?  Suele pensarse que la ganancia capitalista proviene de un sobre precio añadido al valor de la mercancía. Pero no es cierto, las mercancías se venden por su valor.

Se obtiene ganancia vendiendo las mercancías por su valor. Y aquí es donde encontramos la piedra angular de todo el edificio capitalista: la plusvalía.

En el capitalismo, la fuerza de trabajo humana se ha transformado en una mercancía.
Marx dice: “El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado”.

“La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su propietario, el obrero asalariado, vende al capital, ¿Para qué la vende? Para vivir. La fuerza de trabajo no ha sido siempre una mercancía. El trabajo no ha sido siempre trabajo asalariado, es decir, trabajo libre. El esclavo no vendía su fuerza de trabajo al esclavista, del mismo modo que el buey no vende su trabajo al labrador. El esclavo es, por sí mismo, una mercancía, pero la fuerza de trabajo no es una mercancía suya. El siervo de la gleba sólo vende una parte de su fuerza de trabajo. No es él quien obtiene un salario del propietario del suelo; por el contrario es éste, el propietario del suelo, quien percibe de él su tributo. El siervo de la gleba es un atributo del suelo y rinde frutos al dueño de éste. En cambio el obrero libre se vende él mismo, y se vende en partes. Subasta 8, 10, 12, 15 horas de su vida, día tras día, entregándolas al mejor postor, al propietario de las materias primas, instrumentos de trabajo y medios de vida: es decir, el capitalista. El obrero no pertenece a ningún señor ni está adscrito al suelo, pero las 8, 10, 12 o 15 horas de su vida cotidiana pertenecen a quien se las compra”.

El obrero no vende su trabajo, sino su fuerza de trabajo. ¿Y cómo se fija el valor de la fuerza de trabajo? Al igual que todas las demás mercancías, se determina por la cantidad de trabajo necesaria para su conservación o reproducción.

Un hombre tiene que consumir artículos de primera necesidad.

Se desgasta y ha de ser reemplazado por otro, por tanto además del sustento propio, necesita sostener el de los hijos que le puedan reemplazar.

Otra cantidad de trabajo se la lleva el aprendizaje que no es igual según los oficios o especialización; por eso los valores de fuerzas de trabajo de los diferentes oficios son distintos como los son los valores de los productos de diferente calidad.

Y esto de acuerdo al nivel de vida medio del lugar en que se esté, por ejemplo no tiene el mismo coste de producción la fuerza de trabajo en España o en Marruecos.

¿Y cómo se obtiene la ganancia? Hemos dicho que el capitalista compra las horas de trabajo del obrero, son de su propiedad y también lo será el fruto del trabajo de dichas horas.

La materia prima o la maquinaria, transfieren su valor a la mercancía final, pero la fuerza de trabajo añade valor ya que como hemos establecido, el valor de una mercancía se establece por el tiempo de trabajo invertido en su producción. En las 3, 4, … primeras horas de su jornada laboral, el obrero añade un valor equivalente al de su fuerza de trabajo (al salario que va a percibir), sin embargo no ha concluido su jornada laboral y seguirá añadiendo valor a las mercancías que está produciendo. Es ese valor de más, esas horas de trabajo no remuneradas, esa plusvalía, la fuente de la ganancia capitalista. Cuando el capitalista venda las mercancías por su valor, una parte del trabajo invertido por el obrero no la ha pagado y ahí está su ganancia.

La cuota de plusvalía dependerá de la proporción en que la jornada de trabajo se prolongue más allá del tiempo durante el cual el obrero, con su trabajo, se limita a reproducir el valor de su fuerza de trabajo, a reponer su salario.

Este intercambio entre el capital y la fuerza de trabajo es el que sirve de base a la producción capitalista y tiende a reproducir al obrero como obrero y al capitalista como capitalista.

            Hemos comprendido a un primer nivel cómo el capital se incrementa con la explotación de la fuerza de trabajo, pero …

  • ¿Qué forma el capital?
El capital está formado por materias primas, instrumentos de trabajo y medios de vida de todo género que se emplean para producir nuevas materias primas, nuevos instrumentos de trabajo y nuevos medios de vida.
Todas estas partes integrantes del capital son fruto del trabajo, productos del trabajo, por eso le llamamos trabajo acumulado. El trabajo acumulado que sirve de medio de nueva producción es el capital.

El capital es, además, una suma de mercancías.
Todos los productos que lo integran son mercancías. Ahora bien, no toda suma de mercancías  es capital.

¿Cómo se convierte en capital una suma de mercancías?
Una suma de mercancías se convierte en capital en tanto que existe como fuerza social independiente, es decir, fuerza en poder de una parte de la sociedad. Y como tal fuerza social independiente se conserva y se aumenta por medio del intercambio con la fuerza de trabajo inmediata, viva.

La existencia de una clase que no posee nada más que su capacidad de trabajo es una premisa necesaria para que exista el capital.

Así pues, la existencia del capital presupone dos condiciones previas:
1).- Que exista una acumulación originaria (o como dice Marx, hablando en propiedad, una expropiación originaria) gracias a la cual una parte de la sociedad –la clase de los capitalistas– se ha apropiado de los frutos del trabajo social

2).- Que, por el contrario, exista otra parte de la sociedad que no posea otra cosa que su fuerza de trabajo y deba venderla en el mercado para subsistir.

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