jueves, 6 de junio de 2013
Créditos alemanes para pymes españolas
¡Bienvenida frau Merkel!
De “mini-Plan Marshall” ha calificado la revista Der Spiegel la iniciativa de que Alemania destine 1.000 millones de euros en créditos para pequeñas y medianas empresas españolas. Levantan la bandera de ayudar a combatir el desempleo en los países del Sur de Europa, pero todos sabemos en que consistió el Plan Marshall: la base económica desde la que se levantó el control y el dominio de EEUU sobre el Viejo Continente que dura hasta hoy.
La pasada semana, la agencia Reuters revelaba que había tenido acceso al borrador que prepara el Ministerio de Finanzas alemán. En él se prevé que el Banco Estatal de Desarrollo KfW, un banco público germano, proporcione préstamos por un importe conjunto de 800 millones de euros, así como otros fondos destinados a mejorar la estructura de capital de las pymes españolas. Un paquete bilateral de ayudas compuesto de distintos instrumentos financieros que alcanzaría un volumen total de 1.000 millones de euros y que será avalado por el parlamento alemán.
Sólo 24 horas después, conocíamos que los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO), destinados a pymes y autónomos, han caído un 70% en el primer trimestre de este año respecto al mismo periodo de 2012. ¿La razón? Que los grandes bancos nacionales, encargados de repartirlos, asumiendo los riesgos de estos préstamos a cambio de suculentas comisiones, no los conceden.
Lo que la inmensa mayoría de autónomos y pymes necesitan ahora mismo, en palabras de Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), es circulante, es decir, créditos que en muchas ocasiones no superan los 18.000 euros, un tipo de préstamos que no interesan a las entidades financieras por los escasos réditos que les suponen. Poniendo intereses y condiciones de garantía extremadamente
elevadas, consiguen que la mayoría de autónomos y pequeñas empresas ni siquiera se acerquen al banco a pedir un préstamo de este tipo.
Que la banca española ha cerrado el grifo de crédito porque para reponer los agujeros y pérdidas que no han cubierto las ayudas con dinero público le sale más a cuenta invertir en deuda pública del Estado, segura y con intereses elevados, se sabe desde hace años. Pero que el gobierno recurra a un banco público alemán para activar, aunque sea mínimamente, el crédito a pymes y autónomos rebasa todo lo imaginable.
¿Es qué Rajoy y Rubalcaba nos quieren hacer creer ahora que Merkel, después de tres años sometiéndonos a una política de recortes y saqueo implacable va a venir a “ayudarnos solidariamente”?
A otro perro con ese hueso. Ya conocemos muy bien lo que significan las “ayudas desinteresadas” de las grandes potencias.
El Plan Marshall, un gigantesco plan de préstamos y financiación a los países europeos puesto en marcha por EEUU al finalizar la Segunda Guerra Mundial, sólo tenía como objetivo el pleno control económico, político y militar de Europa Occidental por parte de Washington. Los miles de millones de dólares que desembarcaron entonces en las costas europeas sirvieron, por un lado, para dar salida a la enorme capacidad productiva que EEUU había acumulado durante la guerra. Y, por otro, para que Washington consolidara una presencia y una capacidad de intervención decisiva en los Estados europeos.
"¿Qué será lo siguiente, que el parlamento alemán apruebe cada año los Presupuestos Generales del Estado?"
Lo mismo que ocurrió con los fondos estructurales y de cohesión recibidos por España tras la entrada en el Mercado Común. Fondos desembolsados a cambio de desmantelar o malvender el grueso del tejido productivo nacional, y convertir a la economía española en una economía de servicios de bajo valor añadido y cada vez más dependiente de las grandes economías europeas. Gracias a lo cual, por cierto, los grandes monopolios europeos obtuvieron, en su balanza comercial y de pagos con España, un retorno de 4 euros por cada euro destinado a unos fondos supuestamente de “solidaridad”.
Y volvió a ocurrir, años después, con la introducción del euro, gracias al cual la burguesía monopolista alemana pudo colocar sus enormes excedentes de capital en los países del sur, alimentando las burbujas inmobiliarias y de la deuda con la que ahora no estrangula y saquea.
Que un banco público alemán se haga cargo de financiar el crédito a las pymes españolas representa el último paso de una lumpen-oligarquía y una clase política dispuesta a entregar el país a cambio de que le permitan conservar una parte de sus beneficios y sus mezquinos privilegios.
En lugar de crear bajo la estructura del ICO una banca pública con los bancos rescatados (Bankia, NovaGalicia, Catalunya Caixa,...), banca que sin ánimo de lucro tenga como principal objetivo reactivar inmediatamente el crédito en condiciones ventajosas a pymes y autónomos, nuestros gobernantes se muestran tan satisfechos con recibir las interesadas migajas de otros.
¿Qué será lo siguiente, que el parlamento alemán apruebe cada año los Presupuestos Generales del Estado español en un ejercicio supremo de” ayuda y solidaridad” con el sur?
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