Cómo los partidos enchufan a sus afiliados, sus familiares y amigos
La corrupción en España tiene una parte descarada, es decir, la que llega a los juzgados normalmente por vendettas internas dentro de los propios partidos o para quitarse a alguien molesto de encima, y la que se produce todos los días y en particular después de unas elecciones.
En los partidos políticos no existe ese pretendido espíritu de servicio público que todos los políticos dicen tener, son más bien organizaciones al servicio de sus cúpulas en las que los cargos y prebendas se reparten desde arriba y cada uno en su nivel jerárquico. Cada vez que alguien toca poder, ya sea en el Estado, en una Comunidad Autónoma, Diputación Provincial o Ayuntamiento, suele colocar a los suyos, es decir, a los que le apoyan en el partido, a sus amigos de toda la vida y a sus familiares más directos.
Esa corrupción es la que ha llenado la Administración en todos sus escalones de paniaguados y la que ha disparado el número de empresas públicas, esas que quiere reducir el Ministro Montoro, y que no se eliminan porque implica sacrificar a los que un día apoyaron en la agrupación o delegación del barrio u obtuvieron el cargo o el empleo prometido por el cacique local de turno.
En la Administración central, los políticos copan los puestos hasta de subdirector general, además de asesores y adjuntos varios claro, un cargo que en tiempos no era político pero que Felipe González se encargó de politizar nada llegar al poder y desde entonces son puestos que se ponen a dedo entre los funcionarios afines, que estando un tiempo en ellos consolidad un nivel salarial en la Administración de 28 o 29, lo que les da derecho de por vida a tener un salario más alto.
El partido en el Gobierno, dice que ha suprimido direcciones generales, pero a cambio ha creado múltiples puestos de adjuntos en direcciones y subdirecciones, algunos ocupados por verdaderos paracaidistas que nunca han estado cerca de asesorar de los temas que se supone deben hacerlo. Si por arriba el recorte es bien aparente, yendo un poco más abajo encontraremos un ejército de afiliados, familiares y amigos colocados.
Ser familiar de un alto cargo suele ser rentable, porque se acaba encontrando un buen trabajo o consejo de administración del que llevarse las dietas correspondientes y así completar los ingresos familiares para hacerse una buena hucha. Da igual que quede estéticamente mal, porque cómo no va a tener derecho a trabajar el familiar de un alto cargo en lo que sea, aunque ese lo que sea lo haya obtenido justo al acceder su familiar a ese alto cargo. También podemos hablar de los informes que se subcontratan cuando pueden ser realizados por la Administración y su personal, pero siempre habrá una persona de reconocido prestigio para elaborar una informe, a veces innecesario, y llevarse unos dineros por algo que los funcionarios de la dependencia de la esquina podrían haber hecho y seguramente mejor, pero eso no es negocio ni procura ingresos a nadie.
Las fundaciones y las ONG son un buen refugio para los afines. Si dentro de la Administración puede ser complicado colocar a algunos, una buena fundación es un sitio donde aparcar gente cobrando del Estado, ya que son subvencionadas para los fines más peregrinos. Detrás de subvenciones para prevenir las prostitutas en África o la inserción de la mujer en el Caribe, hay una serie de políticos que viven de ese cuento y que presentan los proyectos, por lo que la cantidad de dinero que efectivamente llega a las prostitutas, si es que llega algo, está drenada por los gastos administrativos, convocatoria de congresos y seminarios y difusiones varias, en las que una pandilla de colocados cobran sueldos, dietas e intervenciones. Como ahora hay mucho menos dinero, muchas de estas organizaciones ya no sirven ni para enviar dinero a las prostitutas ni para su fin primordial, que es dar de comer a los afines, con el drama de llevarlos al paro. Qué pena.
