Puede que la intervención sea parcial, pero el grado de saqueo que quieren imponer sobre pensionistas, parados, trabajadores y familias se acerca mucho a lo total. Eso es lo que nos estamos jugando ahora mismo.
La contradicción entre Washington y Berlín sobre el tratamiento a dar a España se ha resuelto de momento de una forma favorable a EEUU. Pero que la amenaza de una intervención total se haya alejado, no quiere decir que haya desaparecido. De la misma forma que no quita para que las condiciones que exigen como acompañamiento de la intervención parcial sean duras, muy duras. En este punto Washington y Berlín caminan de la mano y ya las han adelantado a través de sus portavoces, el FMI y Bruselas respectivamente.
El control de la parte del sistema financiero intervenido por el capital extranjero y la subida inmediata del IVA son medidas que hasta el propio gobierno da ya por hechas. Pero sus exigencias no se detienen ni mucho menos aquí.
Quieren dar una nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral para rebajar más, y más rápido, los salarios. Quieren aplicar inmediatamente la jubilación a los 67 años y la rebaja de la cuantía de las pensiones. Quieren reducir tanto la duración como el dinero que perciben los parados. Quieren pasar a controlar ellos directamente a las Comunidades Autónomas para asegurarse que llevan adelante los recortes en sanidad y educación, y que se aplican los nuevos recortes, rebajas de salarios y despidos de trabajadores públicos que consideran necesarios para cumplir el objetivo de reducción del déficit.
Quieren dar una nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral para rebajar más, y más rápido, los salarios. Quieren aplicar inmediatamente la jubilación a los 67 años y la rebaja de la cuantía de las pensiones. Quieren reducir tanto la duración como el dinero que perciben los parados. Quieren pasar a controlar ellos directamente a las Comunidades Autónomas para asegurarse que llevan adelante los recortes en sanidad y educación, y que se aplican los nuevos recortes, rebajas de salarios y despidos de trabajadores públicos que consideran necesarios para cumplir el objetivo de reducción del déficit.
Dirigir todas las miradas hacia los chorizos locales, pero sin señalar a los saqueadores globales que se están llevando la mayor parte del botín solo contribuye a confundir"
Puede que la intervención sea parcial, pero el grado de saqueo que quieren imponer sobre pensionistas, parados, trabajadores y familias se acerca mucho a lo total. Eso es lo que nos estamos jugando ahora mismo. Aunque en gran parte de la sociedad española no exista una clara conciencia de ello.
Hay en marcha toda una ceremonia de la confusión cuyo doble objetivo es, por un lado, ocultar la factura que vamos a pagar por la intervención y, por otro, poner en primer plano la caterva de ladrones y corruptos “locales” para mantener invisibles, en un segundo plano, a los auténticos saqueadores globales.
Es urgente que todas las fuerzas políticas, sindicales, sociales, personalidades,... que nos pronunciamos y movilizamos contra los recortes tomemos conciencia de la necesidad de levantar un frente común contra la intervención y el saqueo. Este es el punto nodular del que depende ahora mismo el futuro inmediato de todos nosotros.
Por supuesto que ha habido todo tipo de desmanes y abusos de los bancos españoles, de robos y corrupciones de una clase política infame, y no vamos a pasarlos por alto. Todo lo contrario, hay que obligarles a responder por lo que han hecho y devolver lo que han robado. Pero hemos de tomar conciencia de que el centro de todas las facturas que estamos pagando hoy (y las más elevadas todavía que quieren imponernos para mañana mismo) tienen su origen en el saqueo exterior, están impuestas por Washington y Berlín.
Dirigir todas las miradas hacia los chorizos locales, pero sin señalar a los saqueadores globales que se están llevando la mayor parte del botín solo contribuye a confundir el blanco, a ocultar a los verdaderos enemigos, a desviar toda la lucha del mayoritario rechazo popular por un camino estéril.
Es necesario unir toda esa energía en un mismo frente de lucha.
Es muy bueno que cada sector se movilice y dé respuesta a los ataques que recibe, pero es todavía mejor que se unifiquen las luchas y se dirijan contra un mismo blanco. Porque a lo que nos enfrentamos no es a una suma de distintos recortes aislados y sin conexión entre ellos, sino a un proyecto general de saqueo e intervención que se manifiesta en diferentes ámbitos. Razón por la que cada sector por separado no va a poder paralizarlos.
Y por la que la unidad, que siempre es un factor fundamental, es ahora prioritaria. Sólo desde la construcción de un frente amplio que agrupe al 90% podremos avanzar en paralizar los recortes. Y avanzaremos sólo en la medida en que, como en Grecia, demos pasos en construir ese frente amplio
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