Necesitamos un partido
Debemos trabajar por la construcción de un partido que defienda este proyecto político
Las múltiples experiencias en la historia de la lucha de los pueblos y los más recientes ejemplos de conquista y desarrollo de la independencia nos enseñan que tan necesaria es la construcción de un Frente Amplio de Unidad que aúne los intereses y los esfuerzos del 90% de la población, como la existencia de una organización, de un partido que, con voluntad y determinación, lleve adelante ese proyecto.
Mientras en algunos sectores de nuestra sociedad se extiende la idea de que solo un movimiento apartidista puede cambiar el país, no son pocos los ejemplos recientes que dicen lo contrario. Mientras el apartidismo se refiere al rechazo del bipartidismo y otras traiciones tiene la fuerza contundente que ha demostrado el 15-M. Pero no debemos confundirnos respecto a las claves que han permitido a tantos países iniciar un camino de desarrollo independiente... desde China a Venezuela, desde Turquía a Uruguay, desde Sudáfrica a Indonesia, desde Islandia a Malawi.
El gigante carioca
En todo el planeta se habla del milagro brasileño como uno de los más sorprendentes ejemplos de transformación política, económica y social de las últimas décadas. Transformación que se ha dado, además, en la dirección opuesta a las políticas que EEUU a través del Fondo Monetario Internacional a impuesto a una gran parte del planeta, y que hoy en día la mayoría rechaza.
En una década Brasil pasó de ser un gigante crónicamente enfermo y aquejado de raquitismo económico, a hablarle de tú a tú a las grandes potencias mundiales.
Lo más relevante del proceso brasileño es que desde 1989, Lula y el Partido de los Trabajadores fracasaron hasta tres veces en su intento de ganar las elecciones presidenciales, consiguiéndolo sólo a la cuarta ocasión, en 2003, 14 años después de su primer intento.
En 1989, en las primeras elecciones presidenciales tras la dictadura militar, Lula y el Partido de los Trabajadores sacaron la mitad de votos que Fernando Collor de Mello. En las siguientes, en 1994, al frente de una amplia coalición en la que se integraron, entre otros, el Partido Socialista Brasileño, el Partido Comunista de Brasil, el Partido Popular Socialista o el Partido Socialista Unificado Brasileño, Lula aumentó en un casi un 50% sus votos. Sin embargo, no fue suficiente para ganar a Fernando Henrique Cardoso, que también le duplicó en número de votos. "El PT había conseguido aumentar en un ¡470% su respaldo electoral! "
El gigante carioca
En todo el planeta se habla del milagro brasileño como uno de los más sorprendentes ejemplos de transformación política, económica y social de las últimas décadas. Transformación que se ha dado, además, en la dirección opuesta a las políticas que EEUU a través del Fondo Monetario Internacional a impuesto a una gran parte del planeta, y que hoy en día la mayoría rechaza.
En una década Brasil pasó de ser un gigante crónicamente enfermo y aquejado de raquitismo económico, a hablarle de tú a tú a las grandes potencias mundiales.
Lo más relevante del proceso brasileño es que desde 1989, Lula y el Partido de los Trabajadores fracasaron hasta tres veces en su intento de ganar las elecciones presidenciales, consiguiéndolo sólo a la cuarta ocasión, en 2003, 14 años después de su primer intento.
En 1989, en las primeras elecciones presidenciales tras la dictadura militar, Lula y el Partido de los Trabajadores sacaron la mitad de votos que Fernando Collor de Mello. En las siguientes, en 1994, al frente de una amplia coalición en la que se integraron, entre otros, el Partido Socialista Brasileño, el Partido Comunista de Brasil, el Partido Popular Socialista o el Partido Socialista Unificado Brasileño, Lula aumentó en un casi un 50% sus votos. Sin embargo, no fue suficiente para ganar a Fernando Henrique Cardoso, que también le duplicó en número de votos. "El PT había conseguido aumentar en un ¡470% su respaldo electoral! "
"El PT había conseguido aumentar en un ¡470% su respaldo electoral! "
Cuatro años después, en 1998, Lula volvió a ser derrotado, pero esta vez las distancias ya se habían estrechado. Mientras Cardoso no conseguía elevar su techo electoral, la coalición de Lula y el PT aumentaba nuevamente sus votos en un 30%.
Y así, finalmente, a la cuarta vez, en 2002, se producía un vuelco histórico. A pesar de que sus rivales seguían manteniendo el mismo número de votos, Lula multiplicó por dos los suyos. Entre 1989 y 2002, el PT había conseguido aumentar en un ¡470% su respaldo electoral!
Fue la persistencia en defender una y otra vez un programa justo de redistribución de la riqueza y soberanía nacional, la determinación, elección tras elección, de ir ganándose el apoyo y el voto de la mayoría de la población, la voluntad política de levantar un amplio frente de unidad, en el que cabían desde el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra hasta los representantes del empresariado de Sao Paulo, la que acabó finalmente transformando a Brasil, llevándolo por otro camino y con otra política completamente distinta.
