Con una mano te recorto, con la otra te robo
La misma clase política que nos impone a la mayoría recorte tras recorte, alegando que “no hay dinero”, saquea las arcas públicas en beneficio de grandes grupos económicos, y saca “tajada” del crimen.
A pocos días de las elecciones saltó la liebre. La Operación Pokemon ha sacado a la luz una extensa trama de corrupción en Galicia, en la que aparecen implicados importantes dirigentes del PSOE y el PP. Una red de sobornos a cargos públicos a cambio de la adjudicación de contratas y el blanqueo de dinero. La misma clase política que nos impone a la mayoría recorte tras recorte, alegando que “no hay dinero”, saquea las arcas públicas en beneficio de grandes grupos económicos, y saca “tajada” del crimen. ¿Por qué el nuevo Código Penal no dice una sola palabra del endurecimiento de las penas sobre los corruptos? ¿Es que vamos a permitir que nos recorten, y encima nos roben?
En el centro de la trama corrupta está Vendex, una operadora de servicios con treinta filiales que basa todo su negocio en la adjudicación de contratas públicas en numerosos municipios.
¿Cómo se asegura el negocio? Comprando, a través de sustanciosas comisiones, a los cargos públicos que adjudican las licitaciones.
¿Cómo se asegura el negocio? Comprando, a través de sustanciosas comisiones, a los cargos públicos que adjudican las licitaciones.
"Hay que endurecer las penas sobre los delitos de corrupción, equiparando su tratamiento penal al terrorismo o al crimen organizado"
Es lo que la Operación Pokemon ha destapado en Galicia. Hay ya trece detenidos. Y no son precisamente cargos de bajo nivel. El alcalde de Orense, la cuarta capital gallega, el socialista Francisco Rodríguez, ha sido imputado. Así como el del municipio coruñes de Boqueixón, el popular Adolfo Gacio, también asesor del tesorero del PP nacional, José Manuel Romay Beccaría.
El “bipartidismo de los recortes” es también el “bipartidismo de la corrupción”. Blindados con impunidad y privilegios abusivos, manejan a su antojo los presupuestos públicos. Aprueban leyes que protegen los intereses de los grandes monopolios, dictaminan inyecciones multimillonarias de dinero público a los bancos. Y organizan el saqueo de los fondos de ayuntamientos y comunidades a través de tramas de corrupción.
Los mismos que luego nos imponen tijeretazos en sanidad, educación o en nuestros salarios porque, según dicen, “no hay dinero”.
No es que “no haya dinero”. Es que ustedes –por vías legales o ilegales- han saqueado la caja.
La corrupción es el robo del “pan de todos”, de dinero público. Es uno de los delitos más graves.
Sin embargo, la reforma del Código Penal, presentada a bombo y platillo, ni siquiera la menciona.
¿Es que quieren seguir gozando de impunidad para perpetuar el robo?
Hay que endurecer las penas sobre los delitos de corrupción, equiparando su tratamiento penal al terrorismo o al crimen organizado.
Y perseguir, no solo a los políticos corruptos, sino también a los grandes grupos económicos que pagan las comisiones y se lucran de sobornar a cargos públicos.
Quien pagaba las mordidas en los municipios gallegos está Vendex, un grupo de servicios de mediano tamaño. Pero detrás del caso Gürtell estaban otros monopolios mucho más respetables como FCC.
¿Por qué no se les persigue a ellos también?
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