Japón celebró una ceremonia el martes en conmemoración del 68º aniversario del ataque con bomba nuclear a manos de EEUU contra Hiroshima.
El mismo día, en una ceremonia no tan pacífica, Japón presentó el mayor buque de guerra de su Fuerza de Autodefensa Marítima en un puerto cerca de Tokyo.
El gran buque, de nombre Izumo, toma su nombre de un crucero utilizado durante la invasión a China a principios del siglo XX.
Aunque es llamado un "destructor equipado con helicóptero", el nuevo barco, con una longitud de 248 metros y un peso de 19.500 toneladas, es parecido mucho a un portaaviones.
Con la capacidad para acomodar 14 helicópteros, el barco también está disponible para la nave de rotor basculante US Osprey. Con modificaciones mínimas el buque puede ser remodelado para convertirse en un portaaviones totalmente operativo, lo cual es considerado generalmente como un arma ofensiva y por ello prohibida por la constitución japonesa.
El artículo 9 de la constitución actual de Japón dice que "nunca se mantendrán fuerzas terrestres, marinas y aéreas así como otros potenciales de guerra".
Por este motivo, la presentación de este buque es una violación de la cláusula pacífica, y otra alarmante señal de que el gobierno japonés está buscando deshacerse de la constitución pacifista y reforzar sus fuerzas militares.
En una provocación previa, que supuso fuertes protestas tanto dentro de Japón como en los países vecinos, el vice primer ministro de Japón, Taro Aso, dijo la semana pasada que Japón podría "aprender de la técnica" que la Alemania Nazi utilizó para alterar la constitución de Weimar.
El político japonés parece sugerir que igual que el régimen Nazi reconstruyó de manera clandestina un ejército formidable, Japón podría reforzar su ejército sin llamar la atención pública o provocar criticismos.
A ojos de la región, la presentación del Izumo, y la propuesta de Aso de emular las tácticas Nazis, indican un intento de resucitar los esqueletos del ignominioso pasado militarista nipón.
Por ello, existen razones suficientes para que la comunidad internacional se preocupe por el potencial restablecimiento del militarismo japonés.
El rearme encubierto bajo la apariencia de "autodefensa" llevaría a las naciones asiáticas a una carrera armamentística que amenazaría la estabilidad de la región.
Durante la ceremonia de Hiroshima, el primer ministro japonés Shinzo Abe prometió asegurar que "el horror y la devastación causada por las armas nucleares no se repita".
Para ello, Japón debe reflexionar sobre su pasado de agresión, acabar con el rearme, y volver al camino de la paz.
¿Otro movimiento del "cerco a China"
Obama perfeccionando su japonés, o una nueva línea de barcos de recreo?
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