La revolución ciudadana
De igual manera, en Ecuador, a principios del año 1999, se fundó la organización Jubileo 2000 Red Guayaquil, una organización civil que investigaba, denunciaba y buscaba resolver el problema de la deuda externa del país. A este movimiento se incorporaron Iniciativa Ciudadana, Acción Democrática Nacional, Partido Socialista, Frente Amplio y Alianza Bolivariana Alfarista, junto a amplios movimientos sociales. La constitución de una frente político común encabezado por Correa no llegó hasta el año 2006, uniéndose más de 30 organizaciones a las citadas anteriormente.
El proceso duró 11 años desde la fusión del Partido Socialista y el Frente Amplio hasta los acuerdos de la segunda vuelta de las elecciones del 2006, en la que se sumaron aún más organizaciones. Pero el proceso se extendió hasta la aprobación de una nueva Asamblea Nacional Constituyente en la que el Movimiento Alianza País, encabezado por Rafael Correa obtuvo el 70% de los votos, 80 escaños de 130. Tras la victoria se inició una dura batalla legal de la oposición contra los resultados obtenidos por Alianza País, batalla que se perdió en los tribunales, y se perdió en la calle con cientos de miles de ecuatorianos apoyando el proyecto encabezado por Correa. Tan solo dos años después se organizaron las primeras primarias de la historia de Ecuador, eligiendo a los candidatos en asambleas por todo el país. Se iniciaba así lo que se ha dado en llamar la evolución ciudadana de Ecuador.
Aprender de los errores
Paralelamente, en 1997, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia, se alió con diferentes organizaciones indígenas del cada vez más fuerte movimiento cocalero. Cara a las elecciones el MAS se fusionó con Instrumento de Soberanía Popular y la Confederación de Trabajadores del Trópico Cochabambino, del que era presidente Evo Morales. Durante aquellos años el MAS lideró las movilizaciones por la recuperación del gas y los hidrocarburos, entregados a las multinacionales durante el gobierno de Sánchez de Lozada. "Se iniciaba así lo que se ha dado en llamar la evolución ciudadana de Ecuador."
"Se iniciaba así lo que se ha dado en llamar la evolución ciudadana de Ecuador."
Cinco años después de durísimas luchas, represión y organización popular, en las elecciones del 2002 el MAS, con Evo Morales a la cabeza, obtuvo el 21% de los votos, quedando en segundo lugar. Toda la oposición se unió para impedir que Evo Morales llegara a ser presidente. No fue hasta las elecciones del 2005, que el MAS obtuvo casi el 55% de los votos en la primera vuelta, accediendo directamente al gobierno.
Cuatro años después la victoria del MAS alcanzó el 63% de los votos gracias a una política de “frente amplio” que corrigió dos errores. Por una parte las desviaciones “izquierdistas” que dentro del MAS se alejaban de los intereses de las clases medias y de los empresarios castigados también por la política de sometimiento a los intereses norteamericanos. Y por otro el tratamiento incorrecto de las contradicciones con las autonomías del país que reclamaban mayor respeto a sus diferentes identidades, denunciando la intervención norteamericana a través de los movimientos nacionalistas, pero, al mismo tiempo, dando conciencia, capacidad de decisión y organización a la gente en torno a la idea de cómo la soberanía y la unidad del país fortalecen las libertades en cada autonomía.
Éste es el camino
Éste es el camino que debemos seguir, la única forma de construir una alternativa. ¿Cuáles son las enseñanzas?
En primer lugar que si la línea es justa la gente la apoyará. Así, tanto en Brasil, como en Ecuador o en Bolivia, la defensa de la soberanía nacional, la redistribución de la riqueza, la ampliación de la democracia y la capacidad de decisión de la gente, han sido claves del programa y de la línea desarrollada por el PT, el MAS y Alianza PAIS. Defender estos puntos como irrenunciables, no renunciar a ellos sino desarrollarlos de forma persistente.
Y en segundo lugar la existencia de una organización, un partido que unido como un piña, se plantea con determinación y voluntad la conquista de este programa, cueste lo que cueste. Entre 12 y 15 años es el tiempo que en los tres casos ha costado levantar una alternativa popular que consiguiera aspirar a dirigir el país. Con represión, persecución, boicot, y con todos los medios económicos, legales y mediáticos en contra, solo desde la persistencia, la independencia y la determinación se han hecho posibles proyectos populares, democráticos y antihegemonistas de transformación.
De esto debemos aprender. Debemos trabajar por la construcción de un partido, de nuestro propio partido, de un proyecto político que defienda este programa y persista en unir al 90% de la sociedad en torno a él, en un Frente Amplio de Unidad.
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