Alerta máxima: el FMI y Berlín
cruzan todas las líneas rojas
La imposición del corralito en Chipre es todo un aviso.
La señal inequívoca de que para acelerar y profundizar el saqueo sobre las poblaciones de los países del sur de Europa, Washington y Berlín están dispuestos a cruzar todas las líneas rojas. Saltándose sus propias leyes, se han lanzado directamente a robar a la gente su dinero y sus ahorros, dándole un tratamiento inferior incluso al de una colonia.
Y que nadie piense que su ofensiva se dirige sólo contra la isla. Lo ha dejado claro el presidente del Eurogrupo al afirmar que el modelo aplicado en Chipre se va a extender a tros países “con problemas bancarios”. En España ya sabíamos que se disponen a robarnos las pensiones. Pero hay que estar muy atentos, porque al cruzar estas líneas rojas no sólo las condiciones de vida del pueblo, sino la misma unidad de España entra en zona de máximo peligro.
Al decretar el corralito en Chipre, el FMI y Berlín han dejado claro que se han autootorgado el derecho a intervenir y expoliar cuando quieran y donde quieran, por encima de gobiernos y parlamentos nacionales.
Las pérdidas de la liquidación del segundo mayor banco del país y la reestructuración del primero correrán a cuenta de sus accionistas y de los ahorradores cuyos depósitos superen los 100.000 euros. Con ello, dicen, serán los grandes inversores y no los pequeños ahorradores los que paguen la crisis bancaria. Esto es una verdad a medias. Y en consecuencia una gran mentira.
Es cierto que los pequeños ahorradores se libran de la quita, pero no por la benevolencia de Bruselas, que también los incluía a ellos en su primer plan, sino por la presión y la movilización de la sociedad chipriota contra la Troika y la alarma creada en toda Europa.
Por otra parte, basta con mirar la estafa de las preferentes en nuestro propio país para comprobar cómo disponer de 100.000 euros en el banco no tiene nada que ver con ser un “gran inversor” sino, simplemente, el resultado de muchos años de trabajo duro, de privaciones y ahorro para el futuro.
Las pérdidas de la liquidación del segundo mayor banco del país y la reestructuración del primero correrán a cuenta de sus accionistas y de los ahorradores cuyos depósitos superen los 100.000 euros. Con ello, dicen, serán los grandes inversores y no los pequeños ahorradores los que paguen la crisis bancaria. Esto es una verdad a medias. Y en consecuencia una gran mentira.
Es cierto que los pequeños ahorradores se libran de la quita, pero no por la benevolencia de Bruselas, que también los incluía a ellos en su primer plan, sino por la presión y la movilización de la sociedad chipriota contra la Troika y la alarma creada en toda Europa.
Por otra parte, basta con mirar la estafa de las preferentes en nuestro propio país para comprobar cómo disponer de 100.000 euros en el banco no tiene nada que ver con ser un “gran inversor” sino, simplemente, el resultado de muchos años de trabajo duro, de privaciones y ahorro para el futuro.
"La Troika se ha autootorgado el derecho a expoliar a quien quiera y cuando quiera"
¿O nos quieren hacer creer ahora que tener 100.000 euros –poco más de 16 millones de la antiguas pesetas, insuficiente siquiera para comprar un piso decente en una gran ciudad– es sinónimo de ser una gran fortuna? ¿Qué será lo siguiente, enviar inspectores de la Troika para requisar lo que haya escondido en los colchones?
Justifican el corralito afirmando que Chipre se ha convertido en un semi-paraíso fiscal que atrae dinero de mafiosos y especuladores. Pero hay que tener desvergüenza para que esto lo digan públicamente el ministro de Economía de Luxemburgo o el de Holanda, dos reconocidos paraísos fiscales enclavados en el corazón de Europa y puestos al servicio preferente de bancos y grandes inversores alemanes y norteamericanos para ocultar sus cuentas y evadir impuestos en sus propios países y en otros.
Lo que se ha puesto de manifiesto en Chipre es que a Washington y Berlín ya no les basta sólo con que paguemos la factura de su crisis liquidando la sanidad y la educación públicas, arramblando con las pensiones, convirtiendo la deuda privada en deuda pública o recortando nuestros salarios.