La obra pública siempre ha sido el gran filón de los políticos. Son famosos los casos de corrupción relacionados con esta actividad, pues los presupuestos que se han venido manejando son muy elevados y las cantidades que se quedaban por el camino sustanciales. Constituir una empresa de subcontratación que al final es la que acaba por hacer los trabajos y que se impone al contratista es una manera no sólo de hacer negocio sino de tener contentos a una serie de compañeros de fatigas.
Los llamados sindicatos de clase, que son esa clase de sindicatos que constituyen un verdadero apéndice de algunos partidos políticos, ha sido otra forma tradicional de aparcar afiliados y simpatizantes. Tener un puestecito de coordinador de algo en un sindicato, aunque jamás se haya trabajado ni por cuenta propia ni ajena da calorcito a algunos que tienen una forma de llevarse un sueldo a casa a cuenta de las subvenciones, cada vez menos afortunadamente, que percibe el sindicato. Por otra parte, la gestión de la formación que hacen estas organizaciones es una buena fuente de ingresos con la que constituir sociedades en las que trabajan afiliados, amigos y familiares, siempre manejando fondos públicos, por supuesto.
Los 8.000 ayuntamientos que hay en España es una fuente inagotable de colocaciones para los afiliados, familiares y amigos. Desde llevar el deporte hasta constituir una empresa para reciclar, por supuesto con subvenciones, las bolsas de basura que tienen los ciudadanos que dar clasificadas para que el beneficio sea mayor. Estas empresas suelen estar controladas por personas afines y dan trabajo a los arrimados. A veces, perder un ayuntamiento es un drama, porque determinados cargos quedan fuera, aunque como existe la obligación de seguir contando en otras contratas con los trabajadores, los que se enchufaron en puestos discretos consiguieron un trabajo de por vida.
¿Y qué pasa cuándo el partido pierde el poder? Pues que para muchos el tema se pone incluso mejor, porque antes de irse les buscan un puesto bien remunerado en el extranjero, les colocan en algún organismo internacional, como los sonoros casos de Aído y Pajín, o les dan una plaza de no sé qué en alguna buena embajada para que se ganen unos durillos extra y pasen mejor el mal trago. Como muchos de sus colocados en la Administración ya han consolidado buenos niveles salariales, no les preocupa volver a sus destinos porque vivirán mejor haciendo mucho menos.
Los de más nivel se colocan en consejos de administración de grandes empresas, normalmente reguladas, y que pagan supuestamente de esta forma los servicios prestados mientras se ejercía el poder o directamente quieren acceder a la agenda y a los contactos del cesado. Afortunadamente las cajas de ahorros están desapareciendo, pero eras lugares en los que los políticos retirados hacían de las suyas llevándoselo a millones, u obteniendo préstamos o financiando a los amiguetes o a ellos mismos. Aberrante y con el resultados de todos conocido.
También tenemos los medios de comunicación públicos, verdadera aberración propagandística cuya máximo exponente son las televisiones autonómicas, y nido de enchufados y paniaguados. El ejemplo tradicional ha sido Televisión Española, en la que convivían haciendo pasillos los colocados por los diversos gobiernos, que al final se han prejubilado con unas condiciones estupendas. Ese ente lo empezaron los falangistas en tiempos de Franco, lo coparon los de UCD en su momento, a los que se sumaron los del PSOE, para luego acoger a algunos del PP, que luego fueron ninguneados o directamente expulsados por los del PSOE, que a su vez ahora serán barridos por los que lleguen del PP. Vamos, todo muy edificante y muy hermoso, y lo sorprendente es que profesionales que se consideran periodistas sirvan a los partidos por un plato de lentejas. Dan pena.
En cada Autonomía se ha repetido el modelo, y ahora que no hay dinero muchos de los que se creían colocados para toda la vida se han de ir a la calle y se resisten. La lástima es que por medio hay una serie de trabajadores que nada tienen que ver con los partidos y que también irán a la calle por la mala gestión de los que inflaron unas vacas para obtener una propaganda a su medida. Todos los partidos nacionales, nacionalistas, regionalistas o de cualquier tipo han participado en estos manejos nada más coger el poder.
