lunes, 16 de julio de 2012

Frente Amplio



El problema es que no somos conscientes a quién nos enfrentamos.










Una cosa es el cerebro que ha planificado y ordena este saqueo y otra cosa es el brazo ejecutor. Ojalá nos enfrentáramos solamente a políticos y cúpulas sindicales privilegiadas o a una burguesía o banca nacional. El problema es que nuestro enemigo es mucho más poderoso. Los centros de poder que han decidido este auténtico saqueo están en Washington y Berlín. Nos enfrentamos a poderosas oligarquías financieras que a través de organismos como el FMI, la Comisión Europea o el Banco Central Europeo están dando órdenes al gobierno para que ejecute un auténtico plan de saqueo sobre nuestro país. Ellos han decidido que sean los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) no solamente que paguen la factura de la crisis financiera, sino su degradación a una tercera división mundial. Es decir, convertir a estos países en protectorados de las potencias imperialistas. Y frente a esta cuestión la única alternativa que tiene el pueblo es la unidad y la organización. Sin unidad es imposible detener el saqueo. No lo va a lograr ninguna movilización social por separado, ni la de los mineros, ni la del 15-m, ni los sindicatos oficiales, ni los sindicatos autogestionados, ni la resistencia espontánea de la gente. Sin unidad estamos a merced de ellos y no van a retroceder ni un ápice. Solamente a través de un frente amplio de unidad de organizaciones políticas, sociales, sindicales con un programa que recoja los intereses del 90% de la población, un programa de redistribución de la riqueza, desarrollo de las libertades democráticas y defensa de la soberanía frente a las injerencias imperialistas podremos detenerlos. Ahora la lucha por la unidad es esencial para hacer avanzar esta alternativa en todas las movilizaciones y actos de lucha y de protesta contra este saqueo. La unidad es lo más revolucionario que existe: atenta contra sus planes y por tanto no quieren la unidad de las diversas organizaciones políticas y sindicales en un frente común, sería un enemigo demasiado poderosos para ellos. Nosotros, el pueblo, si queremos esa unidad.
David Fabre

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