Han trazado una nueva línea roja con la que anuncian a todos los países y pueblos que también están dispuestos a degradarnos a una especie de estatus semicolonial, donde ellos se arrogan el derecho a meternos la mano directamente en el bolsillo y robarnos nuestros ahorros cuando lo consideren necesario.
Saqueo imperialista y unidad de España
Justifican el corralito afirmando que Chipre se ha convertido en un semi-paraíso fiscal que atrae dinero de mafiosos y especuladores. Pero hay que tener desvergüenza para que esto lo digan públicamente el ministro de Economía de Luxemburgo o el de Holanda, dos reconocidos paraísos fiscales enclavados en el corazón de Europa y puestos al servicio preferente de bancos y grandes inversores alemanes y norteamericanos para ocultar sus cuentas y evadir impuestos en sus propios países y en otros.
Lo que se ha puesto de manifiesto en Chipre es que a Washington y Berlín ya no les basta sólo con que paguemos la factura de su crisis liquidando la sanidad y la educación públicas, arramblando con las pensiones, convirtiendo la deuda privada en deuda pública o recortando nuestros salarios.
Han trazado una nueva línea roja con la que anuncian a todos los países y pueblos que también están dispuestos a degradarnos a una especie de estatus semicolonial, donde ellos se arrogan el derecho a meternos la mano directamente en el bolsillo y robarnos nuestros ahorros cuando lo consideren necesario.
Saqueo imperialista y unidad de España
Coincidiendo con el corralito de Chipre, la fundación Friedich Ebert –ligada a la socialdemocracia alemana y famosa en España por haber financiado ilegalmente al PSOE de Felipe González en los años 70 y 80–, ha hecho público un informe donde la burguesía monopolista alemana dibuja los posibles escenarios de la Unión Europea para 2020, tras la crisis.
"Están dispuestos a degradarnos a una especie de estatus semicolonial"
En uno de ellos, la tercera variante bautizada como el “síndrome Mezzogiorno”, contempla una disgregación futura de la UE que daría lugar a “una Europa matriz con Alemania en el centro y un euro restringido a las economías más sólidas”.
Esta disgregación, plantea el estudio, no tiene porque venir sólo de una exclusión de los diferentes Estados miembros, sino que se produciría también a partir de una diferenciación regional en el seno de los propios Estados.
Y cita expresamente el caso de “Cataluña y la Italia del norte”. Un escenario en el que “no son los Estados los que rompen con la unión monetaria, sino las regiones prósperas las que rompen con los Estados para intentar incluirse en una zona de integración central”. Bajo hegemonía alemana, por supuesto.
Hasta ahora, la deriva soberanista de Mas en Cataluña parecía obedecer únicamente a factores internos, a una especie de huída hacia adelante para tapar la quiebra financiera y los múltiples escándalos que sacuden a CiU.
Las líneas rojas cruzadas en Chipre, la degradación política a la que estamos siendo sometidos los países del Sur –e incluso la ideológica o psíquica, “ustedes no son nada y nosotros podemos hacer con ustedes lo que queramos”–, unido a la aparición del informe de la Fundación Ebert obligan a mirar desde otra óptica lo que está ocurriendo en Cataluña.
Como ocurrió hace 10 años con el plan Ibarretxe, cuando la posible disgregación de España pasó a estar en la agenda del eje franco-alemán, el informe de la Fundación Ebert nos pone sobre la pista de los planes que tiene esta gente. Para saquear a conciencia países del tamaño y el peso de España e Italia, no basta con liquidar la democracia y secuestrar la soberanía nacional. Hay que romperlos y dividirlos, fragmentarlos en múltiples pedazos. Y si pudieran ser cada uno del tamaño de Chipre, tanto mejor para sus objetivos.
A la lucha por una salida a la crisis favorable a la mayoría, por la ampliación de la democracia y por la soberanía nacional, no hay que descartar en absoluto que haya que añadir a partir de ahora la defensa de la unidad de España para hacer frente a los planes de nuestros enemigos. Habrá que estar muy atentos.
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