Seguramente se me olvidan muchas formas de colocar a gente, e invito a los lectores a que con sus comentarios nos ilustren a todos de lo que hayan visto u oído sobre este escándalo en que se ha convertido la cosa pública, recuperando las peores prácticas de los partidos que ya se denunciaban en la restauración, y de eso hace ya más de 100 años.
Esa corrupción es la que ha llenado la Administración en todos sus escalones de paniaguados y la que ha disparado el número de empresas públicas, esas que quiere reducir el Ministro Montoro, y que no se eliminan porque implica sacrificar a los que un día apoyaron en la agrupación o delegación del barrio u obtuvieron el cargo o el empleo prometido por el cacique local de turno.
En la Administración central, los políticos copan los puestos hasta de subdirector general, además de asesores y adjuntos varios claro, un cargo que en tiempos no era político pero que Felipe González se encargó de politizar nada llegar al poder y desde entonces son puestos que se ponen a dedo entre los funcionarios afines, que estando un tiempo en ellos consolidad un nivel salarial en la Administración de 28 o 29, lo que les da derecho de por vida a tener un salario más alto.
El partido en el Gobierno, dice que ha suprimido direcciones generales, pero a cambio ha creado múltiples puestos de adjuntos en direcciones y subdirecciones, algunos ocupados por verdaderos paracaidistas que nunca han estado cerca de asesorar de los temas que se supone deben hacerlo. Si por arriba el recorte es bien aparente, yendo un poco más abajo encontraremos un ejército de afiliados, familiares y amigos colocados.
Ser familiar de un alto cargo suele ser rentable, porque se acaba encontrando un buen trabajo o consejo de administración del que llevarse las dietas correspondientes y así completar los ingresos familiares para hacerse una buena hucha. Da igual que quede estéticamente mal, porque cómo no va a tener derecho a trabajar el familiar de un alto cargo en lo que sea, aunque ese lo que sea lo haya obtenido justo al acceder su familiar a ese alto cargo. También podemos hablar de los informes que se subcontratan cuando pueden ser realizados por la Administración y su personal, pero siempre habrá una persona de reconocido prestigio para elaborar una informe, a veces innecesario, y llevarse unos dineros por algo que los funcionarios de la dependencia de la esquina podrían haber hecho y seguramente mejor, pero eso no es negocio ni procura ingresos a nadie.
Las fundaciones y las ONG son un buen refugio para los afines. Si dentro de la Administración puede ser complicado colocar a algunos, una buena fundación es un sitio donde aparcar gente cobrando del Estado, ya que son subvencionadas para los fines más peregrinos. Detrás de subvenciones para prevenir las prostitutas en África o la inserción de la mujer en el Caribe, hay una serie de políticos que viven de ese cuento y que presentan los proyectos, por lo que la cantidad de dinero que efectivamente llega a las prostitutas, si es que llega algo, está drenada por los gastos administrativos, convocatoria de congresos y seminarios y difusiones varias, en las que una pandilla de colocados cobran sueldos, dietas e intervenciones. Como ahora hay mucho menos dinero, muchas de estas organizaciones ya no sirven ni para enviar dinero a las prostitutas ni para su fin primordial, que es dar de comer a los afines, con el drama de llevarlos al paro. Qué pena.
La obra pública siempre ha sido el gran filón de los políticos. Son famosos los casos de corrupción relacionados con esta actividad, pues los presupuestos que se han venido manejando son muy elevados y las cantidades que se quedaban por el camino sustanciales. Constituir una empresa de subcontratación que al final es la que acaba por hacer los trabajos y que se impone al contratista es una manera no sólo de hacer negocio sino de tener contentos a una serie de compañeros de fatigas.
