miércoles, 8 de agosto de 2012

¡Miserables!

Es toda una radiografía de los efectos de los recortes en la educación de nuestros hijos. Ya no solo está afectando al nivel de enseñanza que puedan aspirar, condenndo a los hijos de las clases trabajadoras al fracaso escolar. También están jugando con su pan.
 
 
 
 
Hace unos días, en un programa de máxima audiencia de la televisión autonómica catalán, TV-3, se “coló” el director de la escuela Josep Boada, de un barrio obrero de Badalona, alertando del drama que pude suponer que algunos alumnos no puedan comer en en la escuela: “Muchos niños no comerán o no harán una comida en condiciones”.No es una anécdota “sensacionalista”. Aumentan demasiado rápido las familias que no pueden pagar el comedor de sus hijos, y recurren a la “fiambrera”. La respuesta del gobierno catalán no puede ser más miserable. Ha decidió cobrar tres euros diarios por cada alumno que recurra al “tuwper”.
Es toda una radiografía de los efectos de los recortes en la educación de nuestros hijos. Ya no solo está afectando al nivel de enseñanza que puedan aspirar, relegando a los hijos de las clases trabajadoras a un limbo que los condena al más absoluto fracaso escolar.

Sino que determina directamente el nivel de vida, en un estrato tan fundamental como es el de la alimentación.
Entre un 15´% y un 20% de los alumnos que acude a las escuelas públicas españolas están prescidiendo de comedor por motivos económicos. El menú diario oscila entre os 4,25 euros en Valencia o los 6,20 euros en Cataluña.

Para las 1,7 millones de familias con todos sus miembros en paro, el gasto de entre 85 y 120 euros por mes e hijo en el comedor es un dispendio inasumible.

Unicef alertó la semana pasada de que 2,2 millones de menores españoles viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza, y que esta ya afecta a más niños que adultos. En Cataluña, la Federación de Entidades de Atención a la Infancia y Adolescencia (Fedadia) ha alertado de que la malnutrición ya alcanza al 4,4% de los niños.

No está pasando en un país del Tercer Mundo. Está pasando en España. En familias de clase obrera de los barrios mas populares y castigados en Cataluña, Valencia, Madrid o Extremadura.

¿Cuál ha sido la respuesta de la clase política ante esta emergencia? La del más mezquino contable, la del más miserable gestor de los intereses de una ínfima minoría a costa de los sufrimientos de la mayoría.
El gabinete de Artur Mas ha decretado que los alumnos “pueden” llevar su comida de casa. Pero deben pagar el mantenimiento de las neveras o los microondas. En resumen, te pasan una factura de tres euros por día, 150 euros mensuales.

La miseria de la más retrógrada burguesía catalana elevada a su máxima potencia. El mandato del FMI y Bruselas, de Washington y Berlín, elevándose como una guillotina sobre los más débiles. ¿Qué tienes problemas para garantizar la alimentación de tus hijos? No te preocupes. ¡Nosotros te cobramos una factura extra!
El gobierno valenciano se ha sumado a la “buena nueva”, y cobrará 1,45 euros en lugar de tres. Extraordinaria generosidad.

Hace tres meses, se nos informaba de que los grandes prebostes de la política catalán cobran 3.000 euros de dieta por reuniones que duran diez minutos. Estos mismos personajes son los que niegan a nuestros hijos un comedor que cuesta 6 euros diarios.

¿No merecen que se les juzgue por sus crímenes? ¿Es que estamos dispuestos a que esta gente juegue, no ya con el futuro, sino incluso con el pan de nuestros hijos?




Cosas de niños

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