Bajo esta consigna se convoca este 8 de Marzo que va a tener
un significado especial como Día Internacional de la Mujer, y sobre todo como
Día Internacional de la Mujer Trabajadora, por la repercusión que puede tener
la “Huelga feminista” convocada como una huelga “laboral, de cuidados,
estudiantil y de consumo”.
En España la convocan más de 300 colectivos de mujeres y la
respaldan cientos de colectivos y asociaciones más en todo el país, sindicatos
y partidos políticos...
De todos los derechos y reivindicaciones pendientes que
tenemos las mujeres hay cinco que destacan sobre todo. Y las primeras son
aquellas que están en la base material de la desigualdad: la brecha salarial,
la precariedad y la brecha en las pensiones.
En primer lugar acabar con la brecha salarial y lograr la
igualdad salarial con los hombres.
La brecha salarial no sólo no se ha reducido sino que ha
aumentado en los dos últimos años.. Según los últimos informes de sindicatos,
como CCOO y Gestha, las mujeres cobramos un 30% menos por hacer el mismo
trabajo.
A igual trabajo igual salario. Queremos igualdad, pero con
una redistribución salarial que garantice a hombres y mujeres un salario digno.
Más de la mitad de las mujeres tenemos salarios por debajo de 1.000 euros
mensuales, y dos tercios de los trabajadores que cobran menos que el salario
mínimo somos mujeres. ¡Ninguna mujer por debajo de 1.000 euros netos al mes!
Y una Ley de Igualdad Salarial entre hombres y mujeres.
Segundo, atajar la precariedad laboral que ataca con
particular virulencia a las mujeres.
La precariedad laboral y el paro son una condena de
empobrecimiento para las mujeres. Padecemos en mayor medida la temporalidad y
el empleo a tiempo parcial.
Más de la mitad de los empleos precarios son ocupados por
mujeres. Y somos relegadas a los trabajos peor pagados y menos cualificados.
Como dice el informe de Gestha, la brecha salarial aumenta
entre los 26 y los 45 años, se penaliza que la mujer tengamos permisos o
excedencias para atender el ámbito familiar por maternidad y el cuidado de los
hijos.
El paro femenino supera en cuatro puntos la media general.
La tercera reivindicación: igualdad en las pensiones.
La brecha con los hombres va más allá de la vida laboral, en
el terreno de las pensiones la desigualdad es aún más escandalosa.
Solo el 42% de las mujeres cobran una pensión, frente al 87%
de los hombres y es un 37% inferior a la media general. La pensión media de las
mujeres, 722 euros al mes, no llega al salario mínimo interprofesional, y la
mayoría está muy por debajo del umbral de pobreza.
¡Ninguna pensión por debajo de 1.000 euros!
¡Ni una menos! Tolerancia cero con la violencia machista.
Sobre la base de estas desigualdades materiales se levanta
todo un sistema de relaciones de género opresivas e injustas que tienen su
manifestación más cruel y dolorosa en el maltrato y la violencia machista.
En el combate a la lacra de la violencia de género no es
suficiente con el reciente Pacto de Estado contra la violencia de género ya que
no garantiza una política efectiva contra la violencia machista y los recursos
necesarios para erradicarla.
Necesitamos una Ley
Integral contra la violencia de género que la prevenga, ayude a las víctimas,
durante y después de la denuncia y el juicio -cuidado psicológico,
asesoramiento, protección social y laboral- y que evite muertes, frente a la
desprotección de las víctimas que denuncian. Que garantice los recursos tanto
humanos como económicos para ello. Y la tolerancia cero contra el maltrato por
parte de los órganos judiciales y policiales.
Y la quinta: educación igualitaria.
La implantación real de una educación igualitaria.
Con materias de igualdad de carácter obligatorio en todos
los niveles dels sistema educativo, tanto en la enseñanza pública como privada.
Atender especialmente la educación sexual y emocional,
inculcando la igualdad en la diversidad y el combate a valores y prácticas
machistas, el respeto entre géneros y a las distintas identidades y
orientaciones sexuales.
Este 8M ha de ser un paso más en la lucha de la mujer por
sus derechos, la igualdad y contra la violencia machista como parte de la lucha
de todo el pueblo y especialmente de la clase obrera por la Democracia (con
mayúsculas) contra toda forma de opresión y explotación.
Se oprime para explotar. Y no
será posible la liberación de la mujer de la opresión sin cuestionar las
estructuras profundas de una sociedad basada en la explotación y la opresión.
No es posible transformar el mundo sin nosotras
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