Los llamados sindicatos de clase, que son esa clase de sindicatos que constituyen un verdadero apéndice de algunos partidos políticos, ha sido otra forma tradicional de aparcar afiliados y simpatizantes. Tener un puestecito de coordinador de algo en un sindicato, aunque jamás se haya trabajado ni por cuenta propia ni ajena da calorcito a algunos que tienen una forma de llevarse un sueldo a casa a cuenta de las subvenciones, cada vez menos afortunadamente, que percibe el sindicato. Por otra parte, la gestión de la formación que hacen estas organizaciones es una buena fuente de ingresos con la que constituir sociedades en las que trabajan afiliados, amigos y familiares, siempre manejando fondos públicos, por supuesto.
Los 8.000 ayuntamientos que hay en España es una fuente inagotable de colocaciones para los afiliados, familiares y amigos. Desde llevar el deporte hasta constituir una empresa para reciclar, por supuesto con subvenciones, las bolsas de basura que tienen los ciudadanos que dar clasificadas para que el beneficio sea mayor. Estas empresas suelen estar controladas por personas afines y dan trabajo a los arrimados. A veces, perder un ayuntamiento es un drama, porque determinados cargos quedan fuera, aunque como existe la obligación de seguir contando en otras contratas con los trabajadores, los que se enchufaron en puestos discretos consiguieron un trabajo de por vida.
¿Y qué pasa cuándo el partido pierde el poder? Pues que para muchos el tema se pone incluso mejor, porque antes de irse les buscan un puesto bien remunerado en el extranjero, les colocan en algún organismo internacional, como los sonoros casos de Aído y Pajín, o les dan una plaza de no sé qué en alguna buena embajada para que se ganen unos durillos extra y pasen mejor el mal trago. Como muchos de sus colocados en la Administración ya han consolidado buenos niveles salariales, no les preocupa volver a sus destinos porque vivirán mejor haciendo mucho menos.
Los de más nivel se colocan en consejos de administración de grandes empresas, normalmente reguladas, y que pagan supuestamente de esta forma los servicios prestados mientras se ejercía el poder o directamente quieren acceder a la agenda y a los contactos del cesado. Afortunadamente las cajas de ahorros están desapareciendo, pero eras lugares en los que los políticos retirados hacían de las suyas llevándoselo a millones, u obteniendo préstamos o financiando a los amiguetes o a ellos mismos. Aberrante y con el resultados de todos conocido.
También tenemos los medios de comunicación públicos, verdadera aberración propagandística cuya máximo exponente son las televisiones autonómicas, y nido de enchufados y paniaguados. El ejemplo tradicional ha sido Televisión Española, en la que convivían haciendo pasillos los colocados por los diversos gobiernos, que al final se han prejubilado con unas condiciones estupendas. Ese ente lo empezaron los falangistas en tiempos de Franco, lo coparon los de UCD en su momento, a los que se sumaron los del PSOE, para luego acoger a algunos del PP, que luego fueron ninguneados o directamente expulsados por los del PSOE, que a su vez ahora serán barridos por los que lleguen del PP. Vamos, todo muy edificante y muy hermoso, y lo sorprendente es que profesionales que se consideran periodistas sirvan a los partidos por un plato de lentejas. Dan pena.
En cada Autonomía se ha repetido el modelo, y ahora que no hay dinero muchos de los que se creían colocados para toda la vida se han de ir a la calle y se resisten. La lástima es que por medio hay una serie de trabajadores que nada tienen que ver con los partidos y que también irán a la calle por la mala gestión de los que inflaron unas vacas para obtener una propaganda a su medida. Todos los partidos nacionales, nacionalistas, regionalistas o de cualquier tipo han participado en estos manejos nada más coger el poder.
Seguramente se me olvidan muchas formas de colocar a gente, e invito a los lectores a que con sus comentarios nos ilustren a todos de lo que hayan visto u oído sobre este escándalo en que se ha convertido la cosa pública, recuperando las peores prácticas de los partidos que ya se denunciaban en la restauración, y de eso hace ya más de 100 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario