Hay una antigua fábula china llamada "El Viejo Tonto que removió las montañas".
Cuenta que hace mucho tiempo vivía en el Norte de China un anciano conocido como el Viejo Tonto de las montañas del Norte. Su casa miraba al Sur, y frente a ella, obstruyendo el paso, se alzaban dos grandes montañas: Taijang y Wangwu. El Viejo Tonto decidió llevar a sus hijos a remover con azadones las dos montañas.
Otro anciano, conocido como el Viejo Sabio, los vio y, riéndose, les dijo: "¡Qué tontería! Es absolutamente imposible que vosotros, siendo tan pocos, logréis remover montañas tan grandes." El Viejo Tonto respondió: "Después que yo muera, seguirán mis hijos; cuando ellos mueran, quedarán mis nietos, y luego sus hijos y los hijos de sus hijos, y así indefinidamente. Aunque son muy altas, estas montañas no crecen y con cada pedazo que les sacamos se hacen más pequeñas. ¿Por qué no vamos a poder removerlas?" Después de refutar la errónea idea del Viejo Sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas ambas montañas.
Hoy, sobre el pueblo chino pesan también dos grandes
montañas, una se llama imperialismo y la otra, feudalismo. El Partido Comunista
de China hace tiempo que decidió eliminarlas. Debemos perseverar en nuestra
decisión y trabajar sin cesar; también conmoveremos a Dios. Nuestro Dios no es
otro que las masas populares de China. Si ellas se alzan y cavan junto con
nosotros, ¿por qué no vamos a poder eliminar esas montañas?
Mao Tsé Tung. 11
de junio de 1945
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