sábado, 6 de abril de 2013

Crearán un Banco Mundial para el desarrollo

 
Los BRICS desafían al FMI... y al dólar
 
 
 
Hasta ahora, para los países del mundo acudir al FMI era sinónimo de encadenarse de por vida a las condiciones y exigencias de saqueo de las grandes potencias imperialistas. Con el nacimiento de un nuevo banco de inversión mundial, los BRICS lanzan un abierto desafío al FMI y al Banco Mundial, que en perspectiva cuestiona el papel del dólar como núcleo del sistema monetario internacional


Con una población que suma casi la mitad de la de todo el planeta, un 40% de la fuerza de trabajo total existente en el mundo y acercándose velozmente a poseer el 25% del Producto Interior Bruto Mundial, los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han sentado las bases en la cumbre de Durban para dar un paso de gigante para hacer valer su creciente peso en la distribución mundial de la riqueza.
Al tiempo que han lanzado un abierto desafío al FMI y al Banco Mundial, que en perspectiva cuestiona el papel del dólar como núcleo del sistema monetario internacional. Los BRICS han acordado crear un banco internacional de inversión dotado inicialmente con 50.000 millones de dólares.

Su objetivo será ofrecer financiación a los países del Tercer Mundo en condiciones mucho mas ventajosas de lo que hasta ahora lo han hecho el FMI y el Banco Mundial.

"La decisión de los BRICS de levantar una alternativa al FMI es un hito en el camino"

Si hasta ahora acudir al FMI era sinónimo de encadenarse de por vida a las condiciones y exigencias de saqueo de las grandes potencias imperialistas, a partir de ahora, con el nacimiento de nuevo banco de los BRICS, los países en vías de desarrollo tienen, como ha dicho el presidente del Banco Africano para el Desarrollo, acceso a un nuevo medio de financiación. El que se corresponde a “un mundo de cambio, a medida que la gravedad y el poder gradualmente cambian del Norte al Sur, y de Occidente a Oriente”.

Hace sólo 30 años, en 1980, el bloque de países capitalistas desarrollados capitaneados por EEUU controlaban el 72% del PIB mundial total. Hoy, su porcentaje ha quedado reducido al 55%.

Por el contrario, en 1980, Brasil, China e India –el verdadero núcleo que representa la naturaleza de los BRICS, puesto que Rusia no es en realidad otra cosa que un monstruo venido a menos y reconvertido– que apenas si controlaban el 5,1% del PIB mundial, hoy representan más del 22%.

Y además, según las proyecciones hechas por el banco de inversión norteamericano Goldman Sachs, en 2050 el PIB de China doblará al de EEUU, el de la India lo habrá igualado. Y Brasil, México e Indonesia ocuparán las siguientes posiciones adelantando a Japón, Alemania e Inglaterra. Una auténtica revolución en la distribución de poder económico mundial que socava las bases del imperialismo y el control que hasta ahora ha ejercido sobre las finanzas mundiales.

Tras el estallido de la crisis de Wall Street, los BRICS han intentado infructuosamente reformar las grandes instituciones financieras mundiales surgidas de la Segunda Guerra Mundial, en las que el papel de EEUU es hegemónico y no se corresponde ya, en absoluto, con su peso en la economía mundial.

Desde 2008, EEUU sólo ha consentido en rebajar el papel y el peso secundario de las potencias europeas para dárselo a los BRICS, pero no a disminuir el suyo, que forma una minoría de bloqueo capaz de vetar cualquier iniciativa.

Tras la formación del G-20 como alternativa al G-7 de las viejas potencias occidentales, Obama aseguró que los países emergentes pasarían a tener un mayor papel en las decisiones sobre la política económica mundial. Casi cinco años después sus promesas se han revelado vacías.

A través de la Reserva Federal, del FMI y del dólar, EEUU ha seguido trasladando al resto del planeta la factura de la crisis desatada por la voracidad de su oligarquía financiera, plasmada en la estafa de las subprime extendidas por medio mundo.

Los BRICS, convertidos en portavoces de las cuatro quintas partes de la humanidad, han dicho basta. Y se han puesto manos a la obra para desmontar un sistema monetario mundial del que EEUU obtiene enormes beneficios a costa del resto de la humanidad.

Será un proceso de cambio lento, pero irreversible. Los pueblos y países del mundo avanzan, y el imperialismo retrocede. La hegemonía de EEUU se enfrenta a su ocaso final. Y el nuevo mundo que emerge empieza a estar en condiciones de ofrecer una alternativa al asfixiante dominio financiero que viene ejerciendo desde 1945.

El planeta ha entrado en un periodo de transición hacia un nuevo orden mundial. Y la decisión de los BRICS de levantar una alternativa al FMI y al dólar es un hito en ese camino.

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